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sábado, 23 de noviembre de 2024


 

Garrotillo

Nombre con el que se conocía en el siglo XIX a lo que hoy llamamos difteria. Se trata de la infección de un bacilo que provoca la aparición de falsas membranas en las superficies mucosas del sistema respiratorio y digestivo superior. La enfermedad ataca con más saña a los niños y les provoca ardor en la garganta, dificultad al respirar, piel fría, exudados mucosos grisáceos, inquietud, fiebre. En bastantes casos, uno de cada cuatro, la víctima moría al ocluírsele las vías respiratorias. La muerte era similar a la del garrote vil (una forma de ejecución practicada en la época) y de ahí el nombre.

La enfermedad se contagia por las secreciones de las personas infectadas y, en ocasiones, los padres y familiares que no enfermaban tanto se convertían en los focos de infección de sus hijos de los hijos de los vecinos sin darse cuenta. La falta de higiene y la mala alimentación producto de la guerra favorecían la expansión de la enfermedad.

Los síntomas de la enfermedad aparecen entre los 3 y los nueve días después del contagio y las personas infectadas pueden trasmitir la enfermedad entre dos y cuatro semanas después del contagio.

El Garrotillo de Francisco de Goya. Imagen de dominio público

La enfermedad es bastante antigua, pero en España se empezó a conocer y estudiar en el siglo XVI, con la llegada de las corrientes renovadoras que supusieron en Renacimiento italiano. A principio del siglo XVII ya se empezó a denominar como difteria por los estudiosos médicos (Juan de Soto), pero en las zonas rurales se seguía conociendo como garrotillo y estaba dentro del saber popular hasta el punto de hacer refranes con ella: "da lo mismo morir de moquillo que de garrotillo".

Ya a finales del XVII se practicaban traqueotomías a los enfermos de garrotillo, pero, claro, solo aquellos que tuvieran la suerte de acudir a un médico que conociera el método (poco en realidad). Los médicos rurales se limitaban a arrancar las secreciones que obstruían las zonas respiratorias (como si fueran las anginas) y esperaban que el paciente sanara antes de reproducirlas. Algunos aún realizaban sangrías para sacar el mal del enfermo (esto no ayudaba nada porque debilitaba al paciente).

Como ya dijimos en el artículo de la fiebre amarilla (20944 Ver), matar a un personaje adulto de difteria en una partida sería algo maligno, pero si fuera necesario, considera acciones extendidas de Vitalidad, con una tirada de diaria y con 3 éxitos para sobrevivir. Cada fracaso añadirá una penalización de un grado de dificultad a todas las TA del personaje. Cuando la penalización sea superior a 3 grados de dificultad, no se incrementará y empezará a perder el d- como daño. Una cura exitosa reducirá en un grado la penalización, pero no curará al paciente. Eso solo lo logrará sacando 3 éxitos en la TA de Vitalidad. Aún después de sacarlos, permanecerá un par de semanas en estado débil, incapaz de realizar acciones físicas importantes (andar y eso, sí, pero viajar, cargar peso, pelear, no).

 

 

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«Vengo asqueado de Alemania y su Führer.»

Conde Ciano