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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Alcázar de la Vega

Mapa Alcazar de la Vega

Alcázar de la Vega

Localizada al este de Villa Horné (18843 Ver), la ciudad es un próspero punto de comercio. Su famoso mercado, que da nombre a todo un barrio de la misma, es lugar de encuentro, pudiendo encontrar de las más diversas mercaderías en sus puestos y tiendas.

Historia

¡Bien mi joven amigo!, así que quieres contratar al viejo Gundemaro para que te guie por la ciudad… Has de saber que aquí nada es gratis… sí, esto será suficiente por ahora. Antes de enseñarte la ciudad has de conocer un poco de su historia. ¿Que por qué? ¡Hay juventud impaciente! ¿Cómo pretendes saber dónde está cada cosa si no sabes el porqué de su ubicación? Coge un plato de gachas y esa cerveza y vente junto al fuego, que esta posada es de lo mejor de la ciudad. Así, ahora escucha lo que he de contarte.

Nuestra ciudad, en sus orígenes, estuvo regida por una familia de comerciantes, pero en su decadencia, la Orden de Helius tomó el control y ahora mantiene a Alcázar de la Vega en una era de prosperidad.

Inicialmente, hará unos trescientos años, los asentamientos locales usaban la explanada que se convertiría en el barrio del mercado como punto de encuentro y trueque. Con el paso del tiempo, más y más vinieron a comerciar, lo que llevó a la necesidad de la creación de unos establecimientos permanentes en la explanada. Una serie de posadas fortificadas abrieron, ofreciendo protección a los comerciantes frente a los bandidos que empezaron a merodear por la zona. Algunas de estas aún siguen en la ciudad.

Una familia de comerciantes, los Zarco, empezaron a abrir nuevas posadas y construir casas y talleres que luego alquilaba a los comerciantes. Dicha familia se enriqueció y sus miembros construyeron una mansión en lo alto de una loma cercana.

Durante un siglo aquel asentamiento creció hasta convertirse en una pequeña ciudad comercial. Los Zarco trajeron muchos artesanos y les dieron facilidades económicas para asentarse. Igualmente, construyeron una muralla de madera que englobaba parte del barrio del mercado y el barrio de los artesanos.

En aquel entonces se instalaron en la loma algunos miembros de la nobleza menor (hijos segundones de familias importantes y algunos hidalgos con buenos dineros) y se edificó una muralla de piedra en torno a toda la cima. Los miembros de las clases bajas empezaron a llamar a esta zona “El Distrito Real”, nombre con el que finalmente terminó quedándose.

Antes de seguir, déjame que te hable de los sacerdotes. La Orden de Helius se formó casi a los comienzos de la ciudad para ofrecer consuelo espiritual y sanación a sus habitantes. Fundada por un campesino que recibió una señal mística llamado Marcel, empezó como una pequeña tienda hecha de tela entre todos los puestos de aquel lugar. Con el tiempo, el predicar de Marcel fue calando y llegó a reunir los dineros para la construcción del templo que ahora se encuentra en el Barrio del Mercado.

Te cuento esto porque el crecimiento quedó enturbiado cuando hace unos ciento cincuenta años estallaron una serie de reyertas, de las que no sabemos la causa exacta dado que no quedan muchos pergaminos de aquel entonces, y el Templo jugó un papel fundamental en aquel tiempo.

Los sabios locales creen que la decadencia de los Zarco les pasó factura, y añaden que en los escritos supervivientes de esa época ya indicaban un cierto malestar por precios abusivos y algunos procesos por brujería en el barrio de los artesanos. Lo que sí saben es que, tras el asesinato de Bernabé, el último de los Zarco, la ciudad cayó en una barbarie y caos que reinaron durante unos veinte años. Varias familias, como los Perdomo o los Venegas guerrearon entre ellos por el control. Esta fue una época dorada para los mercenarios; Fueron los llamados Tiempos Convulsos.

Las luchas entre familias fueron creciendo en escalada. Nada era demasiado bajo o mezquino. Violaciones, asesinatos, asaltos, robos, magia… Cualquier cosa que pudiese ofrecer una ventaja significativa lo usaron con cruda precisión. Como imaginarás, muchos quisieron emigrar, pero los mercenarios que guardaban las puertas evitaron la fuga de artesanos y laboreros a palos. Fueron unos tiempos muy oscuros para esta ciudad. Todo parecía perdido cuando la esperanza surgió del Templo de Helius.

Urraca Ventura

Urraca Ventura

El templo jamás abandonó su función de centro de sanación, tanto espiritual como corporal, y, cuando estallaron los disturbios, muchos buscaron refugio en sus muros. De poco sirvió, ya que el edificio fue saqueado varias veces y algunos de sus monjes y clérigos agredidos o muertos. El abad en aquel entonces, Saulo Rangel, decidió romper con la tradición y contratar mercenarios para proteger al templo y a sus fieles. Como requisito, se exigía a los mercenarios que se contratasen el convertirse a la fe de Helius. Fue un fracaso en parte, ningún grupo mercenario quería abrazar una fe pacifista. Digo en parte porque una mercenaria llamada Urraca Ventura se les unió. La tradición nos dice que era una excelente esgrimista de alma bastante oscura, igual que sus cabellos, que buscaba la forma de expiar su alma. Adoptó la fe de Helius y tomó los hábitos blancos y dorados de la orden. Su primera acción, dicen, fue proteger a la Orden de una banda de asaltantes, a los que malhirió, pero no mató. Después de aquello, se reunió con el abad y durante una tarde estuvieron discutiendo. Cuando salió, tomó un grupo de cuatro jóvenes y los entrenó en diversas técnicas militares. Aquel fue el origen del brazo armado de Helius. Durante los siguientes años de caos que asolaron nuestra ciudad, el Templo se tornó en un símbolo de seguridad y estabilidad. A la muerte de Saulo, Urraca se convirtió en la nueva abadesa y empezó una serie de cambios en la Orden. Algunos monjes no estaban de acuerdo con la dirección militarista que estaba imponiendo y abandonaron.

Urraca sabía que durante los tumultos debía fortificarse y crecer en poder, pero si llamaba la atención, los lobos se le echarían encima. El resultado fue que, en el año final de los Tiempos Convulsos, abrió las puertas del templo y una hueste de monjes-guerreros fueron retomando la ciudad, calle por calle, de todos los mercenarios y saqueadores que se habían establecido como caciques locales. Una vez la parte baja estuvo asegurada, los monjes se dirigieron y asaltaron el Distrito Real. Tuvieron muchas pérdidas, pero llegaron a tomar el castillo, con la Abadesa Urraca al frente.

Conforme cayó su último opositor, Urraca se sentó en el trono del castillo y tomó las riendas de esta ciudad. La Orden de Helius se convirtió en una fuerza militar a tener en cuenta en la región y trasladaron su centro de poder del Templo de Helius al castillo. A los monjes que abandonaron la Orden, Urraca les permitió regresar a su templo y seguir con sus creencias pacíficas, dividiendo la Orden en dos brazos, el militar y el hospitalario. El primero se ocuparía de proteger a la ciudad de las amenazas externas, labor que han llevado con excelencia con la derrota de las tribus salvajes de las montañas al sur, los Huas·quis. El segundo se ocuparía de ayudar a la población local de la mejor forma que pudiesen, siendo financiados por la rama militar.

Para evitar el abuso de poder, Urraca creó un consejo entre mercaderes, artesanos, campesinos y la propia Orden para que se debatiesen las cuestiones importantes. Una de las primeras medidas que tomaron fue la creación de un cuerpo de guardia para proteger a la ciudad intramuros y la construcción del presidio donde aún se alojan. También le dieron a su capitán un asiento en el consejo por lo importante de sus funciones.

Este sistema funcionó y nuestra ciudad se recuperó. Creció hasta superar sus muros, lo que hizo necesario que tirásemos la muralla y la ampliásemos dando cabida a una nueva zona que más tarde llamaríamos Barrio Nuevo.

Ahora Alcázar de la Vega es una rica ciudad llena de bulliciosas calles en la que es posible encontrar cualquier cosa… si uno sabe dónde mirar. Bien, así que quieres más, pero por hoy hemos terminado. Mis huesos son viejos y es mejor que los descanse bien. Mañana nos encontraremos donde hoy y empezaremos la visita a la ciudad en cuanto pagues lo acordado… ¡Ah! No olvides de pasar el travesaño de la contraventana, que esta es zona del Gremio de Piolines. ¿Qué que es un piolín? Es nuestra forma de llamar a los ladronzuelos de la ciudad. Advertido quedas.

 

 

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Cita

«Pobre Adolf, todos te han traicionado y abandonado.»

Eva Brown