Llego hasta aquí
El gran Eilic
Cada estación fría, durante unos pocos soles, el gran Eilic aparece en las llanuras heladas. Esta magnífica bestia es un regalo del cielo para los hambrientos aisdwan que se encuentran en la época de mayor escasez de alimentos. Siempre sucede de la misma forma...
Un cazador solitario recorre la tundra helada a un sol de su campamento, es entonces cuando aparece el Eilic. Siempre solitario, nunca en manada.
Si es la primera vez que el cazador contempla al Eilic suele quedarse perplejo por la majestuosidad del animal. Su porte es increíble con sus dos varas de altura, su pelaje blanco azulado cayendo por su lomo y por su cuello sin pasar de sus rodillas, sus ojos azules como zafiros y su cornamenta, capaz de partir a cualquier aisdwan en dos con un leve balanceo de la misma.
Acercarse al gran Eilic es sencillo, ya que no parece afectarle la presencia de los aisdwan, pero ningún cazador opta por acercarse de frente al animal y suele ejecutar las mismas técnicas de caza que utiliza para cualquier otra cacería, acercarse en contra del viento y reptando por el suelo. Cuando el cazador se sitúa a la distancia adecuada es cuando, armado con su lanza, alza su brazo para asestar el golpe.
Todos los que han cazado al gran Eilic afirman que en ese momento el animal les miró a los ojos y que durante unos latidos estuvieron dentro del Eilic compartiendo su dolor. Este dolor compartido ha llegado a dejar inconscientes a cazadores muy fuertes, y se cree que más de un aisdwan haya muerto en estas circunstancias, aunque nunca se ha podido comprobar.
El eilic es un animal que habita en tierras más al norte de las que ningún aisdwan ha explorado, es un animal con mucha inteligencia con cierta conciencia de su carácter gregario y que privilegia el bienestar del grupo al del individuo. Se agrupa en manadas de una o dos manos de individuos alrededor de un macho dominante. El macho dominante tiene derechos reproductivos sobre todas las hembras de la manada. Cuando un grupo de eilic se cruza con otra manada los machos no dominantes pueden montar a las hembras del otro grupo, de esta forma se impide la endogamia y se mejora la reserva genética de la especie.
Cuando el ciclo vital del macho dominante se acerca a su fin éste escenifica una especie de ritual de cortejo con otro macho más joven por el que le transfiere el mando de la manada, este ritual consiste en una serie de frotamientos cuello con cuello y pequeños golpes cornamenta con cornamenta. Es posible que en otros tiempos este ritual fuera un auténtico combate por el mando, pero seguramente ambos machos quedarían muy debilitados con el combate. En cualquier caso ningún aisdwan ha presenciado este cortejo entre machos.
Cuando el macho dominante ha cedido su mando se despide del resto de la manada. Esta despedida se realiza individuo por individuo. Con los machos vuelve a realizar los frotamientos de cuello y a las hembras adultas las monta por última vez. Después de terminar su despedida el macho se dirige hacia el sur para buscar la muerte. Cuando detecta a otra criatura de un tamaño mediano o grande permite que se acerque tanto como quiera, al fin y al cabo está buscando su propia muerte. No suele oponer resistencia al primer ataque, pero tras este ataque su instinto de autoconservación le impulsa a atacar, si se encuentra cuerpo a cuerpo, o a huir, si el golpe fue a distancia.
Cuando las hembras no pueden tener más crías también abandonan la manada, pero lo hacen sin pompa alguna, simplemente desaparecen en la nieve. Ninguna hembra eilic ha sido vista jamás por los aisdwan. El autosacrificio de los individuos más ancianos es uno de los medios de los que disponen los eilic para mantener en su manada tan solo a los individuos más capaces.
Los aisdwan suelen atacarles con lanzas por lo que en pocas ocasiones han sufrido el ataque de un eilic. El problema está en seguir el rastro de la sangre que pierde el eilic y encontrar a la pieza antes que los lobos. Otro problema es conseguir llevar la máxima cantidad de carne al poblado desde una distancia considerable. Por eso los aisdwan suelen enterrar en la nieve a la presa y regresar al campamento para buscar ayuda.
Características
FUE 7/21 Iniciativa 15, rastrear 20, Avistar 19, Fondo 12, Sprint 12, Esquivar 6, Ataque cornamenta 20 (daño II penetrante), Ataque coz 16 (daño 0). PD 27.
Especial
Reflexión del daño (4PD): Cuando el Eilic recibe daño el causante del mismo experimenta el mismo daño que ha causado. Se considera daño no letal (cuarta parte del daño redondeando hacia abajo), el atacante recibirá daño mientras se encuentre a menos de 50 metros de la criatura. Si el Eilic continúa perdiendo vida por el sangrado este daño también es devuelto al atacante.