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El Atalt
El atalt, también conocido como propulsor, es una herramienta en forma de vara de unas seis palmas de largo cuyo objeto es mejorar la fuerza y alcance de las jabalinas.
La aparición del atalt, como la de casi todos los avances bélicos, se remonta a la época de las Guerras Raciales. Cuando los h'sar y los drak empezaron a combatir contra los dwandir se enfrentaron al serio problema que suponían los arqueros. En campo abierto los drak podían cargar contra los dwandir y disminuir la efectividad de los arcos pero en terreno abrupto la mayor movilidad de los dwandir les permitía colocarse fuera del alcance de las lanzas mientras los hostigaban con sus arcos. Los artesanos h'sar hicieron enconados esfuerzos por duplicar el arte de los alqueriones, pero los arcos resultantes tenían escasa potencia y perdían su fuerza rápidamente. Cuando los dwaldur se unieron a la contienda la situación se hizo más difícil. Esta raza solía ir al combate con pesadas armaduras de cuero endurecido y aunque sus cargas eran resistidas sin demasiados problemas por los drak no ocurría lo mismo con los h'sar que apenas tenían posibilidad de abatir a los dwaldur con sus jabalinas antes del encontronazo final.
Sin embargo cuentan las crónicas que un artesano h'sar cuyo nombre se ha perdido encontró la solución por casualidad. Con el objeto de ayudarle en su trabajo más pesado compró a un esclavista un tikki de fuerza insólita entre los de su raza. Durante un tiempo le sirvió bien pero un día se armó con una lanza y escapó. Salió en su persecución con uno de sus capataces h'sar. Cuando por fin lo arrinconaron se defendió arrojando su lanza, a lo cual el capataz respondió lanzando la suya. A pesar de que la fuerza del tikki era superior a la de su capataz la lanza no cubrió la distancia necesaria y fue alcanzado por el lanzamiento del h'sar sin poner en peligro la vida de este. El artesano empezó a estrujarse la cabeza para averiguar el motivo de que el tikki hubiese hecho un lanzamiento tan corto. Su fuerza era superior a la del h'sar y, en teoría debería haber llegado más lejos. La única diferencia estribaba en el menor tamaño del tikki. Sus brazos eran más cortos. Ahí estaba el quid de la cuestión.
Visiblemente emocionado confeccionó un sencillo artefacto que le permitía alargar su brazo. Se trataba de una vara en cuyo extremo colocó la parte de atrás de la jabalina. Preocupado por sufrir las burlas de sus iguales si fallaba la probó el mismo en solitario. Los primeros lanzamientos dejaron bastante que desear, pero el no cejó en su empeño y finalmente consiguió resultados. Al final llegó a la conclusión de que, si bien los lanzamientos eran menos precisos, si que ganaban en distancia y fuerza de impacto.
Decidió dar el siguiente paso. Mejoró le diseño básico y le entregó el atalt a uno de sus capataces. Tras unos cuantos disparos iniciales bastante penosos finalmente consiguió una precisión aceptable con un incremento de distancia y penetración considerables. Cuando les contó su descubrimiento al resto de artesanos la voz le temblaba de emoción. Ante la imposibilidad de estos de hacer arcos se aceptó el atalt y se entrenó a los drak en su uso. El resultado fue bastante bueno, aunque no lo suficiente como para inclinar la balanza de la guerra a su favor.
Tras las Guerras Raciales muchas razas copiaron el diseño del atalt, mucho más fácil de fabricar que un arco o un hacha de hierro. Sin embargo el arma sigue estando mal vista al haber sido inventada por los h'sar. Los modelos más habituales están hechos en madera, aunque también se hacen en hueso, siendo los confeccionados en marfil especialmente apreciados. Son completamente rectos excepto en la parte por la que se cogen en la que se doblan ligeramente para facilitar el juego de muñeca. En el extremo contrario llevan una especie de cazoleta en la que se acomoda la parte sin punta de la lanza o jabalina. Para usarse basta hacer un amplio giro con el brazo y el proyectil sale disparado con bastante fuerza.
Usar un atalt no es algo fácil. De todas las razas que pueden usar lanzas solo los h'sar, los drak, los tikki y los humanos los emplean habitualmente. Cuesta un poco cogerle el puntillo pero una vez se ha hecho se pueden emplear con una precisión aceptable.
En términos de juego un atalt supone triplicar el alcance de una lanza o una jabalina arrojada por él e incrementa el daño en un +2. Se puede emplear usando la habilidad de Atacar (lanza arrojadiza o jabalina) pero supone un penalizador a la tirada de +10 a +3 según el tiempo que se lleve usando. Un personaje de las citadas razas puede ponerse niveles en la habilidad Atacar (atalt) para evitar sufrir las penalizaciones. Esta habilidad también se puede usar para lanzar una jabalina o lanza sin atalt, pero entonces se sufren los consabidos penalizadores de +10 a +3.
Un atalt de madera cuesta tres manos pieles. Uno de hueso puede llegar a la mano de manos de pieles. Uno de marfil no costará menos de tres manos de manos de pieles.