Nº: 69 . 3ª época. Año VI
ITA: ITA - Barrilete 04: El planeta de vapor Por: Juan Carlos Herreros Lucas
 
 
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[ITA] Barrilete 04

El planeta de Vapor

La última vez que hablamos de la Barrilete acababan de abandonar un extraño planeta helado que servía de experimento sociológico a los iroiendi. Fasdal estaba en medio de un cúmulo de estrellas lo que lo convertía en un destino casi inaccesible para todo el mundo. Un nuevo miembro se había unido a la tripulación: Jericó, posiblemente el único tyrano de piel oscura de la galaxia (sus congéneres murieron después de la partida de la Barrilete, cuando los guardianes decidieron que el experimento estaba contaminado).

No partieron de Fasdal con las manos vacías. Su visitante anterior, que sospechan que era Colbera, le había dejado un mensaje críptico. Eran unas serpientes, de clara influencia azteca, que tenían dos ojos y se retorcían enredándose unas con otras. En su piel había extraños dibujos triangulares interrumpidos ocasionalmente con motivos circulares y todas ellas tenían una cola en forma de corazón o flecha con otro motivo circular en su extremo.

Los miembros de la Barrilete estaban algo perplejos por la pista y creyeron que investigando la vida de Colbera podrían obtener alguna ayuda. Sin embargo, en las bases de datos de 0164 no había mucha información. De todas formas se enteraron que Colbera había sido miembro del ejército, había sido secuestrado por los iroiendi antes de la "casi" tercera guerra humano-verriana y había sido el oficial al mando de la base Adrasta hasta que fue desmantelada, momento en el que capitán desapareció y se convirtió en uno de los fugitivos más buscados de la galaxia. Nada, sin embargo, indicaba que fuera aficionado al arte primitivo...

Finalmente, fue el novato Jericó quién encontró la clave del misterio. Él no tenía ningún interés en las serpientes. El espacio, que él creía era una eterna sucesión de nubes (su planeta tenía una capa permanente), se le había revelado como vacío y enorme. Estudiaba con curiosidad los diferentes planos astronómicos que 0164, con infinita paciencia, le iba mostrando. "Enséñame mi estrella... Ahora mi estrella y la de al lado... ahora cuatro más..." En una de éstas observó que la disposición de los sistemas estelares múltiples coincidía con la disposición de los ojos de las serpientes del dibujo de Colbera. ¡Estaban en el mismo sitio! Incluso su cúmulo estelar era una de las cabezas de las serpientes. Descubrir que algunos adornos circulares del cuerpo y las colas correspondían a otros sistemas estelares fue un juego de niños. Deducir que las serpientes eran rutas estelares fue también muy sencillo (aunque aquí Jericó ya contó con la ayuda del resto de la tripulación que, murmurando no se qué de Occam, abandonó sus teorías místico-religiosas).

¿Cuál de las rutas estelares marcadas en el mapa era la que Colbera había elegido? [Aunque aquí el DJ tenía una pregunta mejor... ¿cuándo "salgamos del espacio iroiendi" se había convertido en "pillemos a Colbera"?]

Responder a la pregunta fue fácil. Colbera había salido de la cabeza de una serpiente (al menos ellos sabían que era así), así que debía estar en alguno de los sistemas que la serpiente visitaba. ¿Cuál de ellos? La respuesta también fue sencilla: en el último. Colbera no iría a sistemas controlados por los iroiendi y de toda la serpiente, el último, la cola, era el único que no estaba en las cartas de navegación en posesión de 0164. De hecho, 0164 aseguró que dicho sistema no existía. Si ella no lo conocía, no podía existir.

[Una interesante pregunta quedó en el aire... si, como parece, Colbera va huyendo de los iroiendi, ¿por qué deja un plano diciendo a dónde va?]

Orientaron la nave, aceleraron y saltaron al subespacio...

...al llegar al destino, tras varios saltos intermedios y al empezar la deceleración de aproximación, la nave fue violentamente golpeada. Miles de fragmentos atravesaron el casco de parte a parte provocando una descompresión generalizada que a punto estuvo de provocar la asfixia de parte de la tripulación (aquella parte que aún no ha aprendido los métodos de seguridad que indican que nunca debes andar lejos de tu traje de vacío).

¿Qué les había golpeado? Probablemente era algún sistema defensivo iroiendi, algún sofisticado campo de minas o peor, algún arma desconocida. Rápido zafarrancho de combate para descubrir que la nave está en las últimas. 0164 empieza a decir tonterías y "control de vuelo" se convierte en un eufemismo...

"¿Pero qué demonios nos ha golpeado?" pregunta el capitán marbagán (recordemos que la Barrilete ha cambiado de capitán desde la última aventura). La respuesta tarda en llegar, pero, al final, Dimas, el tecno, encuentra una pequeña y oscura piedra de forma de ojiva incrustada en la protección de uno de los motores. No se atreve a sacarla (sólo les faltaba una contaminación radiactiva), pero le enseña la imagen a Ros y la identifica como un cardumen espacial (uno de los mayores enemigos de la navegación espacial).

[Nota publicitaria: los cardúmenes espaciales son una especie de bancos de "peces" espaciales que viajan a velocidades próximas a la de la luz. Muchos creen que son animales subespaciales que salen del subespacio persiguiendo a las naves. Más información en "Exobichos" de próxima aparición"].

La nave estaba hecha un colador... se moría. A sus ocupantes sólo les quedaba 3 horas de soporte vital... Rápido, al ordenador de navegación... ¿funciona...? (golpe) ¿funciona...? (otro golpe) Ahora sí... sistema estelar cercano... (blink) Ampliación (blink) ¿Planetas...? (blink) cuatro....

¿Atmósfera respirable? (blink) uno... ¿Distancia? (blink, blink) a la velocidad actual, cuatro horas... ¡Acelerar!

- La probabilidad de sobrevivir a una reentrada a esta velo...

- ¡Qué alguien desconecte a Arturito!

La sacudida contra las primeras capas externas de la atmósfera derribó a algunos miembros de la Barrilete (a aquellos que aún no había aprendido las normas de seguridad: "si vamos a planetizar, átate a algo sólido"). Una lengua de fuego empezó a crecer en el morro de la nave y pronto cubrió y cegó toda la carlinga. Olalla luchaba contra las sacudidas y contra la tensión que amenazaba con despedazarles de un momento a otro. Entonces hizo lo que sólo los pilotos más osados se atreverían a hacer: la maniobra Cobalsky. Levantó el morro, alabeó 180 grados y picó directamente contra el suelo del planeta. Olalla se había vuelto loca... eso pensaron el resto de los tripulantes. Algunos de los puntales de refuerzo que Dimas había colocado en la bodega de carga rezongando por el exceso de horas extras, saltaron; los parches para conservar la estanqueidad del interior ardieron; uno de los motores dejó de funcionar y el desconectado Arturito perdió fluido entre las piernas.

De repente, sin avisar, la nave dejó de vibrar y el incendio se extinguió.

La maniobra Cobalsky había frenado más rápidamente la nave que una entrada tangencial y le había permitido sobrevivir a la reentrada (a pesar de las estadísticas de Arturito). La única pega de la maniobra es que ahora la nave caía en vertical, directa contra la superficie con la misma aerodinámica que una piedra. Una masa enorme se cruzó en su camino, pero su velocidad era tan grande que nadie pudo prestar atención a los detalles.

- ¡Vaaaamos a mooorir! - dijo alguien. Nadie recuerda quién...

Olalla había previsto la situación y abrió la portezuela de carga del hangar. Definitivamente... se había vuelto loca. ¿Acaso quería que la tripulación saltara? Dimas, que se sentaba en la cabina detrás de la piloto creyendo que era el lugar más seguro de la nave, empezó a replantearse su decisión. La enorme portezuela empezó a gemir como si se fuera a partir en mil pedazos arrastrando a media nave con ella, pero su aparición en el perfil aerodinámico le dio a Olalla la sustentación suficiente para levantar el morro de la Barrilete y con la ayuda de algunos motores de maniobra que milagrosamente aún funcionaban, la nave estabilizó su caída con bastante margen de seguridad. Algunos miembros de la tripulación requirieron ir urgentemente al baño mientras Olalla cerraba la bodega de carga y Dimas escudriñaban el paisaje buscando un lugar donde planetizar.

El planeta tenía un enorme continente, el cual, salvo algunas islas cercanas a la costa, era la única masa de tierra del planeta. En su interior había una espesa jungla y en la costa se adivinaban algunos poblados y alguna actividad de civilización (humos de fábricas). Aconsejado por la prudencia, buscaron un lugar lejos de la costa, más hacia el interior, donde no se apreciara actividad. El planetizaje no fue bueno (digamos que Olalla la dejó caer), pero la nave estaba en las últimas. Era un milagro que hubiera llegado hasta ahí.

- Se aproximan dos vehículos aéreos - anuncio Ros que había vuelto a su posición en la cabina.

- ¿Tiempo de Llegada? -preguntó Sonrisas olvidando, por un momento, que ya no era el capitán.

- 6 horas.

- ¿Tanto? ¿A qué velocidad vienen?

- A unos 30 kilómetros por hora

Habría tiempo de preparar algo... A Dimas y a 0164 les llevó poco tiempo preparar una lista de necesidades prioritarias... una lista de varias páginas...

La Barrilete no podía saberlo, pero su descenso había sido observado por el planeta. La enorme masa que se habían cruzado en su descenso era una máquina de guerra aérea de los habitantes del planeta; habían visto el lugar de planetizaje y hacia él se dirigían. Por si acaso, habían avisado a una segunda nave como refuerzo.

El tiempo pasó volando, pero consiguieron que la Barrilete no explotara de puro agotamiento. Incluso creían que podría volar, aunque era impensable alcanzar una velocidad de escape o activar las armas. Las dos naves llegaron. Eran enormes y extraños vehículos aéreos que parecían plataformas sustentadas por potentes chorros de vapor. Todo estaba chapado de cobre y oro y la apariencia parecía más importante que la funcionalidad. Una nave se posó cerca de ellos, mientras que la segunda se elevaba y se colocaba sobre la Barrilete. Vista de cerca, tenía varias cubiertas de vuelo y en la parte superior había un puente de mando. De la segunda cubierta, bajo la principal, se abrieron unas portezuelas y por ella asomaron enormes cañones de unos 20 centímetros de diámetro. Una rampa apareció de la cubierta inferior y de ella bajó un azulado cromter, cubierto de medallas y de unos ropajes de vivos colores con encajes y bordados de fina factura. Dimas calculó, desde la distancia, que aquel atuendo valía casi tanto como todo su sueldo.

Krel, el capitán, Jericó, impulsado por su curiosidad desbordada, y Ros, el comerciante de la nave, bajaron a saludar al recién llegado. Fue en ese momento cuando se dieron cuenta de una de las particularidades del planeta: Hedía, olía como... un úkaro tras una carrera de 20 kilómetros. Ellos ya sabían que el metano era uno de los principales componentes de la atmósfera, pero no estaban preparados para el olor. Afortunadamente, el cromter no supo interpretar los gestos de asco de sus rostros. Se acercó y les saludó...

Esto... humm... ¿alguien sabe cromter...?

Bajo la atenta mirada del visitante (y de los cañones de su nave), improvisaron una solución de compromiso con los comunicadores subvocales, unos altavoces y la capacidad de traducción de 0164. No era un emtradre, pero valdría por ahora. El visitante repitió:

- En nombre de la Familia Real de Irkandia, bienvenidos a Irkandia.

El almirante Varlov, así se llamaba, intercambió algunos saludos formales y rápidamente pasó a preguntas de tipo más técnico. ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? Se sorprendió mucho al descubrir que una nave como la Barrilete no era una nave militar, sino comercial. Nuestros amigos de la tripulación se quedaron igual de sorprendidos cuando un niño cromter bajó de la nave militar y les ofreció un estupendo licor que les hizo olvidar la maloliente atmósfera en la que estaban. La Barrilete solicitó ayuda para reparar la nave, pero Varlov comentó que debía ser la Familia Real quien la autorizara.

Les invitó a visitar la capital y conocer a la Familia Real. La tripulación aún no las tenían todas consigo (son muy desconfiados) y le dijeron a Varlov que se adelantara con su nave, más lenta, y que ellos le darían alcance después, cuando terminaran algunas reparaciones menores en la nave. Varlov no vio problema en ello y se adelantó.

[Nota del DJ: a lo largo de esta aventura, que llevó varias sesiones, los jugadores se toparon con la "confianza" cromter. A Varlov, el almirante, ni se le pasó por la cabeza que los personajes no se fiaran de él y que lo que le decían era una excusa para alejar su nave de guerra de las cercanías. Los jugadores, por su parte, nunca se creyeron la "ingenuidad" cromter y siempre sospechaban que había gato encerrado en todo].

Las naves militares se marcharon y horas después, la Barrilete alzó el vuelo para acercarse a la capital. Para su sorpresa, nada más despegar, dos pequeñas naves (una pequeña cabina monoplaza unida a un enorme motor de vapor) les escoltaron todo el viaje igualando continuamente su velocidad (y eso que la Barrilete probó diferentes velocidades). Eran la escolta de honor, aunque los jugadores la vieron como otra cosa.

Les esperaban en el aeropuerto, donde había muchas más naves de guerra como la de Varlov, y, además, les esperaba una escolta de la Guardia Real: unas enormes armaduras accionadas por vapor en cuyo interior, se suponía, iba un cromter. Iban armados con unos poderosos cañones. Tras bajar de la nave (menos Arturito y 0164, claro), les subieron a una especie de plataforma que estaba junto al aeropuerto. Sin avisar, a la plataforma le surgieron seis patas y empezó a caminar por la ciudad.

Las casas eran de poca altura, dos o tres pisos como máximo, pero tenían una decoración recargada, había banderolas y escarapelas en todas las esquinas y, en general, todo estaba bastante aseado. Los cromter nativos les dedicaban una mirada de curiosidad, pero rápidamente se apartaban de su lado y se dedicaban a sus tareas. La araña mecánica les llevó hasta la costa, donde un mar cargado de metano disuelto rompía perezosamente contra un farallón artificial sobre el que discurría la calzada. El castillo de la familia Real se alzaba en lo alto de un picacho y la araña se detuvo en la parte inferior de unas largas escaleras. Los miembros de la Barrilete (especialmente Ros que era el más bajo y además es cojo) temblaron al pensar que debían subir los casi mil escalones. Sin embargo, para su sorpresa, en cuanto todos estuvieron en los primeros peldaños, estos se levantaron y se movieron por encima del resto. A Varlov le pareció muy divertida la cara de sorpresa y alivio de los alienígenas. Empezaba a interpretar sus gestos.

En la parte superior, en un rico salón decorado con sedas, oros y demás elementos tentadores para alguien como Dimas, les esperaba lo más granado de la sociedad irkandiana. Sin embargo, los asistentes a la reunión no se mostraron muy sorprendidos de su presencia. No despertaron la expectación que la visita de unos alienígenas despertarían en cualquier sociedad. Los cromter les dedicaban algunas miradas, algunos saludos corteses, pero luego se dedicaban a sus asuntos que, curiosamente, no parecían tener nada que ver con su visita. Muchos niños, ataviados con ricos ropajes, servían exquisitas delicias culinarias y sabrosas bebidas azucaradas. Era muy raro que un planeta tan rico en metano, pudiera tener unos sabores tan excepcionales.

Conocieron a la familia Real: la Princesa Isa, heredera al trono y una cromter muy atenta y amable que les dio la bienvenida a su planeta y les prometió toda la ayuda que hiciera falta (les presentó al Astrónomo Real, Orphan, que era una especie de "hombre sabio" de Irkandia); el príncipe Iso, gemelo de la anterior y segundo en el orden de sucesión y que fue algo más arisco y les advirtió contra cualquier intento de cambiar las costumbres de su planeta; y al rey Imandoor, una vieja pasa que parecía más muerto que vivo y que no les dirigió la palabra en toda la velada. Imandoor es muy anciano y según las costumbres cromter hace tiempo que debería haber abandonado la vida, pero el arzobispo Ailmar, que también conocieron en la fiesta, asegura que Imandoor aún no está preparado para "cruzar". Según la tradición irkandiana, los sacerdotes son los únicos autorizados para afirmar cuando un cromter está preparado para abandonar el mundo. Mientras Ailmar no lo considere adecuado, Imandoor no "morirá".

[Nota del DJ: los personajes, con su mentalidad RFP, llegaron rápidamente a la conclusión de que Ailmar estaba usurpando el poder de Irkandia con la connivencia del príncipe Iso. Sin embargo, que los cromter no pudieran morir hasta que el sacerdote no lo dijera, no les pareció curioso, ni merecedor de ninguna explicación. Detrás de esa explicación estaba la respuesta del origen de los 12 planetas cromter, pero tendrá que esperar a una nueva visita a Irkandia.]

La Barrilete hizo buenas migas con Orphan, el astrónomo, ya que su curiosidad científica estaba más cerca de los personajes que el resto de la sociedad irkandiana. Él tenía mucho interés por conocer cosas y ellos tenían mucho interés porque les facilitaran materiales. Orphan fue algo reacio a hablar de "negocios" en Palacio y mantuvo la conversación en términos superficiales. Finalmente, los personajes advirtieron que no causaban extrañeza en la corte irkandiana y llegaron a la conclusión que habían conocido a otros alienígenas antes que a ellos. Le preguntaron a Orphan sobre ello, pero él les respondió nervioso: "no es este lugar para hablar de esas cosas" y sus ojos no pudieron evitar mirar a Ailmar (para paranoia de los jugadores).

La fiesta acabó y la Princesa Isa ofreció a los personajes quedarse a dormir en Palacio (un honor), pero los personajes, algo inquietos con las advertencias y la actitud de Ailmar, se excusaron diciendo que no querían resultar una molestia y que les valdría cualquier alojamiento cercano a su nave (o su propia nave si eso). La princesa Isa no sospechó nada (nuevamente la mentalidad cromter) y dando unas palmadas hizo que unos niños trajeran una nueva plataforma al salón. Era muy pesada y los niños apenas podían con ella. Antes de acabar de situarla, la princesa se despidió y se marchó. La fiesta había terminado y muchos cortesanos abandonaron el palacio volando. Todos los miembros de la Barrilete subieron, incluyendo Orphan, la plataforma sacó seis patas, empezó a andar despacio y luego más rápido en dirección... ¡a la barandilla de la terraza! Saltó superando la protección y cayeron hacia el espeso mar... Poco después, las seis patas entraron en auto-rotación, la plataforma se estabilizó, empezó a descender hacia la ciudad y el color volvió a las mejillas de casi todos; menos de Sonrisas, que recordando su "vértigo" (defecto de la creación de personaje), se agachó en el suelo, se agarró a las piernas de Karol y gritó, gritó como nadie había gritado hasta entonces en Irkandia...

Próximo capítulo:

Barrilete 2x05 - Verdades y Mentiras en el mundo de vapor

Dónde todo se complica antes de la trágica decisión final; dónde la tentación vive con ellos y el enemigo llama a la puerta; dónde los tripulantes de la Barrilete se tendrán que enfrentar a una decisión que cambiará el destino de un planeta.

 
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