Llego hasta aquí
Tú, sí, tú.
«Escúchame porque no podrás oír esta historia en muchos otros lugares...
«Muchos creen que cuando el wulkran decida descender sobre el mundo, los pobres mortales que vivimos sobre él, lo advertiremos. Creen que el sol se apagará y que las tinieblas nos envolverán como si fuera una noche eterna, una noche sin estrellas, y sin sombras nocturnas. El frío cubrirá la tierra y la escarcha dará paso a la nieve y la nieve al hielo y ni siquiera los fuegos de los grakin más poderosos serán capaces de mantener alejadas a las alimañas hambrientas. Los primeros que perecerán son los niños, luego los ancianos y las madres que acaben de parir, finalmente la mujeres y los hombres fuertes. Creen que el silencio de apoderará de la tierra, un silencio sólo interrumpido por el crujir de los glaciares que avanzaran sin freno por donde antes estaban los valles, un sonido tan parecido a la risa del wulkran que si alguien consigue sobrevivir hasta ese momento quedará helado por el miedo.
«Otros creen que el regreso del wulkran podrá verse en el cielo como una lengua llameante cuyo rugido hará sangrar los oídos de aquellos que lleguen a escucharlo. Su impacto se sentirá en toda Pangea y ésta se resquebrajará en varias islas que flotarán eternamente en un subterráneo mar de fuego y lava. Y los huecos entre ellas se llenarán de un embravecido mar que engullirá tierras, caminos y grakin. Y desde el lugar del impacto se levantará una nube de oscura maldad que cubrirá los cielos y que impedirá que Taga caliente los hogares. Y el frío dará paso a la nieve y las criaturas morirán y los hombres que viven de esas criaturas encontrarán que el fuego no es sufieciente.
«Los más creyentes creen que el wulkran se alzará como un dios ofendido y señalará a las criaturas y las condenará. Siete plagas caerán sobre sus cabezas y la última de ellas será la más mortal pues uno de cada casa será arrastrado hasta el abismo sin fin. Y las aguas caerán del cielo durante cuarenta días y cuarenta noches y en ese tiempo nadie podrá secarse, nadie podrá refugiarse. Los ríos se desbordarán, los lagos anegarán los valles y el mar se tragará las pocas tierras que aún queden. Y el wulkran sonreirá y dejará que las criaturas marinas gobiernen sobre la sumergida Pangea.
«Sin embargo, escúchame bien, el wulkran es más inteligente que todas esas estúpidas creencias. Él no desea acabar con la vida, sólo desea que esta vida le sirva. Y si regresa a Pangea no lo hará con estrépito, ni con fuegos, ni con hielo. Lo hará en silencio, tranquilo, andando, como un anciano que recorre el camino que le aleja de la tribu, sin miedo. Y sonreirá y su sonrisa será hermosa. Y contará historias y sus historias serán hermosas. Pues la naturaleza del wulkran es el engaño, la añagaza, el disfraz de los hechos para que parezcan otra realidad. Si hubiera regresado con nosotros, te contaría historias del fin del mundo, historias de miedo y de horror y te diría que son mentira, te diría que no debes creer en esas horribles mentiras. Te ofrecería el conocimiento, el secreto que te permitiría trascender de tu vida animal a una vida civilizada, la historia de la Historia donde los seres como tú se alzarían reconocidos y admirados por toda Pangea. Te contaría cómo lograr trascender a la propia muerte.
«Esa es la base de su engaño. Si escuchas sus palabras alegres, sus esperanzas de futuro, si crees que es un viejo entrañable que te narra una historia, entonces te habrá atrapado en su ciclo de destrucción. Si el wulkran estuviera con nosotros, te diría:
Tú, sí, tú.
«Escúchame porque no podrás oír esta historia en muchos otros lugares...»