Número: 92. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
El cerrojo es un pequeño aparato electrónico que adopta la forma de un disco metálico de apenas un centímetro de radio. Una de las caras del disco es magnética; funciona pegándola a la puerta que se desea bloquear. Interfiere con el mecanismo de apertura, alterando las frecuencias que abren la puerta o cambiando aleatoriamente la clave de acceso, si es que la hubiera, cada pocos segundos. Resumiendo, que cierra la puerta a cal y canto. Se podría decir que es una especie de saltador (ver pág. 318 del Manual) a la inversa.
Una vez en colocados y funcionando, la puerta solamente podrá abrirse sin forzarla si antes se retira manualmente el cerrojo de la misma, o bien si el cerrojo es destruido por un pulso PEM.
El cerrojo fue creado originalmente para ser usado por fuerzas policiales y grupos de operaciones especiales pero, paradójicamente, ha acabado siendo mucho más empleado por criminales, vándalos y piquetes sindicales.
Existen varios fabricantes de cerrojos, tanto legales como clandestinos. Entre los legales el principal fabricante es la corporación Mecanismos Ventura. Los cerrojos pesan apenas 150 gr., y suelen tener la forma de discos aerodinámicos que incluso pueden ser lanzados (empleándose la habilidad de Armas arrojadizas), acoplándose solos a la superficie de la puerta. Algunos modelos ilegales incorporan microcargas explosivas que estallan si alguien intenta retirarlos y corta el circuito. Unos pocos modelos, los más raros y caros, incluso están protegidos contra PEM.
Para otras reglas sobre cómo forzar y derribar puertas puedes consultar la pág. 89 del suplemento Rindhare.
Destruir el cerrojo: es posible destruir un cerrojo empleando un pulso PEM, incluso desde el otro lado de la puerta. Lo malo es que también destruye la puerta, debiendo abrirse manualmente.
Cerrojos explosivos: causan daño tipo I, localizado en la mano de quien lo coge (se ignora el dado de localización).