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Periódicos de la Guerra de la Independencia
Introducción
Antes de la Guerra de la Independencia las imprentas estaban controladas por el poder (absolutista recordamos) y se dedicaban a cosas «importantes». Libros, decretos, bandos y esas cosas. Se publicaba alguna cosa fuera de control, pero de forma reducida y casi testimonial. Todo cambiaría en 1910 cuando las Cortes se reunieron y, entre otras cosas, aprobaron la «Libertad de Imprenta» que venía a decir, más o menos, que los impresores podían imprimir aquello que considerasen. Eso desató una fiebre de publicaciones, muchas efímeras y locales, a las que podría denominarse la primera prensa política de la historia de España. Siendo una época tan convulsa y activa en las ideas políticas, no es de extrañar que los primeros periódicos se parecieran más a panfletos políticos que a medios de comunicación.
El papel no era un bien habitual y mucha gente conservaba los periódicos para darles utilidad posterior. No era raro ver a un vecino con un periódico bajo el brazo que acabada de comprar o recibir (no todos se pagaban) en la plaza del pueblo. En esta serie de artículos que comenzamos, hablaremos de algunas de las cabeceras de esos años para que tus PJ puedan saber de qué periódico se trata (a veces, bastaba ver el periódico para saber de qué pie cojeaba el caballero).
A modo de ejemplo de este primer artículo introductorio hablaremos de una cabecera concreta y la multitud de publicaciones que compartieron nombre, aunque no línea editorial. En próximos artículos, desvelaremos otras cabeceras importantes y comentaremos los periódicos por su lugar de publicación.
La Abeja
Bajo esta cabecera se publicaron muchos periódicos diferentes que a veces no compartían ni la misma ideología, pero que nacieron en Cataluña y acabaron editándose en toda España.
La primera referencia a un periódico con nombre La Abeja es de 1808 y, en concreto, La Abeja Político-Literaria. Se imprimió en Barcelona entre 1808 y 1809 (antes de la liberación de las imprentas). Parece ser que su redactor, Manuel Antonio Igual, era afrancesado e irreligioso y ambas ideas están en su periódico de forma bastante clara (incluso llega a presumir de haber actuado de escribano en una causa de los franceses contra españoles en junio de 1808).
Portada del suplemento dominical de la Abeja Manresana
No volveríamos a ver la cabecera hasta 1812 en Manresa y duraría hasta 1913. Se hace referencia a ella en algunos libros y guías de viajeros aunque sus características son desconocidas. Conocida como Abeja Manresana se imprimían en la imprenta de Abadal con tamaño folio. Hubo una segunda Abeja Manresana en 1813 en la misma imprenta, pero salvo que se imprimía en cuartillos (14,8x21, página doblada) mucho más no sabemos de ella. No debió durar mucho porque otra abeja de Manresa aparecería más tarde (hablaremos de ella más adelante).
Portada del periódico Abeja Española
Pocos meses después de la primera de Manresa, septiembre de 1812, aparecería en Cádiz un periódico de cuatro hojas en octavillas (11x16 cm, el pliego doblado dos veces) de publicación diaria. Se le conocía como La Abeja Española y llegaron a salir 354 números al precio de cinco quartos, aunque admitía subscripciones anuales y mensuales. También admitía publicaciones de terceros (pagando) siempre que no contradijeran la línea editorial del periódico (y que podríamos considerar el germen de la publicidad en prensa). En su presentación inicial aseguraban que no iban a ser partidistas, pero su línea editorial se acercaba más a las ideas liberales y radicales (en especial estas últimas con artículos contrarios a la religión). Aunque el periódico se imprimía en Cádiz, se reimprimió en otros lugares (como Madrid) por imprentas locales. En agosto de 1813 dejó de imprimirse por, según sus editores, voluntad propia.
El 16 de Enero de 1814 también empezó a publicarse Abeja (La) Madrileña de ideas liberales. Cada número estaba realizado en un folio y primero se imprimió en la Imprenta de Villalpando y luego en la de Viuda de Vallín. Se hicieron 106 números más un número final de mayor tamaño. El periódico fue editado por uno de los editores de La Abeja Española (Bartolomé José Gallardo) quién, además, era bibliotecario del Congreso de los Diputados. Al trasladarse el Congreso a Madrid, este se trasladó con él y allí fundó este periódico. El periódico era bastante satírico y como el autor conocía de primera mano los entresijos de las Cortes, no tenía reparo en airearlos entre burlas y chascarrillos. En el número final, anuncian el cierre del periódico debido a que los aires de Levante no les sientan bien (lo que es una clara alusión a la llegada del rey a Madrid).
Hay una tercera Abeja Manresana que empezó a publicarse en 1814. Cada número constaba de 3 cuartillos (14,8x21, página doblada) y se imprimía sin día fijo de publicación, aunque contaba con licencia (autorización del Gobierno). Sus ideas políticas eran absolutistas y eran grandes defensores de la restauración de Fernando VII en el trono (NdA: quizás sería conveniente recordar que Fernando VII regreso a España a través de Cataluña y que parte de las Juntas no quería su restauración mientras no jurara la Constitución de 1808).
Y sin salir de Cataluña, había una Abeja más, la Abeja Barcelonesa, de la que desconocemos características o impresión pero que sale mencionada en un auto de la Inquisición de 1815 en el que queda prohibida su lectura. Sospechamos que su línea editorial era demasiado antirreligiosa para los serios señores de la Inquisición. La misma suerte corrió la La Abeja Político Literaria La Abeja Española y la La Abeja Madrileña de las que ya hemos hablado en este artículo. Ninguno de los periódicos se editaba ya en 1815, pero la Inquisición ordenó no leerlo y que se recogieran sus ejemplares (por si alguno había cometido la desfachatez de guardarlos o, dicho de otro modo, estar en posesión de uno no era saludable si te visitaba la Inquisición).
Los datos de este artículo se han extraído de: «Los periódicos durante la Guerra de la Independencia» (1808-1814) por Don Manuel Gómez Imaz. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2011.