Nº: 244 . 3ª época. Año VI
General: Agua para el alma Por: Luis Felipe Morales
 
 
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Agua para el alma

A unos 15Km (5h de trayecto de ida y 5 de vuelta) de la fortaleza de la Desesperación (23043 Ver), existe un pueblo llamado Aguasalva. Desde hace algunos meses los lugareños del mismo han empezado a recibir con asombro la visita una de un carro tirado por dos caballos casi demacrados en el que viajan dos hombres vestidos con harapos cuyas facciones resultan muy huesudas, no, hablan, no reaccionan y únicamente señalan barriles de agua. El encargado del local les carga dos barriles de agua en el carro y con ellos los hombres suben a su carro y emprenden su camino de vuelta. Los hombres son de los llamados ‘Sin voluntad’ [23154 Ver].

Esto ha llamado la atención de los lugareños porque algunos aventureros y algunos de los propios lugareños aseguran haber visto a este tipo de gente deambulando cerca de una fortaleza pero nunca se les había visto salir de allí. Se desconoce para qué necesitan el agua. El agua es agua bendita, la persona que se lo vende, se ha encargado de que dicha agua sea bendecida por el párroco local.

Misterios

  • Nadie había visto Sin Voluntad alejarse de los lindes de la Fortaleza.
  • Los aldeanos murmuran, preguntándose cómo es posible que su amo los controle a tanta distancia.
  • A pesar de su aspecto inquietante, los lugareños no se atreven a acercarse demasiado, aunque algunos curiosos observan desde las ventanas y detrás de puertas entreabiertas. Unos minutos después de relacionarse con ellos, las personas en cuestión quedarán sumidas en una profunda tristeza por un lapsus de 5 minutos tras lo cual de repente dicha sensación desaparecerá (siempre y cuando ya no estén cerca de ellos).
  • ¿Para qué necesitan este agua en la fortaleza?

Observaciones extrañas

  • Los caballos tiran del carro sin descanso, avanzando el trayecto completo sin detenerse ni jadear.
  • Los Sin Voluntad no defienden el carro activamente, pero si alguien los atacara, podrían intentar repeler la agresión con movimientos torpes, sin armas ni malicia, únicamente por instinto de obediencia.
  • El viaje es silencioso, inquietante y memorable: cualquier aldeano que lo vea lo recordará durante semanas.

 
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