Llego hasta aquí
Agua de Druma
El agua de druma son las lágrimas de Taga en las noches oscuras, cuando el poder del Wukran es más poderoso, Taga llora por las inquinas de su enconado rival. Los chamanes creen que si llueve en esas noches es un mal presagio, una señal de que algo muy malo está ocurriendo en un lugar lejano de Pangea.
El agua de Luna es el agua de la lluvia de las noches oscuras de Pangea. Cuando la druma está en su ciclo más oscuro y la noche es más tenebrosa, si llueve, los chamanes recogen el agua en unos recipientes especiales: una boca ancha fabricada en madera pulida con piedra a la que se cose un odre de piel. Estos recipientes, que sólo se usan para este cometido, son muy característicos y solo se pueden encontrar en las chozas y cuevas de los chamanes más poderosos. Su fabricación es un secreto que pasa de maestros a aprendices y aunque ha habido intentos de imitarlos por artesanos habilidosos, todos han terminado en fracaso, cuando no han provocado la ira del chamán.
Cualquier potingue de curación que un chamán realice con el agua de druma tendrá sus efectos mejorados (+2 puntos curados por aplicación de la sustancia). Sus efectos sólo durarán hasta la siguiente morkana (noche oscura), aunque el potingue preparado seguirá funcionando de la forma habitual.
El agua de druma también se puede beber directamente. Es bastante saludable y se mantiene misteriosamente fresca, como recién sacada de un arroyo. Quien la bebe recupera un punto de vida de forma instantánea, pero sólo tendrá efecto una vez al día. Sin embargo, el agua de druma ingerida directamente es muy peligrosa porque reduce las defensas contra las posesiones y las influencias de los espíritus. En muchos casos, el paciente sólo tendrá pesadillas, pero en otros, podrá ser víctima de una posesión en las noches de morkana. Cuanto mayor sea el agua ingerida, más fácil será la posesión.
Los chamanes oscuros recurren al agua de druma para facilitar la contaminación de sus víctimas. El sabio del desierto tiene registradas historias de viajeros hospedados en remotos grakines a los que el chamán invitó a compartir alimento y agua. A la siguiente morkina, se había convertido en criaturas poseídas por el Wukran.