1x13 - Cazando al falso agente
Una vez ubicado en su alojamiento el verdadero agente de la Junta, los miembros de la Hermandad se encontraron con un dilema. ¿Quién era el que llegó antes y se hacía llamar Bowfield? ¿Quizás un espía francés o un espía de Fernando? ¿Y qué interés tenía en conocer las cuitas de un pueblo o de unas gentes como ellos?
- Haciendo preguntas no vamos a atrapar a ese mala madre que quería regalar Baleares. Debisteis dejar que lo rajara cuando lo intenté- resolvió Chaparro las cuestiones.
Los tres hicieron acomodo en la silla de sus caballos y sin mención al jefe, al verdadero agente ni a nadie que pudiera haberles entretenido partieron hacia el norte siguiendo el camino del gañán. Sus huellas parecían claras, pero a las pocas horas, él y su montura se desviaron al oeste, lo que motivo un comentario ácido de Chaparro:
- Francés.
El camino era tortuoso, a menudo debían desmontar, pero las huellas de su perseguido seguían claras y avanzaba con prisa. Quizás llegaba tarde a un encuentro. Una hora más de tortuoso sendero les lleva a una vereda, flanqueada por altos álamos y robles, que entre sombras engañosas va acercándose a un río. Allí ven a un caballo embridado y a sus pies, sin que la montura le haga ningún caso, a su perseguido. Un agujero de bala mancha su impecable ropa noble y su cara ha palidecido con los rigores de la muerte.
- ¡Qué se nos han adelantao! -se lamenta Chaparro- ¡Vive Dios que como les pille!
Oyen el arrullo de una tórtola desde el río y Padilla, en silencio, les ordena desmontar.
- ¿Qué pasa, jefe?- pregunta el impaciente Chaparro, aunque tiene el buen juicio de hacerlo en la voz más baja de la que es capaz, como el habla normal de cualquier otra persona.
- ¿Has escuchado a la tórtola?
- Claro jefe.
- Estamos a finales de septiembre y las tórtolas ya no están en época de cría.
- ¡Me cago en...! ¡Están ahí! ¡Vamos a por ellos, jefe!
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