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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Interludio para un grupo de personajes camino de alguna parte. La partida está pensada para incluirla en medio de una campaña como aventura secundaria. Es fácil relacionar a algunos de los protagonistas con elementos de tu campaña.

El Correo

La Posta del Ahorcado es un pequeño puesto de descanso en cualquier camino que lleve de alguna ciudad importante a otra. Tus personajes han llegado a ella camino de una aventura o de regreso de una misión. Es un alto en el camino, un lugar de descanso y no tienen prevista ninguna complicación. Como tus personajes averiguarán fácilmente, debe su nombre a que ese punto del camino era lugar de ahorcamiento de los bandidos en el siglo pasado. Esa costumbre se perdió, pero no el nombre.

La Posta del ahorcado es una casa de piedra en su primera planta y adobe en la segunda con un tejado de paja y piedras. Es vieja, pero confortable. En la primera planta hay un gran salón con una barra y varias mesas con bancos de madera, la cocina con su alacena donde cuelgan chorizos, jamones y otros productos de matanza; en ella hay una trampilla que da a una bodega no especialmente bien provista. En la segunda planta hay cinco habitaciones con varios jergones y camas cada una más dos dormitorios individuales reservados para visitas de alta alcurnia o damas. El edificio tiene un añadido que se utiliza como caballeriza; las paredes no llegan hasta el techo que se sujeta gracias a recios troncos.

La Posta del ahorcado está atendida por Hilario Manzano, su orgulloso dueño, y Candida Manzano, su mujer, excelente cocinera que por haber nacido en esta época perdió su apellido al contraer nupcias (se apellidaba Grimaldos). Además de los dos, un joven, hijo de ambos, y de nombre Manuel ayuda en lo que puede sin mucho entusiasmo y otro joven, casi en edad de armas, de nombre Juliano es el hombre para todo del lugar. No tiene relación familiar con los dueños, pero lleva mucho tiempo con la familia quienes le acogieron cuando sus padres murieron de fiebres años atrás.

Los huéspedes

La posta no es un lugar de alojamientos de larga duración. Al contrario, los viajeros duermen una noche y continúan su camino. Cada día, cada noche realmente, llegan a la posada gentes diferentes y se marchan tras el desayuno. La noche que los PJ lleguen a la posta habrá o llegarán después una serie de inquilinos. A continuación te los describiremos para que puedas presentárselos a tus personajes. El orden de la descripción no implica un orden de llegada. Hazlos llegar según creas oportuno y haz que los PJ se encuentren con algunos ya allí.

Teniente Costa

Un joven soldado del ejército español que se encuentra de viaje debido a un traslado de una comandancia a otra tras su ascenso. Se le nota cansado y ojeroso como si llevara muchos días en el camino. Su uniforme ha visto días mejores y sus botas también. Su caballo, sin embargo, es espléndido; eso y el sable Klingenthal que lleva al cinto le delatan como miembro de la caballería.

Aparecerá por el camino del norte y si le preguntan dirá que se dirige al sur. Pedirá una habitación individual, pero el posadero no se la dará, aunque prometerá que si no hay mucha gente le dejará la habitación para él solo.

En realidad el teniente costa es el capitán Marcel de los dragones franceses. Su madre es española y por eso habla el español como un nativo. Está en la posta haciéndose pasar por español para descubrir a los cabecillas de un grupo de bandoleros que se le han escapado y que provocaron un enfrentamiento en el que murió todo el grupo, menos los jefes, y un buen puñado de soldados franceses.

Doña Adela de Alba y Cortes

Esta señora viajará en un coche de tiro de dos caballos acompañada del conductor y de un escolta (ambos viajan en el pescante). Su traje es de esos enormes con muchas enaguas y velos y de tela muy cara. Mirara todo con desprecio, como si la suciedad pudiera ser contagiosa, y dejará que el escolta hable por ella en todo momento. Este, un tipo malencarado, exigirá y conseguirá una habitación individual para su señora, conseguirá que le preparen un baño (Manuel se parará un buen rato subiendo cubos de agua caliente). Él y el conductor dormirán en otra de las habitaciones comunales.

El carruaje aparecerá por el norte, pero no le dirán a nadie hacia dónde se dirigen (quizás una precaución sabia habiendo tantos bandidos por el camino).

En realidad, Adela es una prostituta de Madrid a la que las circunstancias han encumbrado más allá de su posición social. Ahora trabajan para el gobierno francés y su objetivo es descubrir e interceptar a un correo de las Cortes de Cádiz que saben que pasará por este camino. Llevan varios días recorriendo el camino y deteniendo e interrogando a cuanto sospechoso se cruzan en él. En las posadas son algo más discretos.

Los hermanos Guzmán

Se les conoce como el Dúo de Bandidos, aunque nadie conoce sus rostros y nadie les reconocerá. Están huyendo de su antigua zona de fechorías porque los franceses habían acotado mucho la zona y era el momento de buscar campos más anchos. Arturo, el hermano mayor, es fuerte y muy moreno, una cicatriz en la mejilla advierte que es un hombre que no le teme a los problemas. Su hermano menor, Agustín, es más pequeño y enclenque y tiene el pelo de un rubio intenso. Sin embargo, llama la atención la intensidad de su mirada. Sus ojos, pequeños, parecen desnudar a la gente (incluida a las mujeres, por supuesto). Es uno de esos tipos que te incomodan en silencio.

Vienen del sur y dicen que se quedarán por la zona varios días mientras buscan trabajo.

Es cierto que son bandoleros y no lo negarán, sobre todo si se han tomado un par de frascas de vino de más, pero hay dos tipos de bandoleros, los que tienen ideales y los que son de la peor calaña. Los Guzmán pertenecen a este segundo grupo porque viendo que los iban a atrapar, traicionaron a todo su grupo, les dejaron entrar en una trampa para aprovechar, que les dieran por muertos y escaparse.

Don Mariano de Santamaría

Vestido de forma impecable, a pesar de los rigores del camino, y de negro, este notario de Madrid viaja hacia el norte para entregar unos documentos. Tiene una carta sellada por las autoridades francesas que le da paso franco por todo el territorio español y exige a quién la lea que le trate de acuerdo a su alta consideración. Exigirá mostrando la carta y conseguirá una de las habitaciones individuales.

Viene del sur y se dirige al norte. No tiene problema en comentarlo pues cree que la carta le protege de cualquier amenaza.

Don Mariano no es notario, ni siquiera se llama Mariano. En realidad es un Correo de las cortes de Cádiz que viaja a Bayona con la misión de entrevistarse con el rey español, el legítimo, no el títere Bonaparte ese que han puesto. Su objetivo es que el rey reciba la Constitución de La Pepa y se comprometa a cumplirla a cambio de que los españoles recuperen su trono.

La familia Lugar

Padre, madre y una hija a punto de ser adulta componen un desventurado trio que recorre el camino tirando de un pequeño carro con sus escasas pertenencias. El padre, Armando, está enfermo y la mujer, Patricia, ha conseguido que el posadero les deje pasar la noche bajo techo. Apenas tienen dinero, pero Hilario es un hombre de buen corazón y piensa que él podría estar en la misma posición que los Lugar si la guerra hubiese pasado por allí. La hija se llama Lucena.

Aunque vienen del norte, se nota que han viajado atravesando los campos pues las ruedas y las ropas están embarradas. Comentarán, si les preguntan, que van recorriendo las granjas de la zona buscando un lugar en el que trabajar.

Los Lugar son lo que dicen ser, unos pobres emigrantes despojados de sus propiedades y tierras. Lucena no es la hija de ambos, sino la hija de una adinerada familia cuyos miembros han desaparecido (quizás capturados por los franceses, quizás luchando en las filas españolas). Los Lugar cuidan de ella en perspectiva de una jugosa recompensa cuando la guerra acabe. La visten y disfrazan de niña para evitar problemas.

Incidentes

A lo largo de la cena, la noche y el desayuno sucederán una serie de incidentes en el que se verán involucrados los PJ sin saber muy bien qué está pasando. A continuación te indicamos esos incidentes, pero puedes añadir los que desees de tu propia cosecha y puedes jugarlos en el orden que te parezca más oportuno.

Acoso sexual

El mayor de los Guzmán, que no es el más inteligente, le hará proposiciones a la joven Lucena. Su insistencia será desagradable hasta el punto en el que la mujer de los Lugar se quejará y se enfrentará al acosador con duras palabras. El padre de familia, debilitado, también se enfrentará y Antonio Guzmán le reprochará que quiere quedarse con las dos para él, que es un bígamo. Le dirá, con mucho tino, que la Lucena ya es mozuela, no una niña, que tiene un olfato especial para olerlas y que no se parece en nada a sus supuestos padres (ni tiene callos en las manos de trabajar en el campo). Afirmará que es una meretriz que viaja con ellos y que van a venderla en la capital. Se ofrecerá a pagar por un revolcón.

Si los PJ no intervienen, el teniente Costa, un caballero español, saldrá a defender a la dama y amenazando al rufián con un duelo le achantará y le obligará a alejarse de la mesa de los Lugar.

El objetivo de esta escena es que todos sepan que los Guzmán son malos tipos y que las familias más inocentes pueden tener algo oculto.

El robo

Doña Adela Alba de Torres aparecerá en una zona común gritando como una loca, casi desfallecida y asegurando haber visto a alguien saliendo de su habitación. Era un hombre, de eso está segura, pero no pudo reconocerle porque llevaba un sayo. Le han robado una joya de su familia, ¡de su pobre madre!, una valiosísima joya que tiene que recuperar. Exigirá, con la ayuda de su escolta, que todos los inquilinos abran sus equipajes para buscar la joya y detener al culpable. Y si no apareciera, se quedarán todos allí hasta que llegue la Hermandad (o la autoridad policial de la zona).

A los Guzmán no les importará que les registren, ni a los Lugar, pero el teniente Costa y Don Mariano se negarán en redondo. Son unos caballeros y la sola insinuación es una ofensa. El primero en negarse será el teniente y el notario le seguirá el juego. El primero teme que descubran sus documentos franceses y el segundo que descubran el objetivo de su misión.

El teniente y el escolta llegarán a amenazarse de duelo si no les permiten registrar la habitación. Y si no lo impiden los PJ, el duelo tendrá lugar en el exterior, momento en el que el cochero aprovechará para colarse en la habitación del teniente. El notario no asiste al duelo y se encierra en su habitación (por si es el siguiente). El duelo a espadas será muy igualado, pero al final se impondrá la disciplina militar y el teniente conseguirá la primera sangre, con lo que considerará restablecido su honor y dará por finalizada la riña. Su rival aceptará el resultado y se disculpará.

Esta escena permitirá saber a los espías afrancesados que el teniente español en realidad es de los suyos (era el Correo más obvio) y prestarán toda su atención en el notario.

El secuestro

La joven Lucena convence a Juliano para que la ayude a escapar. Le cuenta que no es en verdad la hija de los Lugar y que estos la mantienen retenida contra su voluntad. Cree que quieren venderla como esclava en el puerto de Cartagena (sí, tiene una gran imaginación) y quiere que le ayude para encontrar a sus padres quiénes, seguramente, estarán con el general Blake (o cualquier otro general de renombre del bando español). El joven, haciendo más caso a sus hormonas que a su cerebro, acepta a ayudarla. Reúne un poco de comida y juntos se marchan en dirección oeste. Planea esconderse en un granero de una granja cercana y esperar a que todos desaparezcan para volver a la Posta del Ahorcado.

Los PJ pueden pillar los preparativos del joven o escuchar las acusaciones de la madre a los Guzmán durante el desayuno: ¡devolvedme a mi hija! Descubrir dónde han ido y atraparles no debería ser muy difícil. Eso sí, Lucena les confesará que no es la hija de los Lugar y que por favor la dejen marchar.

Esta escena solo es un entretenimiento para despistar a los personajes sobre la verdadera trama del Correo.

Conversación en la sombra

Dos personajes conversarán en la sombra en las afueras de la posada. Si alguien se acercara y les vieran, sabrá que se trata del teniente y del notario. Están hablando del camino y cada uno le está contando al otro el camino que ha recorrido y las posadas que se encontrarán. Ambos van en direcciones contrarias y se están dando consejos.

Si alguien les escucha sin ser advertido, descubrirán que el notario está pidiendo ayuda para llegar a su destino. Teme que algunos de los huéspedes sean, en realidad, agentes enviados para detenerle. Señalará a los PJ como los más probables.

El objetivo de esta escena es que los PJ sepan que el notario esconde algo importante.

Demasiado vino

El vino es un mal consejero y si además es vino de pitarra es muy deslenguado. Los Guzmán sin ningún comedimiento se pavonearán de sus hazañas guerrilleras y de cómo los franceses y los ricos afrancesados han aprendido a tenerles miedo. Estas palabras irán dirigidas a Doña Adela y a su séquito. Parece como si hubieran planeado atracarles en el camino.

Esta escena sirve para que el teniente Costa se entere de que los Guzmán son los hombres que busca. A partir de ese momento les vigilará de cerca.

Una pelea en la noche

Los Guzmán, que aún no razonan bien tras la borrachera, decidirán divertirse un poco durante la noche. Atacarán a los PJ en su habitación si intervinieron en defensa de la hija de los Lugar. ¡Nadie había ofendido nunca así a los hermanos Guzmán! Si los PJ no están avisados (bien por que hagan guardia, o bien por un aviso del teniente Costa), les pillará en la cama y desarmados. Los Guzmán están bastante borrachos y no debería ser un problema reducirles.

Por otro lado, si fue el teniente Costa el que les humilló, irán a por él, pero no le pillarán durmiendo si la escena de la borrachera ha sucedido. Si el teniente Costa está despierto, resultará herido, pero acabará con los dos hermanos (si intervienen los PJ, no resultará herido). Si le pillan durmiendo, morirá y los Guzmán descubrirán que es un francés y se jactarán de haber acabado con uno de ellos por la mañana, en el desayuno.

Una escena de acción para los PJ más fogosos.

Un ruido en la noche

Algo despertará a uno de los PJ. No sabrá identificarlo, pero era como una puerta cerrándose o tintinear de los arreos de un caballo. Si mira por la ventana, no verá nada, pero si baja a las caballerizas descubrirá que ha desaparecido el caballo del teniente, el de uno de los hermanos Guzmán (depende de quién haya muerto esa noche) o el de uno de los PJ (si tienen).

Uno de los huéspedes de la posada ha abandonado el lugar. Podrán descubrir quién en el desayuno.

La despedida

Tras los incidentes de la noche y la tarde, todos parecen deseosos de marchar y el desayuno transcurrirá en silencio, salvo si los Guzmán han sobrevivido a la noche que harán ruido sí o sí. Hay dos ausencias: el notario que ha salido al amanecer hacia el norte tras un frugal desayuno y el escolta que, según palabras de Doña Adela de Alba y Cortes, permanecerá unos días en cama recuperándose de la herida recibida en el duelo. Se quejará del inconveniente y de no haber encontrado su collar.

Doña Adela y su cochero saldrán inmediatamente después del desayuno, casi sin esperar, en dirección. Un momento, ¿no vinieron desde el norte? Sí, los PJ se darán cuenta que Adela ha cambiado de dirección y eso deberá hacerle sospechar que van a por el pobre notario. Un rápido vistazo a la habitación descubrirá que el escolta no está. ¿Quizás fuera el inquilino que se fue de noche?

Los siguiente en irse serán la familia Lugar (suponemos que han recuperado a la hija) y se irán hacia el sur. Si los Guzmán están vivos, irán hacia el sur también pocos minutos después. ¿Quién sabe lo que están planeando para la pobre Lucena? [Nota: los personajes no pueden salvar a los dos: tendrán que elegir entre el notario y Lucena].

Si el teniente Cortes sigue vivo, se marchará detrás de los Guzmán, salvo que estos hayan muerto que se irá al norte, de vuelta a casa.

La emboscada

El escolta de Doña Adela se plantará frente a Don Mariano con el rostro cubierto como un bandolero y este, creyendo que se trata de un atraco, le entregará una bolsa con 40 reales que llevaba para esos propósitos. El asaltante le exigirá más, pero la llegada de Doña Adela en el carro a la carrera desvelará que no es un simple atraco y entre los tres amenazarán con rajarle de arriba abajo si no les entrega el documento. No saben de qué se trata, solo que es importante y temen no saber identificarlo si no se lo da él. Don mariano no es un hombre de armas, ni muy valiente, pero intentará resistirse.

Si los PJ intervienen y salvan a Don Mariano, este se lo agradecerá entregándoles la bolsa de 40 reales que tenía destinado para los atracos, pero no les dirá nada de su misión. Si los PJ intervienen, pero Don mariano resulta herido, este les revelará su importante misión y les pedirá que le ayuden a continuar el viaje (¿quizás sea el inicio de una gran aventura?)

Si los PJ no intervienen o fracasan, los agentes afrancesados se harán con el documento de la constitución y este nunca llegará a Bayona. [Nota: de todas formas el rey nunca hubiera firmado un documento tan liberal como ese y lo primero que hizo, cuando los españoles le devolvieron el trono, fue derogar la constitución de Cádiz].

La otra emboscada

Si los PJ deciden salvar a la chica, verán a los Guzmán deteniendo a los Lugar a apenas una legua de la posada. El padre trata de hacerles frente con un palo, pero los hermanos se ríen de él entre chanzas. Las dos mujeres, asustadas, se esconden detrás del carro. Si el teniente Costa está vivo, llegará a la escena y atacará a los dos hermanos. Está en minoría y los dos son bastante diestros (y poco caballerosos). El teniente perderá la batalla si los PJ no intervienen, después matarán al padre y el destino de las dos mujeres será el peor de todos.

Si los personajes se encontrarán con el carro y los cadáveres después, quizás fuera una buena historia de una persecución y venganza para tu grupo de juego.

 

 

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Cita

«El soldado reza por la paz por encima de todo lo demás, ya que es él quien sufre las heridas y cicatrices más profundas.»

General MacArthur