Nº: 89 . 3ª época. Año VI
Fauna: Oso Narigón Por: Sergio Jurado
 
 
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OSO NARIGÓN

Imagen

Una inmensa mole negra trota incansablemente por la pradera. Sus ojos son de color azul pálido; su hocico, grande e hinchado, es de tono granate, de modo que da la impresión de estar permanentemente ensangrentado. Sus fauces parecen capaces de partirte en dos de un solo bocado.

Descripción

Los narigones, al contrario que la mayoría de los demás osos, prefieren vivir en zonas de pradera y hierba baja. Los osos narigones son incluso más grandes que los ya enormes osos cavernarios, llegando a superar los cuatro metros de longitud y la tonelada de peso. Un oso narigón alzado sobre sus patas traseras es una de las visiones más aterradoras a las que puede enfrentarse un cazador en toda su vida.

A diferencia de sus primos menores, los osos narigones son carnívoros estrictos. Generalmente no cazan, ya que son demasiado lentos y pesados para ello. En vez de eso se alimentan de carroña que encuentran gracias a su prodigioso olfato o que arrebatan a otros depredadores, o incluso a grupos de cazadores, ya que estos colosales osos no temen a nada ni a nadie. Su táctica habitual consiste en valerse de su tamaño para intimidar a sus oponentes, de modo que éstos se retiren y abandonen su presa. Como es de esperar, pocos animales están dispuestos a enfrentársele.

Además de su tamaño y su dieta estrictamente carnívora, otras peculiaridades distinguen al oso narigón de las demás especies: la primera es su increíble sentido del olfato, probablemente el mejor de toda Pangea. Gracias a él es capaz de localizar cadáveres en descomposición a distancias increíbles. La segunda característica es que, si bien no son animales excesivamente rápidos (su velocidad punta es bastante inferior a la de un humano adulto), sus fortísimas patas son capaces de aguantar el ritmo de trote durante horas y horas sin apenas notar el esfuerzo. Por último, los osos narigones no hibernan sino que se mantienen activos durante todas las estaciones. Tampoco habitan en cuevas sino que son itinerantes, patrullando enormes extensiones de terreno en su incansable búsqueda de alimento, ya que necesitan ingerir una gran cantidad de carne diariamente.

No son seres excesivamente territoriales, por lo que los territorios de los diferentes individuos suelen solaparse entre sí. Sin embargo, son solitarios y solamente se reúnen con otros de su especie para luchar por una fuente de comida o para reproducirse. El apareamiento tiene lugar a mediados de primavera y las crías nacen a finales del invierno. La hembra suele parir una sola cría, en ocasiones dos, que nacen completamente desarrolladas y con los ojos abiertos. Las crías se ponen en pie pocas horas después de nacer para comenzar a alimentarse de la leche de su madre. Si no son capaces de hacerlo pronto la madre se verá obligada a abandonarlos para regresar a su incesante búsqueda de comida. De todos modos, muchas de las crías no resisten las durísimas caminatas en busca de alimento y mueren o se ven obligadas a sobrevivir solas antes de desarrollar la resistencia necesaria para soportar la vida itinerante. La madurez sexual ocurre entre los 3 y los 5 años de edad, y llegan a vivir entre 15 y 30 años.

 
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