Villarol 2024
El 16 de noviembre el barrio madrileño de Vallecas fue sede de unas jornadas ya célebres y habituales en el panorama capitalino año tras año. Los Bukaneros del Rol, expertos ya en el montaje de este tipo de eventos, fueron los anfitriones de las Villarol, como llevan haciendo nueve años. Y es que ni siquiera el año 2020 frenó este evento en su día, pues tuvieron suerte y pudieron celebrarla aquel año en enero. En el 2021 cambiaron la cita a noviembre, y desde entonces es un evento previo a las Navidades, casi de los últimos eventos del año para los madrileños, que los más frikis de la capital no podemos evitar.
Esta cita venía cargada de emociones varias, pues el año 2024 será recordado como el año que no hubo Ludo Ergo Sum (el 2020 no cuenta, a pesar de hubiera versión virtual de las mismas). Las LES eran un punto de encuentro para muchos, incluido quien suscribe estas líneas; la ausencia de LES hizo que las Villarol fueran un sustituto en miniatura, pues los reencuentros y las buenas conversaciones de los conocidos de las jornadas del último cuatrimestre se concentraron en este evento, casi a finales de año. Suerte que aún hay bastiones que resisten y se les ve fuertes, como si de ciertos galos habláramos...
El Viejo Oxidado (también llamado Centro Juvenil El Sitio de mi Recreo) es el lugar elegido para la celebración de este evento anual cargado de muchas buenas energías y ocio diverso para todos los públicos, desde familias hasta frikis solitarios que desean pasarse por una buena partida de rol. El rol fue uno de los hobbies principales del evento, pero no el único: también había zona de juegos de mesa, una zona infantil, los stands donde uno podía cargarse de productos de calidad provenientes de colaboradores de las jornadas, una tirada mágica...
Al entrar en el edificio, el asistente era recibido por uno de los voluntarios, quien daba recomendaciones de qué actividades dentro del evento eran las que más se podían ajustar al usuario. Después de pasar por la zona de stands, las actividades estaban repartidas por los distintos pisos que la edificación dispone. La zona de rol estaba dividida en varios sectores, por lo que la sensación inicial de que no había mucho rol era errónea (por desconocimiento, huelga decir). La variedad de juegos y de Directores de Juego, provenientes de entidades lúdicas, editoriales o particulares, permiten cada año elegir entre una mezcla colorida de partidas.
En el caso de quien redacta estas líneas es la quinta ocasión que asiste a estas jornadas invernales, y la cuarta en la que hace partidas; en ambos turnos, mañana y tarde, varios jugadores se sentaron en mis mesas. De nuevo se destaca el reencuentro con la gente, pues algunos jugadores y algunos directores de juego que vi son tan habituales de las Villarol como los propios organizadores del evento. Como es habitual en mí, también aproveché y fui de cosplay. La siguiente foto muestra el disfraz que me puse para el evento, aunque no fue tomada en las jornadas, estrictamente hablando. No fui el único cosplayer del evento, afortunadamente. Un grupo de colaboradores se vistieron de personajes de cuento.
En estas jornadas cabe destacar el espíritu altruista y asociativo que rodea a los Bukaneros del Rol, quienes desde su cuartel general, el Espacio Interasociativo de Villa de Vallecas (el EiViVa) crearon las Villarol de 2024, seguramente estén ya con los primeros pasos de las Villarol 2025, además de otras actividades y eventos que crean o que ayudan colaborando. Gracias a sus asociados, convertidos en voluntarios para la celebración de las Villarol, las jornadas son posibles, dándoles un aura cálida y amigable. Animan al asociacionismo y a que la gente no solo pasen por su casa, sino que invitan a que la gente descubra su barrio y encuentre una asociación o club que se ajuste a las necesidades individuales. El día que un servidor pasó a dejar unos lotes para las jornadas, concretamente el lunes previo al Día-D lúdico, fue invitado a jugar un rato en una mesa de rol del juego más famoso. Muy acogedores, sin lugar a duda.
¿Espero las Villarol de 2025? Sí, y más siendo su décima edición; la pena es que tenga que pasar casi todo un año para disfrutar de tan bonitas jornadas. Para quitarme el gusanillo espero poder hacerles una visita en su casa.
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