Peligros espaciales: Tormenta de tornillos
Qué es
Se denomina "basura espacial" a los objetos artificiales sin utilidad que orbitan sin control en torno a un planeta. Se compone de cosas tan variadas como restos de naves accidentadas, satélites abandonados, placas y componentes desprendidos, polvo espacial y pequeñas partículas de pintura.
A pesar de los sofisticados sensores con los que están dotadas las modernas naves espaciales, cada año se registran miles de colisiones durante los descensos a la superficie de los planetas por culpa de la basura espacial. Esto se ha convertido en una gran preocupación en los planetas desarrollados, puesto que las colisiones son extremadamente perjudiciales para los satélites de defensa, de comunicaciones y control de tráfico, y pueden producir aún más basura espacial debido al efecto dominó que podría provocarse. Cualquier impacto entre dos objetos de masa considerable crea metralla resultante de la fuerza de la colisión, y cada pedazo de metralla tiene el potencial de colisionar y causar daño en otros objetos, creándose así más basura espacial en un efecto popularmente conocido como "tormenta de tornillos" por los pilotos espaciales humanos. Con una colisión lo suficientemente importante (tal como sería una entre una estación espacial y la típica nave mercante), la cantidad de fragmentos generados podría ser lo suficientemente alta como para hacer la órbita baja de los planetas inutilizable, efecto que se conoce como "síndrome de Genaga".
El síndrome de Genaga es un escenario propuesto por primera vez por el erel Genaga, un miembro del Iwati de Qualer que vivió en torno al año 4900 del calendario sheller (año 1406 aV.), durante los inicios de la expansión sheller por el espacio. Reconocido por ser uno de los más importantes expertos en viajes espaciales de su época, Genaga postuló que, de no ponerse remedio, con el tiempo la basura orbital en torno a los planetas alcanzaría tal cantidad que las naves en tránsito hacia y desde la superficie serían frecuentemente impactadas, creándose así aún más basura y un mayor riesgo de impacto sobre otros objetos. Genaga preconizó que el número de satélites en torno a los planetas iría creciendo inexorablemente, y que mientras los viejos satélites en desuso se acumularían sin ser retirados de la órbita, el riesgo de este escenario de colisiones en cascada se iría haciendo cada vez mayor.
Genaga tenía razón. Existen varios ejemplos a lo largo de la historia de las distintas especies en que este fenómeno se ha dado, siempre en planetas densamente poblados y avanzados tecnológicamente. Por este motivo, en los planetas del espacio sheller se lleva a cabo una intensa labor de recogida de estos deshechos, lo mismo que en Tyran (cuyo gobierno siempre ha estado especialmente concienciado con los problemas medioambientales). En la R.F.P. y la Federación, ocurre cada pocos años que se produce un desastre de este tipo y algún planeta queda aislado del espacio durante unas cuantas semanas, meses, años o, en un puñado de casos especialmente catastróficos, incluso un puñado de décadas. De hecho, en algunas ocasiones el síndrome de Genaga ha sido provocado de forma deliberada por elementos terroristas que deseaban aislar un planeta para poder llevar a cabo sus planes. Sin ir más lejos, durante la anexión de los planetas tyranos al antiguo imperio de Oeon, un comando suicida revolucionario estrelló una nave contra una de las estaciones orbitales; el síndrome de Genaga resultante aisló el planeta durante una década, que fue empleada por las fuerzas revolucionarias para eliminar a la oposición lealista presente en el planeta y exterminar sistemáticamente a los miembros de las castas superiores en una sangrienta guerra civil. Para cuando de nuevo fue seguro descender al planeta, el gobierno estaba firmemente en manos de los revolucionarios y el Imperio Tyrano no pudo sino claudicar ante los hechos consumados. Si esto sucedió en un planeta fronterizo sin excesivo tráfico espacial, solamente queda imaginarnos qué no podría suceder si el mismo caso se diera en una gran capital como Velder o Vettera.
Tratamiento
La basura espacial es muy difícil de tratar directamente, debido a las altas velocidades que los fragmentos pueden alcanzar en sus órbitas y el reducido tamaño de la mayoría de ellos. Esto hace la recuperación y la disposición de los restos extremadamente complicada. Eventualmente, la mayoría de la basura en órbita baja sucumbe a la resistencia del aire en la alta atmósfera planetaria, pero ese proceso requiere cientos o incluso miles de años. Aunque si la basura es susceptible magnéticamente, puede caer en apenas unas décadas debido a la fricción con el campo magnético planetario.
La basura espacial se concentra más en la órbita baja de los planetas, aunque también se extiende hasta más allá de la órbita geoestacionaria. En la mayoría de planetas afectados por este problema, los deshechos de mayor tamaño son recogidos por satélites robóticos especialmente programados para ese trabajo. Para los fragmentos pequeños (entre 10 cm. y dos metros de diámetro) que requieren mayor sutileza, suele emplearse la recogida manual; sin embargo, para los microfragmentos (menos de 10 cm. de diámetro) no se posee ninguna tecnología capaz de disponer de la infinidad de ellos existentes en los diferentes planos orbitales, lo cual es un peligro porque incluso una simple tuerca puede derribar una nave si impacta en el lugar adecuado.
Según un estudio de Roc Lorgan, profesor de la Facultad de Tratamiento de Residuos de la Universidad de Vettera, la composición de los objetos artificiales que orbitan en torno a la capital de la R.F.P. es aproximadamente la siguiente:
- Naves operativas - 1%
- Naves obsoletas/abandonadas - 14%
- Restos de naves accidentadas - 27%
- Residuos procedentes de las naves en tránsito - 16%
- Otros fragmentos - 42%
En Vettera existe toda una comunidad de personas que vive de la basura espacial, desde los recuperadores de residuos contratados por el Ayuntamiento de Vettera hasta los controladores del espaciopuerto encargados de seguir el rastro a los fragmentos más peligrosos hasta que finalmente son recogidos, pasando por personas que, a bordo de destartalados vehículos improvisados, llevan a cabo incursiones en la órbita baja del planeta para recoger chatarra que luego revenden en el mercado negro. De hecho, una de las mafias más famosas de Vettera, la conocida como los caedizos, se dedica principalmente a esta tarea de recogida ilegal de chatarra [ver artículo ].
Nota: Para ampliar este tema, consulta el siguiente artículo .
|