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Marinero británico en Cádiz
Ilustración de un marinero. Picturesque Representations of the Dress and Manners of the English (1814). William Alexander. Licencia Dominio Público.
Ficha de personaje
PROFESIÓN: marinero británico destacado en la bahía de Cádiz
Pasos
Infancia (14 años)Características y atributos
CUE 8 FUE 4 VIT 7 RES 6Habilidades (valores sin atributos)
Artesanía (coo ) carpintería: 9Ingresos y nivel económico
Renta al mes: 510 reales (r)Historia
Londres es una ciudad enorme pero para alguien de clase baja, limitado por los dineros, puede hacerse muy pequeña. Hijo no deseado de un comerciante siempre de viaje y de una costurera rápida con la vara, en cuanto tuvo edad para ser grumete de cualquier barco, empezó a incordiar al capitán de un pesquero, hasta que le dejó subirse a bordo. Ningún otro tripulante subía y bajaba por la tramoya con la agilidad con que lo hacía él.
Así aprendió un oficio en el que se sentía cómodo. Sin embargo, incluso el amplio horizonte del mar le parecía demasiado cercano y ansiaba saber que había al otro lado.
Así es como acabó alistándose como infante de marina. Que ya supiera mantenerse derecho sobre cubierta y tener las tripas bien quietas le suponía una ventaja en las labores de soldadesca a la hora de desembarcar.
Estos fueron años duros, pues él prefería de su trabajo conocer tierras nuevas y gentes distintas, más que conquistar las unas y matar a las otras. De esta vida sacó su carácter recio y una fea herida en la pierna, fruto de una esquirla de madera que se le clavó al golpear una bala de cañón en la borda.
Aunque aún era joven y estaba próximo a un ascenso, solicitó y le fue concedido el traslado a un puesto en la tripulación de uno de los mismos barcos de guerra británicos que le transportaran como infante. Así se mantuvo dentro del ejército pero en un puesto que no requiriera mirar tan a menudo a los ojos del enemigo.
En su primera misión acabó llegando a Cádiz, en uno de los barcos británicos que bloquearían el asalto de los franceses por mar a esta ciudad.
Así es como se ha enamorado de la cultura andaluza, aprendiendo el idioma e integrándose razonablemente bien con los habitantes de la Tacita de Plata. Tanto, que no sería de extrañar que cuando la guerra cambie de rumbo y los españoles empiecen a hacer retroceder a Napoleón, él quiera volver a sus tiempos de infante de marina para unirse a las tropas de a pie. En realidad, una excusa para ver más de este país y quizás llegar a plantearse quedarse en él.
De hecho, conoce a suficientes personas en Cádiz como para que, de manera informal, sin estar de servicio, se meta en los asuntos de los españoles, incluso en alguna aventura para fastidiarle la vida a los franceses.