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Boo-Kelpo
El golfo verde
El golfo verde se encuentra en el mar del sur, al oeste de la desembocadura del río púrpura. Es llamado así, no por su color, sino por la gran cantidad de diferentes especies de algas que habitan en sus aguas.
Las costas de este golfo están rodeadas por grandes bosques que cerca de la costa dan lugar a ciénagas y humedales. Esta región del mar del sur es muy rica en recursos naturales, en especial los crustáceos y los moluscos bivalvos. La pesca también es bastante abundante.
Se conocen pocos asentamientos habitados en esta región, el más conocido es un pequeño grakin llamado Dentrodelbosque.
El boo-kelpo
El boo-kelpo es un tipo de alga que solo ha sido encontrada en esta región del mar del sur. Se pueden encontrar grandes bosques de este tipo de alga en la superficie del mar pero en zonas bastante alejadas de la costa, lo cual es conocido por el relato de algún medwan que se quedó a la deriva en su cayuco mientras pescaba y pudo verlos.
Es un tipo de alga alargada con forma de tubo y coronada con un enorme bulbo, el bulbo está lleno de aire lo cual permite al alga flotar cerca de la superficie. Su tamaño es variable, se han encontrado algunas algas de hasta dos manos de pasos de longitud y un palmo de grosor. La carne de este alga es gruesa y elástica, muy resistente a los embistes de las corrientes.
Pero este alga no sería bien conocida, y mucho menos se podría sacar algún provecho de la misma sino fuera porque una vez al año, cuando termina la estación cálida, grandes bancos de boo-kelpo llegan a la costa arrastrados por el cambio de corriente, es entonces cuando es recolectado por los habitantes de Dentrodelbosque.
¿Para qué sirve el boo-kelpo?
El boo-kelpo tiene tres aplicaciones principales, la fabricación de enseres y fetiches, las fabricación de cuerdas y la elaboración de brebajes.
Para que el boo-kelpo no pierda sus características es importante recogerlo y comenzar a trabajar con él tan pronto como es arrojado a la costa por las olas. Ese es el motivo de que todos los habitantes del grakin participen, en la medida de las posibilidades, en la recolección y la preparación de estas algas.
Tan pronto como se recogen las algas arrastradas a la costa, se separa el bulbo y un palmo de tronco del resto del alga. Los bulbos son rellenados con arena de la playa y se dejan secar al sol durante 1 luna. Los troncos del alga son cortados en largas tiras de un dedo de grosor y dejados sobre las piedras y la arena para que se sequen.
Todos los trozos son aprovechados. Las tiras más cortas son enrolladas sobre si mismas dándoles la forma de pequeños barriletes, estos barriletes se atan con cordeles y se dejan secar. También se utilizan los restos de cortes defectuosos, se hacen tiras muy finas y se dejan secar, servirán de cordeles o de hilos para ayudar en la fabricación de herramientas.
Pasado el tiempo de secado se recogen los bulbos y se vacía su contenido. Lo que se ha conseguido es que el bulbo mantenga su forma pero que haya perdido todo el agua, esto hace que adquiera una consistencia similar a la del cuero, pero además está dotado de una total impermeabilidad. La mayor parte de los bulbos son destinados a la fabricación de cantimploras, para esto simplemente se limpian bien por dentro y se les añade uno de los barriletes que se fabricaron con las tiras de tronco, este barrilete hace las veces de tapón. Los bulbos también pueden ser cortados a la mitad para fabricar recipientes, cuencos y vasos.
Otro uso bastante común es rellenar los bulbos con conchas y piedritas para fabricar sonajeros. En este caso el bulbo es sellado con una vara de madera o con un hueso largo.
También se han utilizado para fabricar mazas. Para este uso se reservan los bulbos más grandes y al cortarlos se les respetan dos varas de tronco y se secan de la forma ordinaria. Cuando el bulbo está seco se rellena con piedras y arena, respetando el tronco, de tal forma que el contenido quede muy compacto. Posteriormente se introduce una vara o un hueso resistente por el tronco que hará las veces de mango de la maza. Con un punzón se practican varios agujeros en el conjunto que traspasen la piel del bulbo y el mango, luego se introducen astillas o tiras de kelpo a modo de pasador para evitar que el mango se desprenda. Las mazas de kelpo suelen fabricarse para ser utilizadas a dos manos.
Ya hemos dicho que con los troncos del boo-kelpo se hacían tiras, estas tiras sirven para fabricar cuerdas muy resistentes. Con el paso del tiempo los habitantes de Dentrodelbosque han desarrollado una técnica de nudos que les permite fabricar largas cuerdas uniendo unas tiras con otras sin perder resistencia.
Maza de Kelpo
Iniciativa 0
Daño I
Parada +1
Tipo: Contundente
Resitencia 20 (el tipo de unión entre la vara y el bulbo hace que sea más resistente que una maza normal)
Los cayucos de kelpo
El último uso que se puede dar a los boo-kelpos es la fabricación de objetos flotantes. Para que sea posible es necesario encontrar kelpos especialmente grandes, de al menos un palmo de grosor. Estos boo-kelpos son muy valiosos ya que se pueden fabricar excelentes enseres con ellos que son muy apreciados por las caravanas que visitan el grakin, pero aun así a veces son conservados para fabricar cayucos o tablas flotantes.
Estos boo-kelpos se rellenan con arena en toda su longitud, entre 3 y 4 varas, para ello se va introduciendo arena y se va empujando con un palo muy largo. Cuando el kelpo se ha secado se retira la arena, labor muy ardua, se tapa con un barrilete de tiras y se sella con cera de abeja. De esta forma se obtiene un cilindro hueco, estanco e impermeable que se llama kelptotora. Uniendo una mano de kelptotoras se puede fabricar un cayuco que soporte el peso de un medwan y de su equipo de pesca.
Para fabricar el cayuco se unen las kelptotoras entre sí utilizando cuerdas. Posteriormente se introduce el extremo opuesto a los bulbos en el agua durante una mano de soles para que se ablande, en ese momento se le da forma curvada manteniéndolo atado al tronco de un árbol grande. Se le vuelve dejar secar y se habrá conseguido una curvatura más o menos pronunciada, dependiendo de la habilidad del artesano. El cayuco se remata con cuerdas que permiten que el navegante introduzca las piernas, permaneciendo sentado sobre el cayuco. Para desplazarse se utilizan remos de madera.