Llego hasta aquí
EL CUCO
Historia
La vida siempre había sido fácil para el joven Malik. Hijo de un acomodado comerciante yemení disfrutaba de un buen nivel de vida y mientras se preparaba para cursar estudios de dirección de empresas, con suerte en alguna universidad europea o americana. Era un chico normal, con una vida normal y unas creencias religiosas normales, más fruto de la tradición cultural que de una verdadera vocación religiosa. Si embargo su vida cambió cuando, a los 17 años, sufrió un extraño desvanecimiento al cruzarse con un extraño. Según recordó más tarde este extraño había hecho "algo" que le produjo una fuerte presión mental. Malik no sabía precisar qué era ese algo, ya que fue tremendamente sutil, aún más imperceptible que un simple gesto. Durante los siguientes días volvió a ver al extraño en repetidas ocasiones, sintiendo a veces esa misma sensación. Ansioso de respuestas comenzó a seguirlo, a buscarlo, intentando averiguar más de él. Un día descubrió que podía enfocar su percepción directamente en él y consiguió sentir como un extraño halo de energía lo rodeaba. Intrigado hasta la médula continuó su persecución, hasta que un día unos individuos aparecieron de repente de un callejón, lo inmovilizaron rápidamente y lo metieron en una furgoneta en la que cayó misteriosamente inconsciente, no sin antes volver a tener la misma extraña sensación.
Cuando despertó estaba atado en un almacén abandonado, con una única luz que le daba directamente en los ojos. En seguida se dio cuenta que estaba en manos de algún grupo armado y temió por su vida. Una voz que no conseguía localizar comenzó a hacerle preguntas mientras la sensación no dejaba de irse. Estaba tan aturdido que no fue capaz de recordar que le preguntaron en aquella ocasión, pero si que fue consciente de que, a pesar de que ninguna repuesta coherente salió de sus asustados labios, su interrogador parecía saber las respuestas antes de que pudiera lograr articularlas.
Lo siguiente que recordó es estar tumbado en la misma calle donde le secuestraron. Los sucesos del almacén estaban muy borrosos en su mente y, tambaleando, se dirigió a casa sin comentar con nadie lo sucedido. Tres días más tarde un hombre bien trajeado apareció por su casa. Decía representar a una firma de inversiones que estaba interesada en pulpilar a Malik. Su expediente les había llamado la atención y querían ofrecerle una beca para estudiar en una prestigiosa universidad de Arabia Saudí, muy por encima de las posibilidades de su familia. Sus padres, encantados, aceptaron sin pensarlo y Malik, un tanto confuso por los acontecimientos ocurridos, no puso ningún inconveniente. A los pocos días estaba en un país extranjero compartiendo habitación con otro estudiante, un poco mayor que él llamado Kareem. Este le introdujo en los círculos de las escuelas islámicas, reforzando sus convencimientos religiosos. Poco a poco fue moldeado para convertirse en un islamista convencido. Cuando su adoctrinamiento religioso estaban completado, tuvo un revelador encuentro con el extraño que despertó sus aptitudes. Este, que no dio su nombre, le dijo que Alá le había bendecido con un don muy especial para que castigara a los herejes. Le comentó que dicho don, al que llamó La Mano de Alá, le permitiría hacer cosas que estaban fuera del alcance de los mortales. El sentirse una especie de Elegido divino inflamó el fervor religioso del joven Malik, que accedió a unirse al grupo de elegidos del extraño al que llamó a partir de entonces el Profeta. Rápidamente fue trasladado a un campo de entrenamiento especial en Afganistán, donde, al tiempo que recibía entrenamiento militar, comenzó a explorar los límites de sus dones. Descubrió que el extraño halo de energía no era otra cosa sino la manifestación del alma de cada ser vivo, que se expresaba con claridad en aquellos que tenían el don. También descubrió el don también era poseído por los infieles, pero a estos se los había otorgado el diablo. Poco a poco fue afinando sus poderes hasta llegar el punto de poder enlazar con el alma de otros, ver a través de sus ojos y, finalmente, controlarles.
Tras varios años de entrenamiento estaba listo para unirse a la Guerra Santa en la primera línea. Sus primeros trabajos fueron sencillos. No tenía más que enlazar con el alma de los guerrero suicidas para tomar el control de estos en el caso de que, en el último minuto, fallasen en su santa misión. Poco a poco fue afinando sus poderes hasta desarrollar una táctica singular. Enlazaba con las almas de distintas personas, saltando de una a la otra hasta llegar a enlazar con la de una persona que estuviese en un puesto clave, momento en el cual tomaba el control y le hacía servir a sus propósitos. Por esta forma de actuar se acabó ganando el sobrenombre del El Cuco, ya que, como este animal, se aprovechaba de las voluntades de los demás para conseguir sus propios fines.
Conforme el Cuco iba desarrollando sus habilidades la motivación religiosa iba dando paso a un auténtico sentimiento de megalomanía y poder absoluto. Cada vez se sentía más alejado del común de los mortales. Hasta el Profeta tenía un talento inferior al suyo. Comenzó a actuar por su cuenta, aislándose de los demás y despreciando completamente la vida de aquellos que elegía como sus instrumentos. Un día dio su mayor golpe, consiguió infiltrarse en una base americana en Irak y, tomando posesión del centinela del arsenal, lo detonó matando a sesenta militares, entre los cuales había varios altos mandos. El terrible error que cometió el Cuco es que uno de esos mandos era en realidad un agente de alto grado del C.F.D.C..
La agencia americana enseguida se dio cuenta de que un mutante estaba detrás del atentando. Con la paranoia a mil por hora tras el 11-S mandaron un equipo altamente experimentado para cazar al Cuco. Con los poderes tan potentes que tenía era una severa amenaza para la seguridad estadounidense. El Cuco, alejado por su megalomanía de su grupo armado y poco acostumbrado a trabajar contra otros mutantes, fue localizado, atacado y cazado. Fue trasladado a una instalación del C.F.D.C. en Irak donde sufrió un duro interrogatorio. Su mente fue tratada preventivamente para borrar cualquier recuerdo de su vida como islamista con el objeto de reprogramarlo para servir a los interese del Tío Sam. Sin embargo esta reprogramación exigía un trabajo concienzudo que solo podía llevarse a cabo en la Sala de Despiece, un complejo secreto en Guantánamo donde se trataban a los mutantes islámicos más peligroso o prometedores. Para no levantar sospechas se decidió trasladarlo como su fuera un preso más de la CIA, pero por agentes del C.F.D.C.. Lamentablemente cuando el avión hacía una escala en Cunia, el Cuco escapó. La razón es que uso un poder mutante del que no se tenía registro alguno y que probablemente desarrolló como respuesta al severo interrogatorio psíquico al que se le sometió, la bioquinesis. Con este poder fue minando poco a poco las drogas que recorrían su torrente sanguíneo y consiguió despertar del coma al que le habían inducido durante el traslado. En cuanto tuvo pleno control de sus poderes, tomó posesión de sus guardianes y huyó.
Sin embargo la larga tortura mental que sufrió había dejado su huella. Había olvidado todos los detalles de su vida anterior y solo le movía un intenso desprecio por la humanidad y un mayor deseo de causar dolor y angustia. Ya no se conformaba con producir la muerte, prefería provocar sufrimiento. Buscó un lugar donde esconderse, ya que recordaba que otros dotados como él le perseguían, y desde allí comenzó a provocar la angustia mediante el doble asesinato de parejas con hijos pequeños, con el objetivo de destrozar la vida de estos.
Descripción
El Cuco es un joven árabe de unos 27 años y un metro setenta y pico de estatura. Viste bastante desaliñado y siempre lleva turbantes que le oculten en lo posible el rostro, misión a la que contribuyen unas gafas de sol de las que nunca se separa. Anteriormente llevaba un poblado bigote que ahora se ha afeitado para intentar ocultar aún más su identidad. Cuando habla tiene un tono frío y cortante, demostrando que no tiene el más mínimo interés en lo que pueda opinar los seres humanos normales. Al saberse perseguido siempre lleva encima una pistola automática, aunque tiene varias armas escondidas por los alrededores de su nido por si él o una de sus marionetas se ve en la necesidad de usarlas.
Personalidad.
La personalidad del Cuco ha sido destruida y, por lo tanto, no es la de una persona normal. No tiene recuerdos de su vida pasada ni por tanto conexiones emocionales con otros seres humanos. Solo le mueve su megalomanía que le hace sentirse superior a todos los demás y una compulsiva necesidad de causar dolor y sufrimiento allá donde va.
Como jugarlo.
El Cuco es un antagonista por excelencia. Raramente colaborará con los personajes, ni se mostrará interesado en sus objetivos a menos que sea para impedir que los consigan. Gusta de tramar en la sombra, estableciendo vínculos bionergéticos con la gente que rodea su "nido" y con sus posibles víctimas. Una vez establecidos estos vínculos los rastrea de forma periódica con sus poderes de Hodiencia y Leer pensamiento, ya que estos poderes no destruyen el vínculo creado. Cuando llega el momento de actuar, toma el control de su víctima con Control bionenergético, consumiendo el vínculo en el proceso. Ha refinado una técnica especial consistente en crear un vínculo bioenergético a través de una persona ya vinculada. Cuando hace esto normalmente intenta vincular a varias personas a la vez, para así asegurarse sus objetivos. Normalmente entre estas personas suele estar la que tenía el vínculo original. Normalmente rehuirá el contacto directo, a no ser que se sienta tan seguro como para hacer una demostración de fuerza.
FICHA
Pasos
Infancia 14Características y atributos.
CUE 5 FUE 5 VIT 4 RES 4Habilidades
Actualidad 2Poderes mutantes
Bionergoquinesis (rama favorable)
Telepatía:
Clarividencia:
Bioquinesis:
Virtudes y desventajas
Ególatra