Nº: 94 . 3ª época. Año VI
Callejero: El Pirata Loco Por: Sergio Jurado
 
 
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El pirata loco

"El pirata loco" es el pintoresco nombre de una pintoresca tienda de Cunia situada en unos sombríos soportales de la C/ Belchite, en el barrio del Puerto.

La tienda abrió a mediados de los ochenta dedicada en exclusiva a la venta de artículos de pesca. Sin embargo, el negocio no prosperó y poco después el propietario lo traspasó a Andrejus Balogh, un inmigrante lituano recién llegado a Cunia al que, como a tantos otros inmigrantes de Europa del este, pronto apodaron "el ruso". Andrejus no tardó en reorientar el enfoque del negocio hacia otros derroteros, en concreto el mundo de la electrónica y la telefonía móvil... y todo tipo de los habituales chanchullos relacionados. Además, Balogh proporciona servicios sencillos relativos a la seguridad (instala alarmas, cámaras de seguridad, electrifica vallas, etc.) sin hacer preguntas, y también tiene un pequeño negocio de compra-venta de armas de pequeño calibre, principalmente pistolas. Y, por supuesto, mantiene la parte del negocio dedicada a la venta de artículos de pesca, que le sirve para blanquear parte de sus ingresos extraoficiales.

"El ruso" es un hombre de unos cincuenta y muchos años, alto, fornido y con unas manos enormes pero de dedos sorprendentemente ágiles. Mantiene su cabeza rapada al cero y luce una frondosa barba negra con la que oculta una fea cicatriz que le corre por la mejilla izquierda ("un recuerdo de mis días en el ejército de mi país"). Tiene un carácter tranquilo y sobrio, pero que ocasionalmente se torna volátil cuando bebe de más y alguien critica a su amado Real Madrid (acumula seis denuncias por peleas y escándalo público desde que está en Cunia), del que es acérrimo desde la época de Sabonis. Según se cuenta en su Palanga natal trabajó de pescador, teniendo que exiliarse porque mató a su mujer en un arranque de celos. Se desconoce si tiene familia pero lo que sí se sabe es que no tiene amigos íntimos; de hecho, en los años que lleva en Cunia sus únicas relaciones conocidas han sido de tipo transaccional, cuatro o cinco veces al mes, con alguna de las profesionales del amor del barrio del Puerto. Aparte de eso sus únicos vicios conocidos son el Real Madrid de baloncesto, el tabaco negro que fuma a todas horas, el vodka barato y salir a dar una vuelta a bordo de un pequeño bote que ocasionalmente alquila para negocios más oscuros...

 
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