Llego hasta aquí
2x14 - El gato de las nieves
Las nieves les sorprenden en su camino hacia el norte. Patas, Bigotazos y Perezoso parecen alegres por el cambio de la rutina y aunque andar por la nieve debe ser más cansado, a veces trotan con ligereza mientras sus enormes patas se hunden en el manto blanco. Los seis esclavos también bromean con la nieve e intercambian bolas con mucho cuidado de no molestar a ningún otro miembro de la caravana. Bim y Sim, los guerreros les lanzan algunas a traición, pero los jugadores hacen bien en ignorarles. Reina el buen humor en la caravana a pesar de que el camino se hace largo y las noches son frías.
Es a la segunda noche cuando Motaas escucha el sonido de pasos más allá del fuego del campamento; no puede identificarlos, pero están ahí, como si un conejo saltara y se hundiera en la nieve que es cada vez más copiosa. La caravana se alerta y pasan la noche en vela vigilando los sonidos. Estos siguen ahí, pero cualquier intento de descubrir su origen, resulta en fracaso.
El día siguiente es más duro, no solo hay más nieve, sino que la falta de sueño agria el viaje. Todo es más complicado y hasta los bueyes lanudos parecen sentir el peso de su carga. Por la noche vuelve el ruido y la preocupación de la caravana. Kel es el único que duerme, aunque lo hace de pie, apoyado en una lanza. Las orejas de Mootas se pasan toda la noche erguidas. Cuando amanece, algunos miembros de la caravana se alejan del campamento para buscar el origen del ruido y Lobo acaba descubriendo varias huellas de felinos, bastante profundas que parece caminar a veces a dos patas y a veces a cuatro.
-Parece un gato de las nieves -asegura Mootas, pero Aarthalas no está conforme:
-Demasiado pesado para ser un gato de las nieves y su huella es muy pequeña para ser un animal más grande.
A la cuarta noche sobre la nieve, los ruidos vuelven y la alerta vuelve a incomodar el descanso.
-Está tratando de cansarnos -advierte Lobo y ordena que todos vayan a dormir. Él guardará el sueño del grupo. El cansancio acumulado es mucho, pero algo se duerme. No es un sueño reparador.
Si los cálculos de Lobo no son erróneos, y casi nunca lo son, aún les quedan dos noches sobre la nieve antes de llegar a un grakin donde podrían refugiarse de ese falso gato de las nieves. Es Aarthalas la que hace guardia esa noche y también es cuando su acosador decide acercarse.
Ella le oye acercarse mucho antes de lo que espera y lanza una flecha ardiendo al cielo mientras levanta a sus compañeros con ligeras patadas. La flecha no permanece mucho tiempo en el aire, pero lo suficiente para ver a un mendwan, cubiertos de pieles blancas, paralizado por haber sido descubierto. Camina sobre unos extraños zancos y tras el avanza una decena de salteadores cubiertos por las mismas pieles blancas.
Y ese fue el momento en el que la Caravana del Lobo conoció a la tribu de los gatos de las nieves; en el mismo instante en el que la tribu descubrió que no es buena idea enfrentarse a un lobo.