Colonia Minera SC-P-Karas IV, cerca del sistema Pababo, Sector Coco

Cuando la nave marodjir Ubijca, de un tamaño superior al de una fragata de la RFP, salió del subespacio, Pravelt miró por la ventana exterior del puente, habían salido muy cerca de la eclíptica del sistema, realizando un salto preciso, arriesgado y peligroso, pero necesario para evitar que los humanos pudieran esconderse o escapar antes de caer sobre ellos.

Nada más salir del subespacio, el piloto puso rumbo hacia el gigante de gas que había en el sistema para realizar la maniobra de frenada que, tal y como esperaban todos en la nave, fue muy brusca. La nave crujió y se retorció bajo la acción de las enormes fuerzas G a las que estaba siendo sometida por el piloto, al frenarla contra las capas exteriores del planeta, aunque soportó estoicamente el esfuerzo y redujo considerablemente su velocidad.

Antes de que la maniobra hubiera llegado a su fin, Pravelt y los demás Sozdatel' rabovi, se liberaron de sus asientos inerciales y se dirigieron a toda prisa al hangar de la nave, para comprobar el estado de sus zveri y como habían soportado el salto. Había poco tiempo antes de que la nave llegara a la colonia humana y los zveri tenían que estar listos para el ataque en cuando llegaran a la distancia de lanzamiento.

Mientras Pravlet comprobaba el estado de sus zveri, en el monitor de control implantado en su brazo, y se aseguraba de que estaban en condiciones para el asalto a la colona humana, vio como entraban en el hangar los Khorandty, las tropas de élite marodjir. Pravlet los miró con envidia, eran miembros de la casta militar más alta, muy superior a la suya, la científica, con unos privilegios con los que no podía ni soñar y que siempre le estarían vetados.

Los observó mientras preparaban su equipo, siempre que se repartía botín eran los primeros en escoger, por lo que además de sus privilegios habituales tenían siempre el mejor equipo humano que se encontrara. Aunque él vivía bastante bien, sobretodo comparado con la mayoría de los marodjir, y su casta era lo bastante alta para poder codearse con los líderes de su Rod, estos apenas toleraban su presencia por su continuo contacto con los zveri.

Los zveri, habían sido uno de los múltiples experimentos que habían realizado los científicos del Imperio Tl'Injan, con humanos antes de su caída a manos de la RFP. Pero tras la caída se habían convertido en el arma secreta de su Rod, para sobrevivir en los duros y difíciles años que siguieron a la caída, pero a pesar de su utilidad, no estaban bien vistos en la sociedad marodjir, y, por asociación, todos aquellos que trabajaban con ellos tampoco.

Aunque en ocasiones a Pravelt casi le daban pena los zveri, siempre acababa recordando que eran descendientes de aquellos que habían ocasionado la caída de su pueblo, y casi su total exterminio, por lo que esos sentimientos no le duraban mucho.

Sus ayudantes lo sacaron de sus pensamientos y lo ayudaron a volver a la realidad, según la información recogida por sus ayudantes, actualizada en tiempo real en su monitor, casi todos los zveri estaban en condiciones de ser usados para el asalto, con lo que se perderían menos vidas de los miembros de su Rod, y por lo tanto la victoria sería mayor.

Observó cómo sus ayudantes conducían a los zveri, gracias a las picas radiantes a las jaulas instaladas en las lanzaderas de asalto que iban a usar para atacar la principal ciudad de la colonia humana, una vez dentro de la jaula, pero antes de liberarlos de sus correas, se les inyectaba una dosis de Jefuitor, una droga que los haría entrar en frenesí durante casi dos chasovi, para luego sumirlos en un estupor que permitiría recogerlos casi inconscientes.

Cada lanzadera tenía capacidad para una veintena de zveri además de sus cuidadores, un Sozdatel' rabov, sus tres ayudantes y una pequeña escolta para defender al Sozdatel' rabov y a sus ayudantes si fuera necesario, aunque pocas veces hacía falta, ya que los humanos solían estar demasiado ocupados con los zveri para fijarse en lo que había detrás de ellos.

Nezhim, capital de la colonia Minera SC-P-Karas IV

Gracias al rugido de los potentes motores de las lanzaderas de asalto, los escasos milicianos de la colonia y las unidades de seguridad se despliegan para cubrir las posibles zonas de aterrizaje en el interior de la ciudad.

Muchos de los defensores saben que los atacantes son marodjir, por lo que están seguros de que es casi imposible sobrevivir. Aún así pretenden ganar tiempo para que sus familias sean capaces de llegar a los refugios subterráneos, situados fuera de la ciudad, donde almacenan provisiones para poder sobrevivir cerca de un mes.

Mientras las lanzaderas se posan, disparando sus armas para cubrir la zona y para que los defensores no levanten mucho la cabeza, las puertas frontales se abren y por ellas descienden los marodjir, una visión que impresiona a los defensores.

Humanos armados solo con armas de cuerpo a cuerpo, que se comportan, gruñen y rugen como animales, que se mutilan arrancándose trozos de su propia piel y de su cuerpo, vestidos con harapos cubiertos de sangre y con trozos de metal incrustados en su cuerpo, que parecen vivir solo para el combate, la masacre y el canibalismo.

Esta es la última visión de muchos defensores de la colonia, que no llegan a ver a los seres que bajan de las lanzaderas en formación de combate, siguiendo el rastro de destrucción de los zveri y llevándose a los heridos para reemplazar las bajas.

Las características técnicas de la nave son:

Parom, lanzadera de asalto Marodjir