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Draco de Monta
Los dracos de monta son casi exclusivos de las tribus vettenas al sureste de los Pueblos Frey. Son unos lagartos de gran tamaño que poco tienen que ver con los dragones, aunque su aspecto sugiera lo contrario. Suelen usarlos como bestias de carga o monturas por su gran fuerza y son capaces de trepar por casi cualquier superficie (se requiere una habilidad independiente para esta montura debido a su peculiaridad y complejidad).
Suelen tener una esperanza de vida de unos treinta años, alcanzando la adultez en apenas tres. Son fértiles a partir de los cinco años y las hembras suelen depositar nidadas de hasta ocho huevos dos veces al año. Se han dado casos de partenogénesis, aunque los descendientes son estériles y visiblemente más débiles que los nacidos de macho y hembra. Su tamaño puede alcanzar los cuatro metros de largo y casi dos metros y medio de altura. Suelen pesar entre quinientos kilos a una tonelada.
Son carnívoros y necesitan consumir de media unos quince a veinte kilos de carne cada dos días.
Tienen una gran resistencia al daño gracias a sus escamas (3 puntos de armadura en todas las localizaciones; 60 puntos de vida). Sus extremidades terminadas en garras suponen unas armas formidables (ataque 16; daño Tipo I+4; dos ataques por turno), junto una gran boca llena de colmillos del tamaño del dedo de un hombre (ataque 18; daño Tipo I+6) y un par de cuernos en la cabeza (ataque 16; daño Tipo I+4; requiere una carga de dos metros mínimo, si no el daño baja a Tipo 0+4). Poseen una larga y musculosa cola que usan como contrapeso corriendo. Son muy rápidos y pueden alcanzar casi sesenta kilómetros/hora si no llevan peso encima, aguantándola varios minutos antes de caer exhaustos.
Es muy complicado criar a estas criaturas, siendo lo más habitual que sean semi domésticos. Al ser reptiles no tienen ningún tipo de empatía como ocurre con los mamíferos. Si su amo da señales de debilidad, hay una gran posibilidad de que el reptil le ataque. Los vettenos suelen llevar unas varas de roble con la que les sacuden en los cuernos cuando se empiezan a poner agresivos, no se sabe por qué, pero esto los tranquiliza por un tiempo.
Como decíamos al principio es casi imposible encontrar estos seres fuera de las tierras vettenas. Lo difícil de su crianza y su manejo los hacen poco interesantes para tierras más civilizadas, salvo, quizás, como una curiosidad o coleccionismo, en cuyo caso pueden alcanzar sumas astronómicas para los afortunados que sean capaces de hacerse con uno y regresar al mundo conocido.