Número: 58. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Mushrawan, una palabra que no dirá nada a la mayoría de los habitantes de Pangea.
Quizás alguno de los más antiguos entre estos habitantes haya oído hablar del Pueblo Fungi, pero en general, la existencia de esta raza ha pasado desapercibida a lo largo de los siglos de historia.
El Pueblo Fungi, Los Mushra o Mushramitas, como son conocidos por los escasos seres que no pertenecen a su raza, y que mantienen alguna relación con ellos, son un pueblo antiguo, sigiloso, que ha vivido en la secreta ciudad de Mushra sin apenas interrelacionarse con nadie.
Descendientes de hongos saprofitos, la causa de su evolución y de su inteligencia no está muy clara. Una seta que se pone a pensar y hecha a andar debe tener un motivo muy poderoso para hacerlo.
Un erudito de paso por Aguaclara llegó a comentar que el Pueblo Mushra podía haber evolucionado a partir de pequeños espíritus que se poseyeron unas pequeñas setas que crecieron desarrollando sus propias capacidades.
Sin embargo, todo son mitos, y lo único que se sabe es que los Mushra, de aspecto humanoide, poseen una inteligencia limitada pero que crece conforme al número de miembros de su comunidad aumenta, lo que hace pensar en que comparten alguna especie de método para comunicarse que les convierte en más inteligentes.
(Nota: a efectos de juego, los Mushra ganan inteligencia cuando están en presencia de otros de su especie, aunque no tanta como las leyendas dicen).
Tampoco se sabe mucho sobre la naturaleza de esta inteligencia. Se cree que depende de todo el organismo, sus células actúan como neuronas al mismo tiempo que como estómagos, músculos, etc. No poseen órganos diferenciados, por lo que no poseen un cerebro al que matar, o un corazón que atravesar.
De su forma de reproducción no se conoce nada.
El Pueblo Mushra vive en un único emplazamiento que toma su nombre. Este "grakin" colosal en tamaño, pero de escasa población, se extiende por kilómetros y kilómetros de cavernas, pasillos y grutas bajo el suelo de algún lugar desconocido de Pangea.
En él vive la mayor parte del Pueblo Fungi, ignorante de los sucesos acaecidos en la superficie, y sin importarle las rencillas.
Por lo que se conoce de su sociedad parece que actúan casi como una mente colmena, cuando están juntos. Sin embargo, poseen una individualidad muy acusada que intentan defender ante las demás especies. Un mushra no actuará contra otros de su especie, pero intentará afirmar su independencia del colectivo siempre que pueda.
El grakin de Mushra no es más que un conjunto de cavernas horadadas y acondicionada por este pueblo para albergar los jilkos, enormes salones comunales donde los mushra se reúnen a dormitar y a alimentarse, y donde entonan sus cánticos, un ritual que está relacionado con la historia de la raza y el mantenimiento de las tradiciones.
Estos jilkos suelen ser grandes y acogen por igual a todas las ramas de fungi, las diferentes familias de la especie, pero siempre están dedicadas a una de ellas en concreto.
Por último, se cree que los Mushra han creado algunas colonias en otras partes del mundo, siempre en ambientes húmedos, cálidos y bajo tierra. Aunque son pequeñas, y se desconoce el propósito de éstas, quienes sostienen esto empiezan a ver con preocupación la callada y silenciosa determinación de un pueblo que no conocen.
Los Mushrawan se alimentan, en su mayoría, de materia orgánica en descomposición, animal o vegetal, aunque evitan capturar seres sintientes para no causar conflictos con sus razas.
No es extraño, sin embargo, que en tiempos de guerra encubierta, los Mushrawan capturen enormes cantidades de prisioneros y les lleven a los jilko comunales, donde serán sacrificados y alimentarán a la nueva generación de guerreros Fungi.
Tomemos las palabras de un antiguo prisionero que logró escapar de un jilko.
"Eran muchas manos, más de las que podía contar, en esa gigantesca habitación. Era oscura, apenas veía nada excepto los resplandores de algunos hongos luminosos que arrojaban luz sobre mis captores.
Allí estaban, apiñados, en pie, sobre una masa de cadáveres que habían sido mis compañeros, y entonando ese extraño sonido que parecía una canción, o un rito funerario.
Debieron olvidarme, o quizás me guardaron para un intercambio de prisioneros. Pero la druma que pasé en ese oscuro lugar fueron las peores de toda la guerra."
Estas prácticas hacen pensar, junto a la despreocupación de los Mushra por los objetos materiales, que los jilkos de la Ciudad de Mushra son enormes salas de tesoros donde yacen olvidados todos los objetos de aquellos que murieron allí.
Los fungi mantienen una fervorosa adoración por el llamado Micelio, una especie de Consejo que representa a los Hifas Antiguos, los fundadores de la Ciudad de Mushra.
Los Hifas fueron dos manos de manos y de ellos descienden las dos manos de manos Casas Fungi. Los Hifas antiguos son adorados como antepasados semidioses, los Portadores de la Humedad que abrió el camino al Pueblo Fungi.
Existen varias subespecies de esta raza, algunas de ellas, nunca vistas por nadie. Se habla por ejemplo de una evolución a partir de hongos parásitos, que necesitan conectar sus micelios al cerebro de seres inteligentes para mantener su propia capacidad de razonar.
Otros, que se desarrollaron a partir de especies simbióticas, han sido capaces de establecer vínculos inseparables con un espécimen concreto, y ambos se benefician de las uniones esporádicas que estos Mushra necesitan.
El Pueblo Fungi, a pesar de su tranquilidad y su no intervención en asuntos de otras razas o pueblos, ha desarrollado una serie de defensas especiales y únicas para defender la ciudad de Mushra, su capital, y los escasos asentamientos que posee fuera de ella.
La mayoría de estas "bestias" son en realidad hongos alimentados con esporas Mushra, lo que ha acelerado su crecimiento y les ha dotado de algunas capacidades especiales.
Las rodadoras son enormes agrupaciones de hongos microscópicos parásitos con la forma de una enorme esfera palpitante que siente las vibraciones de las paredes de las grietas y ataca a todo ser viviente.
Esta esfera emite una toxina venenosa al contacto capaz de penetrar en los organismos más fuertes e inducir un coma temporal y dañar la región del cerebro de la memoria a corto plazo. De esta forma, Los Mushra utilizan a las rodadoras para atrapar a intrusos en sus asentamientos, borrarles el recuerdo de lo que han visto, y dejarles en algún punto lejano para que despierten del coma sin recordar nada, y sin haber sufrido daño físico alguno.
En los túneles y cavernas donde gustan habitar los Mushra, ver una de estas enormes bolas de materia deslizándose hacia ti, cortándose, dividiéndose al llegar a otros túneles y acorralándote, ejecutando una especie de estrategia de caza primitiva no es una cosa agradable.
Los personajes Mushra poseen una serie de habilidades especiales y de desventajas.