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Brontocorno lanudo (coelodonta)
Etimología: bronto (grande) corno (cuerno)
En las frías tundras esteparias del norte de Pangea los espíritus del frío han encontrado su hogar. Los inviernos son duros e inclementes, con temperaturas que raramente ascienden de los 24 grados bajo cero. Cuando llega la temporada cálida el frío no desaparece, rondando los diez grados. Aquí la supervivencia es dura y las criaturas han evolucionado para sobrevivir a los envites del clima, desde los hermosos renos hasta los imponentes mamuts.
Y es aquí, en las heladas praderas nevadas, donde existe una especie de brontocorno cuyo cuerpo ha evolucionado para soportar las temperaturas. Se trata del brontocorno lanudo, un gran animal cuyo cuerno llega a alcanzar la vara de tamaño y cuyo cuerpo se encuentra recubierto de un espeso pelaje pardo que le protege del frío y la nieve.
Aunque mucho menos territorial que el brontocorno de zonas más cálidas, es aún más feroz cuando se siente amenazado, embistiendo con fuerza. Sin embargo, y al contrario de lo que la mayoría de los habitantes de Pungea creen, no es ese el uso principal que dan los brontocornos lanudos a su cuerno, sino que lo usan para remover la nieve y encontrar, bajo ella, un bocado que llevarse a la boca debajo.
Para las tribus de Pangea las pieles de estos animales tienen un inmenso valor, ya que son extremadamente cálidas e ideales para cubrir las cabañas de sus pueblos.
Materiales que se obtienen de un brako
Piel de brontocorno lanudo (ideal para prendas de abrigo o para proteger del frío las cabañas)
Cuerno de brontocorno (en algunas tribus se consideran un amuleto de fertilidad)
Características
FUE 18/54 Iniciativa 10 Avistar 10 Rastrear 10 Fondo 16 Sprint 20Mas allá de pangea
El coelodonta no es el único brontocorno lanudo que existe en Pangea, ni mucho menos el más impresionante. Hay otro habitante de las estepas mucho más grande y asombroso: el elasmotherium (basta decir que solamente el cuerno de este enorme rinoceronte alcanzaba los dos metros de longitud). Sin embargo esa es otra historia, y aún no ha llegado el momento de contarla.