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Periódicos editados en Isla de León (San Fernando, Cádiz)
Como hablamos en el artículo de introducción (20564 ), el principio del siglo XIX fue testigo del nacimiento de la prensa escrita en España. No se trataba de periódicos como los conocemos hoy, sino de panfletos de alcance local y que, en muchas ocasiones, no sobrevivían muchos números.
En este artículo hablaremos de las cabeceras publicadas en la Isla de León que es como se conocía en el siglo XIX al territorio que hoy conocemos como municipio de San Fernando en Cádiz. En aquella época, era realmente una isla. Su proximidad a Cádiz, donde estuvieron las Cortes, hizo que hubiera más prensa escrita que en otros lugares de igual tamaño.
Amigos de Vallesteros, Los
Este periódico se comenzó a publicar en 1813 y salía los lunes y los jueves de cada semana en tamaño de cuartas con 4 u 8 páginas (dependiendo de las noticias). Algunos se imprimieron en la imprenta de Francisco Perín, pero otros lo harían en la de Miguel Segovia según reza en su interior.
El periódico es de carácter militar fijándose en los hechos de armas con una prosa recargada y petulante. Era de difícil lectura y costaba entresacar lo importante de la noticia de entre las numerosas citas a hechos históricos del pasado. Se presentaban como diálogos ficticios o reflexiones internas de personajes, pero abordaba temas de interés militar.
Se conocen 10 números, pero es probable que hubiera más.
Correo político-económico de la Península e Islas adyacentes
Este periódico también comenzó en 1813, el 1 de diciembre, y se publicó bajo los auspicios y la protección de la Regencia. Era de carácter político y, claro, favorable a dicha Regencia.
No conocemos sus características físicas porque no nos ha llegado ningún número, pero sí aparece citado en otro periódicos de la época y trabajos posteriores.
Político Imparcial, El
No está claro si este periódico llegó a ver la luz porque la única documentación conocida es el proyecto de su publicación en 1811 (es una especie de número cero en el que describe su línea editorial). Se trataba de una cabecera de ideas liberales que abogaba por implantar en América las mismas reformas que se estaban llevando a cabo en la Península. [Nota: ya en esta época, la independencia de los territorios en América era tema de debate y hubo ciertas corrientes ideológicas que abogaban por reforzar los lazos entre ambas orillas del Atlántico]. Su patrocinador era Miguel Segovia, dueño de una imprenta en la Isla de León e impresor de otros periódicos como Los Amigos de Ballesteros.
Se anunciaba que se distribuiría en la librería de Pajares (en la calle Ancha), en la de Cerezo (en la calle Verónica) y en la Imprenta Real de marina (calle Real). El precio era un real de vellón cada número.
Robespierre español, El
El nombre parece no dejar dudas sobre la línea editorial de esta publicación que abogaba por una nueva Revolución Francesa, pero en España. De corte muy liberal (casi revolucionario) tenía un subtítulo en la cabecera, sin embargo, que era un poco confuso: "amigo de las leyes".
Se publicaba en octavas y cada número se componía de un pliego dividido en ocho hojas. La numeración de las páginas continuaba de un número a otro. Y empezó a publicarse en la Isla de León, aunque pasaría a publicarse en Cádiz posteriormente. Conocemos números desde 1811 y parece ser que volvió a reimprimirse en Madrid en 1842 y en Valencia. No es que volviera a salir un periódico con el mismo nombre, sino que se volvieron a editar los mismos números (quizás la revolución a la francesa por la que abogaba aún era necesaria).
No tenía día fijo de publicación, pero, se conoce hasta el número 34 de Julio de 1812 donde aparece como "segunda época" (quizás por el cambio de San Fernando a Cádiz). El periódico era bastante radical (o provocador) hasta el punto de que los números 6, 7 y 10 fueron denunciados y su autor, un médico castrense que se cree que era Pedro Pascasio Fernández Sardino (firmaba con las siglas), acabó en la cárcel. Fue su mujer, María del Carmen Silva, la que continuó la publicación del periódico. Es posible que sea uno de los pocos ejemplos de mujeres editoras de periódicos de aquellos años. Como firmaban con las siglas y era tan provocador se especulaba en Cádiz sobre quién podía estar tras el periódico y hasta su detención, se creyó que el autor era un diputado de las Cortes.
La vida de este matrimonio es bastante singular pues él tuvo que huir de Badajoz (debido a otras publicaciones que allí hiciera) y ella de Lisboa (debido a ayudar a los soldados españoles desarmados por Junot). Durante un tiempo él fueron guerrillero, pero acabarían en Cádiz empujado por la guerra (como otros muchos) donde coincidiría con su futura esposa.
Algunos periódicos de la época dedicaron artículos a advertir a sus lectores de lo perjudicial que podía ser la lectura del Robespierre, pero sus ideas "revolucionarias" incluían conceptos como democracia y similares. Se les acusaba de escribir pobremente (sin calidad), de no comprender la Revolución Francesa y de plagiar a otros autores.
Telescopio Político, El
Su primer número se editó en 1810 y su línea editorial era más de doctrina que de hechos políticos, aunque siempre dentro de la ideología liberal. No tenía fecha fija de publicación, pero constaba de seis u ocho hojas en cuartillas que continuaban la numeración de un número a otro. Se conocen seis números, pero quizás se editaron más. Se imprimían en la imprenta de Ignacio Benis y cada número costaba 18 quartos.
En conjunto, el periódico era un ideario político publicado por entregas y trataba diversos temas: desde militares a sociales, sin dejar de lado la política.
Triple Alianza, La
Comenzó a publicarse en febrero de 1811 y era un periódico político de ideas reformistas. No duró mucho porque solo se conocen números hasta marzo de 1811 y se publicaba en cuartilla de veinte páginas. Costaba 3 reales de vellón y se vendía en el puesto de El Concito (calle San Francisco de Cádiz) y en el de El Observador (calle Ancha de San Fernando). El impresor era Miguel Segovia (que ya hemos mencionado antes y que era el Impresor Real de Marina).
En el número 2 del periódico se publicó un artículo que criticaba el concepto de la inmortalidad del alma como uno de los males de la sociedad. Aquel artículo sería objeto de debate en las propias Cortes y causó gran revuelo en la calle e incluso entre los diputados más reformistas. La Iglesia Católica (y las creencias católicas) eran muy fuertes aún en España.
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