Sistema Milaiy, La Marca

La pequeña nave pintada de negro y sin ningún emblema que la identifique está en una órbita profunda sobre un gigante de gas, ya lleva más de un mes esperando el momento adecuado para poder cumplir con su misión. En el sistema está la mayor parte de la flota marquiana, lo que hace que su misión sea muy delicada.

- Señor, detectamos un nuevo salto, a 4 segundos luz de la eclíptica. – La voz del joven que controla los sensores de la nave demuestra aburrimiento y algo de relajación, su oficial superior lo mira con un cierto desprecio por esa muestra de debilidad en medio de una de las misiones más importantes de su gente.

- ¿Identificación? – Pregunta el oficial mientras registra los datos en el cuaderno de bitácora.

- Todavía no, señor. – El joven manipula la consola que tiene delante. – Solo espero que no sea otro maldito carguero independiente.

- ¡Teniente! – la voz del capitán es fría e imperativa. – Guarde sus opiniones para usted, todos llevamos el mismo tiempo en esta misión y nos guardamos nuestras opiniones para nosotros. La nave ya ha salido, identifícala.

- Si, señor. – Aunque la voz sigue sonando aburrida, manipula su consola, de pronto se para, hace una serie de comprobaciones más y con una voz mucho más excitada exclama. – Es el “Uno”. Es el “Uno”, señor.

El capitán comprueba los datos y sin apenas inmutarse, se gira hacia otro de los tripulantes que lo acompañan en el puente y dice:

- Ha llegado el momento, envíe la señal a nuestros “aliados” y que ellos terminen la misión tal y como está previsto.

Si, señor. – Pero mira a su capitán y pregunta - ¿Sabe las consecuencias de lo que vamos a hacer, señor? – Ante la mirada inquisitiva del capitán, continúa. – Si las naves caen sobre el planeta el desastre será de proporciones gigantescas, estaremos ante otro Rindhare, pero esta vez lo habremos provocado nosotros.

El capitán sonríe, es una sonrisa desprovista de ningún rastro de humor, y dice:

- Teniente, es una orden directa, cúmplala y deje de preocuparse por las consecuencias. Nuestros enemigos no merecen ni uno de sus pensamientos. Ha llegado la hora de que se demuestre nuestro poder y si para ello hay que aliarse con la escoria de la galaxia, nos aliaremos con ellos durante todo el tiempo que sean útiles, después, acabarán donde van a acabar todos los demás, a nuestras ordenes, por algo somos mejores que ellos.

El teniente miró a los demás miembros de la tripulación, parecían estar muy ocupados con sus consolas como para prestar atención a la conversación entre los dos oficiales de mayor rango de la nave, y además no parecían dispuestos a llevarle la contraria al capitán, un conocido activista que había ascendido rápidamente en el escalafón tras la llegada de sus amigos al poder. Se giró hacia su consola y la manipuló unos instantes antes de anunciar:

- Mensaje enviado, código Magenta, señor. A la espera de respuesta.

El capitán se giró hacia el operador de sensores y preguntó:

- Situación de “Marca Uno”, teniente.

- La nave está finalizando el proceso de desaceleración, señor, se han producido muchos movimientos de lanzaderas en la flota marquiana, además parecen estar recolocando las naves para acogerle entre ellas.

El teniente encargado de las comunicaciones comprobó una serie de datos en su consola e informó con voz profesional, desprovista de todo rastro de emoción.

- Dardo Uno confirma recepción del mensaje, están en proceso de aceleración. Les he enviado las posibles coordenadas de Marca Uno para cuando lleguen al sistema.

- Bien. – El capitán sonríe.- En poco tiempo uno de los mayores enemigos de nuestro pueblo dejará de ser una molestia y su patética nación pronto sucumbirá al caos que se merece y caerá en nuestras manos sin resistencia.

Las características técnicas de la nave son:

Cerastes, exploradora Tyrana