Sector Coco, cerca de la frontera con la zona inhabitable

La nave se sacude violentamente al recibir el impacto de una ráfaga de pequeño calibre, las alarmas comienzan a sonar informando de los daños sufridos por la nave, mientras parte del cuadro de mandos se ilumina en rojos y amarillos indicando las consecuencias del impacto.

- ¡¡Alan, necesitamos quitarnos a ese de la cola ya!! - Grita Nate a su piloto, desde la torreta de babor.

- ¿¡De verdad!? - La voz del piloto es alta, para que se le oiga por encima de las alarmas del puente, pero extrañamente calmada a pesar de la grave situación por la que están pasando. - ¡Por qué no se me habrá ocurrido antes! - Ironiza ante la ristra de maldiciones de Nate.

- ¡Oye, Nate! - El vozarrón de Adam, situado en la torreta de estribor, los hace callarse a los dos. - ¿¡Puedes explicarme otra vez por qué carajo estamos en esta situación!?

Tres horas antes.

Nate, capitán del carguero ligero independiente Cocuyo, estaba en el edificio de administración del pequeño astropuerto de la colonia minera de Cyxnaar III, terminando con el papeleo para salir de la colonia, mientras Adam, Gina y Alan cargaban la nave con los contenedores de Selonita purificada que acababan de adquirir a muy buen precio en la propia colonia.

El viaje había salido mucho mejor de lo esperado cuando lo habían empezado un par de semanas antes, al principio, el viaje no parecía muy halagüeño ya que el Sector Coco no es precisamente uno de los sitios más seguros que hay en la RFP, pero viajar a la frontera del mismo con el resto del inhabitable brazo Homo se le antojaba a Nate como un riesgo excesivo. Pero necesitaban alejarse lo más posible de Sila, para evitar verse involucrados en una investigación por contrabando y, además se trataba de una gran suma de dinero por un trabajo fácil, y lo que es más importante, completamente legal, un trabajo que les permitiría tanto el reparar la nave como mantenerse en el espacio un mes más.

El viaje transcurrió sin ningún problema, un cargamento pequeño de contenedores estandarizados llenos de medicamentos y comida, todo debidamente documentado y con todos los permisos en regla. Además el hecho de llevar al propio Gerente de la colonia en la nave, les garantizó un paso sin incidentes por todas las estaciones orbitales y los controles a los que los sometió la RFP en su camino. La mayor sorpresa fue el caluroso recibimiento en la propia colonia, los colonos se habían volcado con ellos, habían celebrado una fiesta y les habían permitido adquirir un valioso cargamento de Selenita refinada, a un precio increíble.

Para cuando Nate terminó con el papeleo, la carga ya estaba estibada y Alan estaba iniciando la secuencia de despegue a plena carga. Una vez que todo el proceso estuvo listo, la nave despegó y ascendió muy lentamente, con un ángulo de ataque bajo para ahorrar combustible al salir del planeta. Mientras que Nate, acompañado por Gina, comprobaba la carga y actualizaba el manifiesto de carga, estaba en ello cuando Alan los llamó al puente, pero su habitualmente jovial voz sonaba preocupada y tensa.

- Chicos, todos, ¿podéis venir al puente? - Cuando llegaron al puente, extrañados por su tono, vieron su cara de preocupación y se pusieron tensos, ya que habitualmente eran recibidos con una sonrisa.

- ¿Que ocurre, Alan? - Preguntó Nate mientras repasaba con la vista todos los indicadores de la nave por si había algún problema, pero todo parecía estar en orden, sin alertas ni avisos.

- Al salir a de la atmósfera he realizado un chequeo del espacio local, por pura rutina, buscaba patrulleras y cosas así, pero en su lugar he encontrado esto. - Alan pulsa una serie de controles y muestra en una de las pantallas del puente los sensores de largo alcance que muestran una nave aproximándose al planeta a gran velocidad. - Es una nave sin transpondedor, que emite una gran cantidad de radiación, como si el motor no tuviera sus escudos en buen estado, y nuestra IA no reconoce el modelo de nave. - Alan se calla un instante y tras operar en su consola muestra una serie de datos en la pantalla, la nave llegará al planeta dentro de unas dos horas si mantiene el curso y la velocidad. Ah, si, proviene de la zona inhabitable...

Los demás se quedaron callados procesando la información que les había comunicado Alan.

- Si vienen de la zona inhabitable, con una nave desconocida y que tiene fugas de radiación, solo pueden ser una cosa… - Pensó Nate en voz alta. – Y es la razón por la que nadie quiere venir aquí… los Marodjir…

- A la mierda con todo. – El improperio de Adam resuena en el silencioso puente. – Larguémonos de aquí a máxima velocidad, si nos atrapan nos harán puré, y no tengo ganas de servir de cena a esos tipejos…

- ¡Pero capitán! – La voz de Jewel, la ingeniera de la nave suena asustada. – No podemos irnos y dejar a esta gente a merced de esos salvajes, no estaría bien… tenemos que ayudarles…

- ¿Estás loca? – Interrumpe Adam. – Si nos quedamos moriremos todos para nada… además no tenemos sitio para llevarnos a toda esa gente en la nave ni aunque quisiéramos…

Mientras Adam discute con Jewel y con Sean, el médico de la nave, Alan suspira y comienza a realizar unos cálculos en su consola, y Nate, serio y apesadumbrado, mira a Gina y la interroga con la mirada.

- Le apoyaré en la decisión que tome, señor. – Dice ella, pero su mirada está perdida, sabe que Adam tiene razón, no tienen capacidad para evacuar a los colonos y enfrentarse a los Marodjir sería un suicidio.

- No tenemos capacidad para llevarnos a todos los colonos y esta chica no tiene capacidad de fuego para poder enfrentarnos a ellos… a menos que… – Mientras los demás siguen discutiendo Nate se acerca a una consola y realiza unos cálculos rápidos, cuando termina se los enseña a Gina y a Alan – ¿Lo veis factible?

- Lo mejor que podemos ofrecerles es una evacuación militar, con un descenso y una recogida de combate, para lo que no están entrenados y para lo que nuestra nave no está diseñada… – Responde Gina. – Pero es lo único que podemos hacer con una mínima posibilidad de éxito. ¿Cómo lo ves, Alan?

El piloto sigue con sus cálculos hasta que se gira y sonriendo les muestra los cálculos en su pantalla.

- Tengo los cálculos de la ruta óptima hasta el centro de la colonia, creo que el tiempo es esencial, ¿no? – El piloto sonríe. – Eso sí, la salida va a ser movidita y no puedo garantizar que sea pacífica, he introducido los parámetros de rotación del planeta y de velocidad de la nave Marodjir para tener calculada la ruta de escape y el tiempo máximo que podemos estar en tierra, pero dependerá de si disponen de cazas y lanzaderas de asalto. – Según va hablando se hace el silencio en el puente mientras todos escuchan. – Eso sí, tendremos que soltar la carga por aquí, en las afueras de la colonia, si queremos evacuar a toda esa gente, y cuando saltemos, vamos a tener a unas 200 personas en muy mal estado en la bodega de carga…

- No será problema. – Dice Sean, el médico de a bordo. – Tengo todo lo necesario para tratar con éxito todos los casos de mareo subespacial que se den y también podré atender las heridas…

- ¿¡Estamos todos locos o que!? – Adam los mira atónito. – ¿De verdad vamos a hacer semejante locura? ¿Desde cuándo pertenecemos a Sol Verde? – Ante las miradas de los demás se calla y empieza a maldecir mientras sale del puente. – Si vamos a hacer esta locura, mejor voy preparando las torretas…

- Vamos chicos. – La voz de Nate es extrañamente tranquila. – Tenemos que preparar muchas cosas, y hay poco tiempo. – Mientras los demás salen corriendo del puente. – ¿De cuánto tiempo dispondremos Alan?

- A lo sumo un par de horas. – Responde Alan sin mirar la pantalla. – Si en ese tiempo no estamos fuera…

Una hora antes.

- No podremos contenerlos mucho más tiempo Nate. – La voz de Gina llega entrecortada por el sonido de ráfagas de disparos y los gritos de Adam. – Es la segunda lanzadera de asalto que mandan, ¿dónde estás?

- Llegando, tengo a la última familia, no querían dejar sus animales. – Por encima de la voz de Nate suena el sonido de la turbina del hover llevada a máxima potencia. – Dile a Alan que inicie…

- La secuencia de despegue de emergencia ya está lista. – Le interrumpe Gina. – Solo nos faltas tú.

Nate sale de entre unos edificios y llega a la plaza central de la colonia, donde espera la Cocuyo. La nave está rodeada por varios Marodjir abatidos mientras otros intentan un asalto que es repelido por Gina y Adam que disparan desde la rampa de acceso a la bodega de carga.

Nate dispara contra los atacantes mientras se acerca a gran velocidad a la nave, detiene el hover con una maniobra brusca que hace casi lo hace volcar y hace bajar a los colonos que entran en la nave cubiertos por los disparos de los tripulantes de la Cocuyo y con la cobertura del hover que queda abandonado cuando Nate se baja y sube de espaldas por la rampa sin dejar de disparar, cuando todavía está a medio camino la nave empieza a vibrar y la rampa a cerrarse cuando Alan comienza las maniobras de despegue.

- Todos a bordo Alan, ya estamos listos para salir de este infierno. – Grita Gina por el intercomunicador.

- Estamos en ello, estamos en ello. – La voz del piloto suena tensa. – Ah, por cierto, dile al pirado de Nate que dos horas son dos horas, no dos horas y cuarto.

Ahora.

La nave de los Marodjir, del tamaño de una fragata, ya había comenzado las operaciones de frenado, por lo que cuando el carguero salió del planeta no pudo participar en la persecución del mismo y dejo esta tarea a una de sus lanzaderas de asalto, enviando las demás a la colonia donde esperaba encontrar a los colonos.

Mientras se aleja del planeta, la Cocuyo es alcanzada por la lanzadera de asalto, que comienza a disparar y si bien su puntería deja mucho que desear, causa algunos daños menores a la nave, hasta que da un giro brusco, rompiendo su trayectoria, mientras la lanzadera de asalto pasa de largo a su lado. Su piloto, mucho menos avezado que Alan, no es capaz de seguir la maniobra del carguero y pierde un tiempo valioso en dar la vuelta para reanudar la persecución, un tiempo que aprovecha el carguero para forzar sus motores entre los gritos de protesta de la ingeniera de la nave y los gritos de dolor de los colonos rescatados.

La persecución de la lanzadera de asalto Marodjir se alarga durante más de una hora, hasta que la Cocuyo alcanza la suficiente velocidad como para realizar un salto de emergencia con una probabilidades de éxito mínimas, momento en el que realizan un salto corto para dejar atrás a sus perseguidores. Además el hecho de que la lanzadera de asalto no tenga capacidad de salto subespacial les permite realizar un nuevo salto en otra dirección, sin la presión de saberse perseguidos.

- ¡Eh, Nate! – La voz de Adam atronó el comunicador. – ¿Quién va a pagar todo este desastre?

Las características técnicas de la nave son:

Carguero ligero de los Astilleros Zhuk clase Svetljak II: