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REPÚBLICA DE PILRHUN
PARTE I
Capital: PilrhunPilrhun es la nación de la caballería. Ese es su producto nacional, que exporta a todos los países del mundo. La defensa del débil, la lealtad ciega al señor feudal, el amor cortés, todos y cada uno de los códigos de conducta que hacen a un caballero ser lo que es tienen su origen y su máxima expresión en la República de Pilrhun
Vida y sociedad
La vida en Pilrhun está impregnada del espíritu de la caballería. Hasta el pilrhunense más humilde será cortés con las damas, tendrá en gran valor su palabra y su honor y será correcto en el trato. Eso no quita que halla asaltadores, raja gargantas y violadores en Pilrhun. Simplemente en este país estos maleantes realizarán su trabajo con la más impecable cortesía. La sociedad está gobernada por las distintas órdenes de caballería. Estas órdenes actúan a modo de consejos hasta cierto punto territoriales. Las órdenes están compuestas por distintas casas nobles que sí están adscritas a un territorio en concreto, al más puro estilo feudal. Normalmente una casa noble pertenece a una orden dada desde hace generaciones, pero legalmente una casa noble puede solicitar su adscripción a cualquier orden de caballería, independientemente de cual sea el área de influencia de esta, dando lugar a situaciones un tanto dispares, como el hecho de que una misma orden controle pequeños territorios muy dispersos, cada uno pertenecientes a distintas casas.
La política exterior de Estado la lleva a cabo el Gran Consejo de las Órdenes. Esté órgano está integrado por los maestres de cada orden de caballería de Pilrhun. Entre los consejeros se elijen dos príncipes, el Príncipe de Guerra y el Príncipe de Paz. Los cargos son prácticamente vitalicios, ya que, una vez escogido un nuevo príncipe por las tres cuartas partes del consejo, solo puede ser destituido por el voto unánime de todo el consejo. En esta votación de censura ninguno de los dos príncipes tiene derecho a votar.
La labor del Príncipe de Guerra consiste en formar y mantener aprestados los caballeros y tropas del Estado. Una de sus principales labores consiste en negociar con otras naciones en guerra el envío de caballeros para luchar en el conflicto. Usualmente los caballeros se suelen mandar a misiones 'corteses', orientadas a defender a la población. Defensa de ciudades asediadas, captura de bandidos, escolta de caravanas y demás tareas defensivas suelen ser las tareas que llevan a cabo los caballeros de Pilrhun en otras naciones en conflicto. Todo muy gallardo y caballeresco, aunque alguna vez los caballeros se han 'excedido' en sus funciones y han llevado a cabo auténticas carnicerías, pero en general consiguen salir con su honor intacto.
El Príncipe de la Paz se dedica al gobierno civil. Recauda los impuestos de la república y los emplea en la construcción de grandes obras públicas. También supervisa el comercio exterior y los tratados mercantiles que las distintas casas hacen con otros reinos. Como está labor administrativa ofrece pocas posibilidades de lucimiento guerrero, se le ha dado también al Príncipe de Paz la presidencia del Consejo de Torneos, el organismo encargado de organizar la miríada de torneos y justas que se celebran en la república de Pilrhun.
En cuanto al pueblo llano, más o menos van tirando como en el resto de las sociedades feudales. Todas las casas tienen su milicia local compuesta de pequeños cuerpos de arqueros y lanceros de a pie, donde un joven plebeyo puede hacer carrera militar, una salida socialmente muy bien vista. Además, aquellos que se distingan especialmente en el uso de las armas y en el cumplimiento del código pueden aspirar a entrar en la Leal Orden de la Lechuza Gris, y pasar a ser un caballero de pleno derecho.
Organizaciones Principales
La Senda Cortés: La Senda Cortés es como se conoce al código de conducta de todo buen caballero de Pilrhun, y, por extensión, de todo Eriloe. La protección del débil, la caridad, el valor guerrero, el honor y la defensa de las damas son los pilares sobre los que se sustenta este código. La Senda Cortés fue fundada por Lansley Pilrhun, en respuesta a los desmanes del Reino de Corus. Por aquel entonces la casa Pilrhun gobernaba con benevolencia esta pequeña ciudad costera, estando sometida a vasallaje al rey de Corus. Sir Lansley, harto de ver como sus señores oprimían al pueblo, creo la Senda y por tanto el germen de las órdenes de caballería. En cierta medida todos los caballeros siguen la Senda Cortés, aunque pocos lo hacen de un modo tan profundo que llegue a marcar cada segundo de sus días. Aquellos que lo hacen son llamados Caballeros Corteses, y pueden descuidar el uso de las armas con tal de profundizar en las enseñanzas de Sir Lansley.
En términos de juego casi todos los Caballeros Corteses son paladines Durmientes o Sonámbulos. Los más entregados a estudiar y practicar las enseñanzas corteses pueden llegar a ser clérigos. El alineamiento de la Senda Cortés es Legal Neutral (recordemos que en Eriloe los cultos son siempre neutrales en lo que al eje Bien-Mal se refiere). Los dominios son obligatoriamente Guerra (con la espada larga como arma predilecta) y uno a elegir entre Ley, Protección y Fuerza.
La Elevada Orden del Fresno: Dominada por la casa Manley durante cuatro generaciones es una de las órdenes más importantes del país. Tiene su sede en el castillo del mismo nombre que se encuentra en la costa norte y abarca buena parte de esta costa y una franja de tierra que se adentra un par de millas en el bosque de la Victoria. Otra de las casas de importancia de la orden es la casa Ylmaen, que tiene su plaza fuerte en la capital. Los de Ylmaen tienen una considerable flota y suelen fletar a menudo misiones corsarias para castigar las rutas comerciales de sus enemigos. Se unieron a la Orden hace ya 130 años, abandonando la Impávida Orden del Dast Veloz, caída en desgracia tras una desastrosa campaña en Corus. Otras cuatro casas menores componen la orden, aunque el gobierno de la misma se lo disputan los Manley y los Ylmaen. De momento estas disputas no han pasado de intrigas palaciegas y algún que otro encontronazo durante los torneos. La típica sana competitividad entre hombres de armas.
La Leal Orden de la Lechuza Gris: Esta orden es la más peculiar de todas. Su originalidad estriba en que no hace falta pertenecer a una casa noble para entrar a formar parte de ella. La orden fue creada cuando la República contaba con a penas 80 años de vida. En esos momentos se vio que muchos valiosos caballeros se perderían por el simple hecho de no haber nacido nobles. Por tanto se instauró un procedimiento mediante el cual aquellos que demostrasen su valía en las armas y su respeto por la Senda Cortés pudiesen formar parte de la elite de la república. La Orden está dirigida por un consejo de maestres que periódicamente realizan una selección entre los más diversos aspirantes para entrar a formarse como escuderos. Si el escudero completa su formación con informes favorables de sus superiores, se le concede en rango de caballero asignándole para su manutención uno de los feudos de la Orden. Debido a su sistema de selección el título no es hereditario. Cuando el caballero fallezca sus tierras volverán a estar en posesión de la Orden, que las concederá a un nuevo caballero. Normalmente los Caballeros de la Lechuza no suelen estar bien considerados por las demás órdenes debido a su origen plebeyo, aunque nadie pone en duda su valor y su arrojo. A esto hay que añadir que gran parte de sus miembros son enanos, ya que esta raza no forma parte de la clase noble y esta Orden es el único camino que un enano amante de la Senda Cortés tiene para ser investido caballero.
El Consejo de Torneos: Este organismo es el encargado de organizar los distintos torneos a lo largo de toda la república, velar por el correcto cumplimiento de las reglas de cortesía en el combate y mantener un seguimiento de la clasificación de los caballeros a nivel nacional. Es el Consejo quien decide qué torneos se pueden considerar de índole nacional. Esto sumando al hecho de que los primeros clasificados gozan de un alto prestigio hace que la influencia del Consejo de Torneos sea bastante importante. El consejo está presidido por el Príncipe de Paz, que a su vez elige a de cuatro a seis consejeros para que le asistan. Uno de ellos es siempre un devoto seguidor de la Senda Cortés, para que el Consejo tenga en cuenta en todo momento el Código.