Número: 40. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Yanire Jabir y Josep Muharrav son, simple y llanamente, dos oportunistas. En el año 3.455 C. se dedicaban a recorrer las rutas espaciales entre Liborea y Caliste a bordo de una descompuesta Ginebra IV de su copropiedad llamada Ocaso. Malvivían contrabandeando con los planetas a ambos lados de la frontera, un trabajo comúnmente denominado "verrianear" en la jerga propia de los viajeros espaciales de esa zona de la galaxia.
"Verrianeros" es el pintoresco nombre que reciben los contrabandistas de tecnología de los sectores fronterizos con la Comunidad Verriana. Traficantes que cruzan la frontera para llevar tecnología procedente de la R.F.P. a los habitantes de los planetas bajo el yugo verriano. Pero que nadie se lleve a engaño porque este trabajo no tiene nada de desinteresado: a cambio reciben materias primas o bienes exóticos que luego venden en el mercado negro refepero.
El verrianeo es una actividad arriesgada, ya que las autoridades de la R.F.P. la han declarado ilegal. Persiguen implacablemente a aquellos que lo practican, ya que no desean que provoquen innecesariamente la ira de las Reinas. Cuando son detenidos, son habitualmente condenados a varios años de reclusión. Los verrianos por su parte se limitan a destruir todas naves extranjeras que encuentran dentro de su territorio, a excepción de las naves de los jional, que en virtud de arcaicos tratados gozan de paso franco a través de todo el territorio de la Comunidad.
Durante uno de sus viajes, los traficantes hicieron un descubrimiento sorprendente: un caza verriano de la época de la 2ª guerra Humano-verriana flotando en la negrura del vacío. Aparentemente, el sistema de soporte vital de la nave se había averiado y el piloto había muerto al faltarle el suministro de aire, quedando a la deriva durante décadas. Teóricamente, el procedimiento a seguir según las leyes de salvamento de la R.F.P. hubiera sido remolcar la nave de vuelta a Caliste para entregársela a la Armada (por ser material militar enemigo). Sin embargo, lo cierto es que el hallazgo se había producido más allá de la jurisdicción de la R.F.P., y además mientras cometían un delito federal. Cierto es que podrían haberse limitado a dejar atrás la fantasmagórica nave y seguir con sus asuntos... pero como buenos "hombres de negocios" que eran, Yanire y Josep tuvieron una idea mejor sobre qué hacer con su preciado hallazgo: lentamente remolcaron la nave hasta una pequeña estación pirata, desde donde posteriormente lo llevaron con suma discreción hasta el sistema Beofoho (en Laz), en donde la ocultaron en un hangar privado.
Lo que sucedía es que a los dos verrianeros se les había ocurrido una idea, genial y simple a la vez, como lo son todas las ideas verdaderamente geniales: como los verrianos no conocían el concepto de "patente", si alguien cogía parte de su tecnología y la registraba en la R.F.P. no protestarían.
Durante el siguiente año, comenzaron a destripar el caza pieza a pieza, pero la complejidad de su funcionamiento era superior a sus conocimientos técnicos en muchas ocasiones. Ello les llevó a vender la Ocaso y, después de hacerles firmar una severa cláusula de confidencialidad (que les impedía hacer público cualquier dato sobre el trabajo desempeñado para ellos durante diez años), contrataron tecnos para que les ayudaran a desentrañar los misterios de la tecnología empleada en la construcción de la nave alienígena. Sin embargo, mentes más preparadas y con mejores medios habían intentado eso mismo muchos años antes y tampoco tuvieron éxito.
Cuando por fin diseccionaron la última pieza de la nave, Yanire y Josep registraron el nombre de Industrias Jabir-Muharrav, supuestamente una corporación de escaso capital dedicada al diseño y construcción aeroespacial. Después visitaron a algunos viejos conocidos de Josep, siniestros personajes pertenecientes al submundo criminal de la frontera, a los que convenció para que invirtiesen mucho dinero en la incipiente empresa, prometiéndoles grandes beneficios a medio plazo. Con ese dinero adquirieron la planta de desarrollo de una pequeña corporación que se hallaba al borde la de la bancarrota. Contrataron nuevos ingenieros (ninguno realmente brillante) y se consagraron a "mejorar el diseño" de la nave: cambiaron los cañones antiespaciales originales por otros que disparasen munición estándar de la R.F.P., sustituyeron la carlinga por otra más cómoda para los pilotos humanoides y copiaron el resto de la tecnología aunque no sabían como funcionaba realmente.
Una vez el trabajo estuvo completo, bautizaron al prototipo como XCS-29 y lo presentaron al concurso para escoger el nuevo Caza de Superioridad Espacial de la Armada, que habría de celebrarse en Lera el año '57. IJM invirtió una gran cantidad de dinero en publicidad, promociones y "obsequios" a importantes políticos y militares republicanos, para así asegurarse de que su nave llegaba a la fase final del concurso (a pesar de que la mezcla de tecnología humana y verriana comenzaba a dar problemas técnicos). Para los patrocinadores de IJM, no se trataba de ganar la adjudicación del concurso (que sabían de sobra no tenían ninguna oportunidad de obtener), sino de conseguir que el nombre del XCS-29 sonara lo suficiente en los círculos militares para, posteriormente, vendérselo a las decenas de flotas planetarias de toda la R.F.P. o, en su defecto, para que alguna corporación se interesara por el proyecto y vendérselo entero a buen precio.
La Exhibición de Lera significó un desastre para la IJM. El que el XCS-29 no tuviera siquiera la oportunidad de salir del hangar, y que los acontecimientos allí sucedidos ensombrecieran todo lo relacionado con las naves, provocó que sus poco recomendables patrocinadores perdieran mucho dinero. Josep logró aplacar a sus inversores asegurándoles que, pese a todo, las ventas del caza les proporcionarían pingües beneficios, aunque ahora tardarían un poco más en llegar.
Sin embargo, los problemas técnicos del XCS-29 resultaron ser peores de lo que inicialmente se pensaba. A excepción de uno o dos ingenieros, la mayoría del equipo de desarrollo de la IJM era más bien mediocre en su trabajo. La presentación del prototipo se fue retrasando a medida que surgían nuevas complicaciones y finalmente, la paciencia de sus mecenas terminó por agotarse. Una mañana de finales de '59 Yanire se despertó con la noticia de que su socio se había "suicidado" metiéndose una bala en la cabeza... tres veces.
Yanire recibió un ultimátum: el caza tenía que dar beneficios fuera como fuese. Sus patrocinadores no se resignaban a perder los cientos de miles de estándares invertidos en el proyecto. Dispondría de más tiempo para solucionar los problemas técnicos, pero no habría nuevas inyecciones de dinero hasta que no tuviera algo tangible que enseñarles... y más le valía no tardar demasiado o ella también podría acabar "suicidándose".
Tres años después, el lento trabajo de la IJM finalmente ha dado su fruto. Tres años de terror para Yanire, que se ha visto obligada a mesurar y justificar ante sus patrones hasta el más mínimo gasto, lo que a su vez limitaba los avances de los ingenieros. Tres años que Yanire ha pasado mirando por encima de su hombro, temiendo que en cualquier momento pudiera llegar esa bala que terminaría con su vida. Y su temor realmente tenía razón de ser: en más de una ocasión ha estado a punto de acabar como el pobre Josep. Sin embargo, la salvación llegó en forma del excelente trabajo desarrollado por Justino Duabrook, que fue ascendido a ingeniero jefe del equipo en Selaku del año pasado.
No fue un trabajo sencillo porque la principal diferencia entre la tecnología verriana y la humana es que la primera está preparada para recibir instrucciones telepáticas. Se pueden cambiar los actuadores y se puede cambiar el ordenador de a bordo para que entienda las instrucciones manuales, pero siempre queda alguna pieza o conexión que espera recibir cierta energía mental para hacer su trabajo.
Aparentemente, Duabrook ha conseguido solucionar los problemas de discordancia tecnológica que sufría el XCS-29; en la realidad, a espaldas de sus patrocinadores, lo que hizo fue adaptar tecnología humana a un casco verriano y sustituir casi el 90% de la tecnología original por piezas "obtenidas" de otras fuentes.
IJM adquirió recientemente los astilleros de Lan-Dor, que permanecían cerrados desde Salku del '61, con la intención de usarlos como punto de fabricación del caza. A principios de este mes se realizó la presentación del nuevo prototipo, al que han rebautizado como XCS-33 Guadaña, en un espectacular sarao en la sede de la compañía. Durante el evento, Yanire ha hecho público que IJM se encuentra en conversaciones con los representantes de los obreros, y se espera que el comienzo de la producción del caza sea cuestión de semanas. Así es como lo quieren los dueños de la corporación...
Pese a toda la propaganda que ha acompañado a la presentación del Guadaña, la verdad es que lo único que ha quedado del diseño original es el casco exterior, el motor y algunos sistemas secundarios. Duabrook ha conseguido, sin embargo, que las prestaciones del Guadaña sean similares a las de un caza verriano.
ETI: 30 valor: 40 (hab: 15) motores: 3 sistemas: +1 aut.: 20 días proa: CA + SV + RE popa: MO Estribor: AL + 2ML + RE Babor: AL + 2ML + RE Centro: SI + 2MO |
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Prestaciones Carga: -Tripulación: 1 Piloto Maniobrabilidad: 4(3), 3(2), 2(1) Blindaje: 5 en proa, estribor y babor. Munición: 30 en cada AL Soporte vital: Cabina (1) Supervivencia de la nave: 1, 1, 1, 2 Impactos múltiples: no aplicable. |
Críticos Proa: CA (3), SV (3), RE (4)Popa: MO (10) Estribor: AL (4), ML (4), RE (2) Babor: AL (4), ML (4), RE (2) Centro: SI (2), MO (8) |