Llego hasta aquí
El "Cura" Merino
Jerónimo Merino Cob nació en Villoviado (una localidad de la provincia de Burgos cercana a Lerma) en 1769. Dentro de una familia de labradores buscó su vocación, como otros muchos en su misma situación en aquellos años, dentro de la vía eclesiástica, pero antes de terminar sus estudios, en 1788, fue llamado a filas en el Regimiento Provincial de Burgos. Algunas fuentes señalan este periodo militar como el origen de sus conocimientos militares que luego aplicaría como guerrillero; sin embargo, sólo contaba con 18 años y esos años, el último de Carlos III y los primeros de Carlos IV, no tuvieron muchos conflictos militares y la posibilidad de que Jerónimo hubiera obtenido experiencia en combate es bastante escasa.
Terminado su periodo militar, retoma su carrera eclesiástica y vuelve a su pueblo: Villoviado, donde es nombrado párroco (el anterior titular del puesto había fallecido). Se dice de él, en aquellos años, que era bastante aficionado a la caza y que era bastante bueno en ella. Se cuenta que podía derribar a una perdiz en pleno vuelo mientras iba a caballo. Independientemente de esto, seguía sen Villoviado cuando una unidad francesa, al principio de la invasión (1808) y camino de Madrid, se detuvo en el pueblo para requisar el ganado. Jerónimo salió en defensa de sus feligreses a lo que si les quitaban todo el ganado los condenaban a la ruina (y a la hambruna). Quizás pensó que los franceses respetarían su condición de eclesiástico, pero lejos de hacerlo, lo capturaron y le hicieron viajar hasta Lerma preso y cargando parte del equipo de los soldados (algunas fuentes señalan que los instrumentos musicales de la unidad). Jerónimo se escaparía antes de llegar a Lerma y huyendo de los franceses nació el famoso guerrillero conocido como el Cura Merino.
A finales de 1808, ya contaba entre sus filas con más de 2000 combatientes y practicaba la guerra de guerrillas con bastante acierto. Una de las cosas que sus hombres hacían era ir al combate con dos caballos, para poder salir del enfrentamiento a lomos de un caballo de refresco. En Junio de 1809, tras varias acciones contra las comunicaciones y la retaguardia francesa, deciden tomar el Palacio Ducal de Lerma donde le habían informado, gracias una vasta red de espías que había formado, que una unidad francesa estaría. Su éxito a la hora de tomar el palacio y rendir la guarnición fue tal que su fama creció y, como consecuencia de ello, muchos jóvenes de la zona se unieron a sus filas. Gracias al crecimiento de sus fuerzas pudo operar en una zona más amplia (entre Burgos y Valladolid) contra las retaguardias francesas e incluso llegó a atacar unidades de gran tamaño: como los 1500 franceses que sufrieron una emboscada en Villa de Dueñas el 22 de Enero de 1810 (sólo se salvaron 200 franceses) o como la defensa de la villa de Almazán en Julio de 1810, aunque no evitó que los franceses, rompiendo un armisticio que ellos mismos habían pedido, entraran en la ciudad y la quemaran. Ya por esta época comandaba el Regimiento de Caballería de los Húsares Voluntarios de Burgos y el Regimiento de Infantería de Arlanza y, posiblemente, su batalla más memorable fue en Hontoria de Valdearados matando a tantos de sus enemigos que, desde entonces e incluso hoy, a la zona se le conoce como "El Valle de los Franceses".
Es nombrado coronel por la Junta Suprema y entonces sus acciones se vuelven más atrevidas y decisivas: como la Batalla de Barbadillo donde capturó entero a un batallón polaco. A pesar de su mayor número de efectivos, de su mayor rango, el Cura Merino nunca abandonó las tácticas guerrilleras e imaginativas que tanto éxito le habían dado (como simular ataques por un punto mientras otras unidades, vestidas como francesas, se infiltraban tras las líneas enemigas). Tal fue el desorden que provocó que el mariscal Rocquet, con todo su cuerpo de ejército, fue destinado a combatirle (sin éxito). Napoleón dijo de él en una visita a Burgos: "¡Prefiero la cabeza de ese cura, que cuatro ciudades españolas!".
Al finalizar la guerra, en 1814, el Cura Merino había alcanzado el grado de general, había sido laureado en varias ocasiones por sus éxitos contra los franceses y nombrado gobernador militar de Burgos. Sin embargo, abandonó la carrera militar que tantos éxitos le había reportado y volvió a su pueblo a ejercer como párroco.
Tras la guerra
A pesar de su participación contra los franceses y, aparentemente, a favor de las Juntas Centrales, en realidad el Cura Merino era un ferviente absolutista y cuando Fernando VII volvió al país, derogó la constitución de Cádiz y retomó el poder absolutista, fue uno de sus más fervientes defensores. Sería tan favorable al rey, que durante el Trieno Liberal (la restauración de la constitución de 1812 propiciada por el levantamiento de Riego contra Fernando), el Cura Merino volvería a levantarse en armas y formar un grupo guerrillero. Cuando los "Cien Mil Hijos de San Luis" restauran la monarquía, Jerónimo se uniría a la marcha en apoyo al rey. Su apoyo a Fernando VII sería tan visible que, más tarde, éste le premiaría con una canonjía (un ascenso al cabildo catedralicio).
Tras la muerte de Fernando VII, se alineó con la causa del pretendiente Carlos (la primera guerra carlista) que era más acorde a sus ideas absolutistas. La derrota de los carlistas, le obligó a marchar al exilio en Alençon (Francia) en 1839. Allí siguió ejerciendo como capellán celebrando las misas en un cercano convento de monjas. Moriría cinco años después. Las ironías de la historia querrían que el que fuera uno de los grandes guerrilleros de la Guerra de la Independencia muriera, considerado un enemigo por su gente, y en el país contra cuyos soldados tanto había combatido.