Por un par de cajas…

¡Por fin unos días de paz! Lo suyo les ha costado a los yankees conseguir este peñasco en medio del Pacífico. Los japoneses lo han defendido con uñas y dientes, pero no eran tan duros como para resistir la tenacidad americana. Los oficiales ya están mirando al siguiente objetivo, y es más que probable que venga un barco a por la mayoría de la tropa para desplegar a los marines en la siguiente isla que toque conquistar. Mientras tanto, una gran parte de los soldados están aprovechando para descansar y recomponerse; tantos días en el barro y la selva no sientan muy bien…

El grupo de protagonistas se halla tranquilo, reposando en su puesto y probablemente soltando chanzas y diciendo alguna tontería (y probablemente acordándose de algún hermano de armas caído, desgraciadamente). De repente, un soldado de otra compañía con el que tienen confianza llega corriendo advirtiendo de la llegada de suministros. Es un motivo para celebrar, sin duda, aunque su amigo les ofrece una información jugosa: en el cargamento hay extras como tabaco (incluido el de oficiales), latas de conservas y alimentos que llevan sin probar desde hace semanas. La información ofrecida lleva incluida una invitación para ayudarle a llevar algo de lo que puedan «requisar».