Número: 39. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
"Troya cayó, Roma cayó, pero Leningrado no cayó."
Lema popular ruso.
Estamos en Leningrado, primer invierno del asedio, 1941. Hace frío. La nieve cubre la ciudad y los alimentos y la leña empiezan a escasear. Hace pocos días, los alemanes capturaron la ciudad de Tikvin cortando un camino de suministro que había costado mucho abrir. Se calcula que las reservas de carne durarán 20 días y las de grano, 30. La situación es desesperada y el hambre ya no es una sensación, es una forma de vida...
Los personajes forman parte de una unidad de comisarios políticos. Son soldados de baja graduación que, generalmente, se ocupan de tareas de custodia, escolta y asistente. No son combatientes propiamente dichos, sino, más bien, administrativos, camareros, sastres, etc. Adscritos al Estado Mayor forman lo que se llama la logística del ejército. Ahora bien, estamos en el Ejército Rojo y todo soldado debe saber combatir. No tendrán experiencia previa en los combates de verano de 1941. Estaban en Leningrado y la guerra llegó hasta ellos, simplemente, pero sí tienen experiencia en la vida militar, llevan tiempo en el oficio y saben quien es quien dentro del cuartel y con quien deben hablar o qué deben hacer para conseguir las cosas.
La moral no va mal. La situación es desesperante, pero la propaganda soviética es efectiva. Tendrán la moral a cero. Sin embargo, su confianza en los mandos estará algo debilitada. Han podido ser testigos de las purgas de Stalin contra los antiguos oficiales del ejército y el ataque alemán ha pillado al resto con los pantalones bajados. Tendrán la confianza en el mando en 6.
Ten en cuenta estas cosas a la hora de crear los personajes.
Un teniente-coronel de su unidad (Lejtenant-Polkovnik Nenarok Tarasov), un superior directo suyo, les recibirá en su despacho. Es un comisario político, algo fondón y con un vozarrón que asusta. Estará sentado en su mesa con un desayuno en una bandeja frente a él. Mientras unta con parsimonia mantequilla y mermelada en una tostada de pan blanco, les dirá:
"Señores, la situación es difícil, pero no crítica y no debemos dejarnos arrastrar por las subversivas opiniones que creen que no resistiremos este invierno. Sin embargo, debemos estar alertas, como leones ante una manada de antílopes, como cocodrilos que esperan en el río a que se acerque a beber alguna cebra. El derrotismo es nuestro mayor enemigo, pero el sabotaje es nuestra principal preocupación. Les voy a encomendar la misión de investigar un acto de sabotaje... Sí, sí, ya sé que no tienen experiencia en investigar estas cosas, pero todos hemos tenido que aprender alguna vez..." le da un bocado a la tostada "...es fozible que efta misión fea el inicio de su cagega..."
La verdad es que recibirles mientras desayuna y hablarles con la boca llena cuando los personajes llevan varios días sin comer (tiradita de moral, por cierto) es de muy mal gusto, pero poner todos esos ejemplos de animales comiéndose a otros, es insultante.
Les contará, entre bocado y bocado que no ofrecerá, que una de las cámaras frigoríficas de la ciudad ha sido saboteada y que el contenido (kilos de carne) ha empezado a estropearse. "No se preocupen por la carne, ya lo estamos solucionando" les dirá "¡quiero que atrapen al responsable de este desastre!"
En este momento de las partidas es cuando los personajes suelen equiparse para la misión, pero... ¡están en Leningrado! Si alguno pide equipo extra, hazle tirar moral cuando el teniente coronel se ría de él en la cara. Por cierto, los personajes tendrán derecho a una tirada de mando para perder confianza en sus oficiales.
Nota: ¿Pueden los personajes intentar robar algo de comida de la bandeja? Pueden intentarlo, pero es difícil.
En realidad no es una cámara frigorífica ni nada por el estilo. Se trata de una casa de piedra que está semienterrada junto a una residencia de oficiales del Estado Mayor. Toda la estructura está cubierta de nieve y hielo y se puede acceder a ella por dos puertas: una puerta de hierro que da a la calle (que es el acceso principal) y otra puerta de madera que da a un sótano que comunica con el Estado Mayor (y que nadie usa).
El sabotaje ha consistido en retirar la nieve que, por el interior, cubría la puerta de madera y evitaba que el calor de la cocina se introdujera en la cámara. Sin esta protección, la mercancía se ha descongelado y ha empezado a pudrirse. Cuando lleguen, verán al cocinero-jefe del Estado Mayor dirigiendo a tres pinches que se afanan en separar los alimentos estropeados de los aprovechables. Fue él quien descubrió el sabotaje.
La cámara está llena de "delicatessen": carne, caviar, botella de vino y snap, vodka, harina, etc. Los estómagos de los personajes volverán a rugir.
Nota: Aquí será más fácil escamotear algo.
El cocinero se mostrará sorprendido por la llegada de los PJ. Les comentará que ya hubo otros comisarios investigando la situación, pero hablando con él amablemente, descubrirán que el sótano al que da la puerta de madera se utiliza como almacén para los utensilios de cocina (ollas y demás parafernalia) y que a él tienen acceso los cuatro (él y sus tres pinches), pero que de la puerta de madera sólo hay una llave (colgada en el sótano al que sólo acceden él y sus pinches, aunque cualquiera podría entrar allí por la noche). Curiosamente (y si es necesario que los PJ hagan una tirada de Descubrir para ello), Iván es el más rollizo de los tres pinches (pesará unos 90 kilos, comparado con los 60 kilos que pesan sus compañeros). Sin embargo, el cocinero-jefe les dirá que nunca usan la puerta de madera para evitar choques térmicos y que siempre acceden a la despensa por la puerta de hierro. Dicha puerta, además, está siempre vigilada por un soldado.
El pobre Iván será sospechoso desde el principio y se mostrará huidizo con las miradas de los personajes. En cualquier caso, el cocinero hablará bien de todos sus pinches y dirá que es imposible que ninguno de ellos estropeara la carne a propósito.
Los otros dos pinches (Karl y Iosef) son hijos del cocinero y, al igual que éste, se les nota cierta delgadez, aunque están algo mejor que la de los personajes. La madre de ambos y mujer del cocinero murió congelada en la calle el pasado mes.
Las sospechas deben recaer en Iván (incluso fuerza la situación haciendo que huya). La verdad es que el pobre Iván es culpable. Su culpabilidad será evidente si deciden visitar su casa donde encontrarán comida (que pueden requisar) en abundancia y donde encontrarán a sus padres con una envidiable salud. Sí, es culpable, pero no es un saboteador. Si le interrogan duro se romperá enseguida y confesará que ha estado robando comida del almacén. Lo que hacía era coger la comida y enterrarla en la nieve delante de la puerta de madera, tapando el agujero hecho inmediatamente. Después, por la noche, abría la puerta de madera rápidamente, cogía la comida y la volvía a cerrar. Le era fácil hacer esto porque, normalmente, se quedaba limpiando la cocina y era el último en salir. Tampoco lo hacía todos los días, una vez a la semana o así, cuando reunía el valor suficiente y creía que no se iba anotar. Los personajes podrán deducir que en el último de sus hurtos, tal vez sin darse cuenta, la montaña de nieve se derrumbó o derritió y que eso provocó el accidente. No se trata de sabotaje, pero sí de robo. Él teniente coronel estará contento de que hayan resuelto el caso tan diligentemente (pasa a la siguiente misión).
Por otro lado, si los personajes preguntan qué oficiales se alojan ahí, el cocinero mismo les explicará que los comisarios políticos del Estado Mayor. Es decir, cuatro personas, entre ellas su jefe (el que les ha mandado investigar). Si alguno sospecha de los oficiales, hazle tirar una tirada de moral (¡Mis oficiales no son dignos!) y permítele perder un punto de confianza en el mando. De todas formas, no estará muy desencaminado porque Nenarok es el autor del nocturno robo que dejó la nevera desprotegida...
El teniente-coronel, cuando le lleven al pobre Iván, se mostrará muy contento y amigable con los personajes y les felicitará de lo rápido que han resuelto el caso. Se sentirá un poco decepcionado de que no haya sido un sabotaje, pero les exhortará a que se mantengan siempre ojo avizor. Si los personajes son amables, pedirá a uno de sus administrativos (están fuera del despacho) que les suba un poco de pan (negro) para aplacar el hambre de los valientes soldados.
Un "¡métase este pan donde le quepa que hemos visto la despensa de su casa!" no será muy apropiado.
Nota: Iván será fusilado por sus actos. Puedes, si quieres, que los PJ sean el pelotón de fusilamiento. Si deseas jugar esta escena, haz que Iván implore y llore mucho y llévala lentamente: lee la sentencia, ata y pon una venda al preso, etc. Cuando acabe, haz tirar moral a tus personajes (y a los jugadores).
Les pedirá que esperen fuera y pasarán varias horas antes de que les vuelva a llamar. Fuera hace frío (por si lo han olvidado) y lo único que podrán hacer será arrimarse a un cubo donde unas pocas leñas arden sin gracia. Allí oirán los rumores de la guerra y el frente y no serán buenas noticias (moral), pero también escucharán comentarios negativos respecto al oficial al que sus hombres llamarán "menchevique". Permíteles perder otro punto de confianza en el mando, ya que empezarán a darse cuenta que han empezado a trabajar para alguien poco recomendable.
Nota: los mencheviques eran una rama moderada del partido comunista antes de la revolución de 1917. Escindidos del partido, intentaron una contrarrevolución en 1921 (con apoyo extranjero) y fueron presentados como el peligro número uno de la Unión Soviética. Menchevique se convirtió en una especie de insulto genérico de cualquier persona que no siguiera la doctrina del partido y, por extensión, de cualquiera que te cayera mal. Sería como gritar "comunista" en Estados Unidos en la época de McCarthy o "kapitalistic" en la de Brézhnev
Al cabo de unas horas, volverán a llamarles al despacho. Ha pasado la hora de comer, pero en una mesa auxiliar se verán las sobras de la comida. Una tirada de descubrir permitirá adivinar que los huesos del plato son de ave (¿faisán?).
El oficial les explicará que una trinchera en el frente norte ha sido barrida por el enemigo y quiere que vayan allí a investigar lo sucedido. Les mostrará un plano de la ciudad y les indicará una posición.
Cuando lleguen a la posición indicada por Nenarok descubrirán unas posiciones fortificadas (hormigón) y a toda una unidad en su interior en ¡perfecto estado! Su llegada no será bien recibida y los soldados les mirarán mal. No se enfrentarán a uso tipos con uniformes de comisarios, pero se apartarán perezosamente de su camino, tropezarán, harán comentarios a sus espaldas que despertarán la hilaridad de los demás, etc. El oficial al mando, polkovnik Baranov, les recibirá en un pequeño búnker donde hay desplegados diversos mapas. Cuando le expliquen que su trinchera ha sido arrasada (según los informes de Nenarok), se mostrará contrariado. Y dirá: "ya sabía yo que había algún error", pero no añadirá ninguna explicación adicional a su comentario.
Saldrá del búnker y les llevará a una especie de loma desde donde puede verse toda una explanada bastante grande. Hay dos grandes edificios a los lados que están abandonados (de hecho, sólo se ve la estructura medio derruida). "La unidad que buscan está ahí" y dejándoles unos prismáticos les señalará un punto en medio de la explanada. Efectivamente, en medio de la explanada, entre muchos cráteres de artillería, se aprecian varios cuerpos de soldados muertos sobre la nieve. Cuando los personajes digan que van a visitar la zona, les advertirá: "no hemos tenido muchos problemas con los fineses, pero no olviden que están ahí."
Nota: En realidad, los finlandeses nunca participaron militarmente en el asedio de Leningrado. Cierto que cortaron los accesos, pero no atacaron la ciudad desde el norte. Tus personajes, sin embargo, no tienen porque saber esto.
La supuesta trinchera no existe. Los hombres habían empezado a cavar algunas posiciones provisionales, pero no habían acabado aún. Todos han muerto víctimas de la metralla de las bombas de artillería que han caído a su alrededor. Si los personajes investigan por la zona, descubrirán:
- Que el sargento al mando de la unidad tenía un mapa con la posición en la que encontraron la muerte. Sin embargo, un estudio más detallado del mapa (tirada de Descubrir muy difícil) les señalará que el mapa es incorrecto y que tiene las posiciones mal.
- Que toda la unidad estaba adscrita al Estado mayor y que, en general, eran como los personajes (¡una unidad de comisarios novatos!).
- Que los agujeros de bombas son de artillería naval soviética (muy gorda). Preguntando en el Estado Mayor, a alguien de las oficinas, podrán enterarse que hubo un entrenamiento de artillería naval en esa zona. En teoría se trataba de deshacerse de proyectiles a punto de "caducar" y entrenar a las dotaciones nuevas. En realidad era un aviso sutil para los finlandeses advirtiéndoles para que no avanzaran. El entrenamiento estaba preparado desde hace mucho tiempo (15 días).
- Que la posición elegida (para esto será necesario una tirada de Burocracia o de Descubrir) era, tácticamente, malísima. Había decenas de posiciones mejores en los alrededores.
En función de las cosas que descubran, los personajes pueden llegar a dos conclusiones:
- que alguien les dio mal la posición a los soldados.
- que los soldados erraron al anotar la posición en su mapa (ya sea por ineptitud o porque el mapa era erróneo).
La realidad de lo que está pasando es algo más truculenta y Nenarok, como bien habrás supuesto, está detrás de ello. Los muertos en la "falsa posición" eran una unidad de investigación novata que Nenarok había formado, pero que llevaban con él el tiempo suficiente para comprender que los oficiales soviéticos no tienen porque llevar razón siempre.
Nenarok se levantó hace dos noches con hambre (los personajes habrán podido observar que no se priva de nada) y en bata acudió a la despensa para comer algo. Como hacía mucho frío y no quería salir a la calle, pasó por el sótano, quitó la nieve de la puerta pensando que se había ido acumulando allí y nadie la había limpiado. Incluso pensó en recriminar al cocinero su falta de disciplina. Sin embargo, a la mañana, con el estómago lleno, se le olvidó echar la bronca.
Tras dos días con el horno de la cocina y la calefacción de la casa a tope, la comida empezó a estropearse y el cocinero advirtió que alguien había quitado la nieve de la puerta. Advirtió a su superior (Nenarok) y este, enseguida, habló de sabotaje. El cocinero había hecho publicó lo que había pasado (lo había comentado en el Estado Mayor) para que nadie le acusara de hacer mal su trabajo y los comentarios de sabotaje de Nenarok le aliviaron bastante, pero, por otro lado, obligaron a Nenarok a actuar oficialmente.
Por la mañana, mandó a investigar a la unidad de investigadores anteriores a los PJ en la esperanza de que encontrarán a algún pardillo que le sacara del apuro (léase Iván), pero esos hombres, bastante quemados ya con sus superiores, sospecharon enseguida de alguno de ellos. En la casa sólo había cuatro y sin mucho temor empezaron a interrogarlos. Cuando llegaron al despacho de Lukin (un comisario en el despacho junto a Nenarok), éste se enfadó tanto con las insinuaciones que les ordenó esperarles y se fue a hablar con su compañero. "¡Mira lo que están preguntando tus hombres! ¡Es indignante!" Sintiéndose atrapado, Nenarok improvisó y le dijo que ya estaba hasta las narices de ellos y que los iba a fusilar por indisciplinados. Sin embargo, Lukin moderó a su amigo. Le dijo que acababa de recibir una petición de refuerzo de una posición del sector norte y que los mandaran allí una temporada. Lukin dio la posición a Nenarok y éste hizo llamar a sus hombres. Allí, en presencia de Lukin, los amonestó, les entregó uno de sus mapas y les ordenó que se dirigieran a su nuevo destino.
El terrible error es que Nenarok tiene los mapas equivocados (anticuados) y sus coordenadas y los nombres de las posiciones no son correctos. La desdicha quiso que el cambio de coordenadas llevara a la unida a un punto donde la artillería naval hizo sus prácticas.
Nota: la idea original de la partida es que Nenarok sea un incompetente y que la muerte y el sabotaje sean obra de su inutilidad. Sin embargo, mientras escribo estas líneas, pienso que algunos directores pueden preferir presentar a Nenarok como un taimado tramposo y que preparara el mapa a propósito para librarse de sus hombres. Eso implicaría cierta premeditación o lo que es lo mismo, que entre su conversación con Lukin y la amonestación a sus hombres, pasara el tiempo suficiente para que él encontrara la manera de modificar el plano.
La partida, en este momento, es completamente abierta. Tus personajes pueden decidir que el oficial de la unidad muerta se equivocó al anotar la posición y detener la investigación ahí. Sin embargo, también pueden pensar que hay algún mando implicado (han tenido varias oportunidades durante la partida de perder varios puntos de confianza en sus mandos lo que les permitirá dudar de ellos). Si lo piensan, sólo necesitarán mostrar el mapa erróneo (o modificado) y contar con el testimonio de Lukin diciendo que el plano se lo dio Nenarok (conseguirán este testimonio si le muestran el plano erróneo; ante la posibilidad de que lo acusen a él, delatará a su amigo). Sin embargo, deben tener mucho cuidado. Están en el Estado Mayor, cualquier paso en falso puede hacer que acaben en el frente o con la espalda contra una pared.
No olvides que en la casa donde se estropeo la comida viven los cuatro comisarios:
- Lejtenant-Polkovnik Nenarok Tarasov (el jefe de los PJ y comisario-responsable del frente este: lago Lagoda, suministros y abastecimiento).
- Lejtenant-Polkovnik Myslen Lukin (comisario-responsable del frente norte: los finlandeses).
- Lejtenant-Polkovnik Son Vorobev (comisario-responsable del frente oeste: la Armada y el puerto, es quien organiza el bombardeo de entrenamiento o advertencia).
- Lejtenant-Polkovnik Tidrik Chistyakov (comisario-responsable del frente sur: con unas enormes ojeras, delgado y enfermizo porque casi nunca duerme. Vio a Nenarok entrando en la nevera, pero no le ha dado importancia ya que tiene temas más importantes de los que ocuparse: la guerra entre ellos).
Todos ellos tienen un superior, que es el comisario-jefe de Leningrado, pero si los personajes acuden a él sin pruebas irrefutables o una confesión, lo pasarán mal, muy mal.
Pasaría mucho tiempo aún hasta que el sitio de Leningrado se levantara. En total, permanecieron aislados 900 días. Fueron días de frío, de hambre y de desesperanza. Si tus personajes sobreviven a sus superiores, es posible que a los jugadores les apetezca continuar su experiencia en esta mítica ciudad: enfrentamientos en el frente sur contra la División Azul, la peligrosa carretera del Lago Lagoda, incursiones a través de las líneas alemanas para llevar información al "otro lado". Las posibilidades son muy amplias.