Irena Sendlerowa
"El ángel del gueto de Varsovia"
El pasado 12 de mayo de 2008 moría en un hospital de Varsovia Irena Sendlerowa, conocida como el "Ángel del Gueto de Varsovia". Había nacido en Otwock 98 años atrás en una familia de religión católica. Su padre era médico y vivió en Otwock hasta 1917. En esa época, en medio de la Primera Guerra Mundial, se desató una epidemia de tifus en el barrio pobre de la ciudad, la mayoría de ellos judíos. El padre de Irena atendió a los enfermos y acabó enfermando de tifus y muriendo por ello ese mismo años. Entonces Irena se marchó a vivir a Varsovia con algunos familiares. Allí estudió la carrera de enfermería (posiblemente influenciada por la figura paterna) y empezó a trabajar en un hospital de la capital.
En 1939, cuando los alemanes invadieron Polonia, Irena no se vio especialmente afectada dada su condición de católica, pero empezó a preocuparse por el trato que los soldados enemigos dispensaban a los judíos. Trabajaba en el Departamento de Bienestar Social y junto a otros ayudantes del hospital, ayudó a conseguir 3.000 documentos falsos para ayudar a las familias judías a escapar de la persecución. El Departamento era también el responsable de los comedores comunitarios de la ciudad. A pesar de las dificultades, también participó en la organización y reparto de comida entre los más desfavorecidos que, en aquella época, eran en su mayoría judíos.
La situación se complicó con el levantamiento del gueto en 1940, ya que la población judía vio reducida su movilidad cada vez más. Sin embargo, los alemanes tenían miedo de contagiarse de tifus en el interior del gueto y por eso dejaban que fueran médicos polacos los que se encargaran de atender a los habitantes del interior. Hubo una organización: Zegota (Consejo para la Ayuda de Judíos) cuya misión era la de atender médicamente el interior del gueto. Irena se apuntó a dicha organización y consiguió que los alemanes le dieran un pase que la permitía entrar y salir casi sin restricciones. Más tarde conseguiría más pases para el resto de sus compañeras.
Una de las principales tareas de Irena en Zegota fue sacar a niños judíos del gueto. No fue algo fácil, primero tenía que convencer a las familias de que los niños estarían mejor fuera, convencerles de que se separaran de su familia, sacarlos clandestinamente del gueto y de Varsovia y conseguir que sobrevivieran fuera. A pesar de las dificultades, Irena y sus ayudantes consiguieron sacar a más de 2.500 niños. Los métodos de extracción fueron bastante variopintos, desde en ambulancias como enfermos de tifus, por túneles e, incluso, escondidos en una maleta con la que pasaba por la puerta del gueto.
Una de las preocupaciones de la organización es que los niños pudieran encontrar a sus familias después de la guerra. Para ello prepararon listas de niños, a qué familia pertenecían y dónde se les había llevado. Estas listas se escondieron en botellas y se enterraron en el jardín de una vecina de Irene.
El 20 de Octubre de 1943, la Gestapo alemana detuvo a Irena y la encerraron en la prisión de Piawiak donde la interrogaron y torturaron brutalmente para conseguir los nombres de los dirigentes de Zegota. Fruto del interrogatorio, los huesos de las piernas de Irena quedaron destrozados y nunca más pudo andar. La Gestapo la condenó a muerte, pero Irena pudo escapar sobornando a uno de sus verdugos. Las autoridades alemanas creyeron que la habían matado e, incluso, publicaron la noticia de su muerte para dar ejemplo en las calles de Varsovia. Ella misma pudo leer el cartel en el que se anunciaba su traición y ejecución.
El resto de la guerra, Irene la pasó escondida, pero al finalizar la guerra, lo primero que hizo Irena fue desenterrar las botellas con la lista de niños e intentar encontrar a los familiares. La mayoría de ellos habían muerto en el campo de concentración de Treblinka.
Las nuevas autoridades polacas no veían con muy buenos ojos al colectivo judío y no veían tampoco bien a todos aquellos que se habían arriesgado por salvarles. Además Irena Sendlerowa fue siempre una mujer discreta. Por ambas cosas, la historia de esta mujer ha pasado casi desapercibida por la historia. Las autoridades judías, en Israel, le hicieron algún reconocimiento años después de la guerra, pero no fue hasta 1999, varios años después de la caída del gobierno comunista polaco, que Irena fue conocida en el resto del mundo. Este reconocimiento fue fruto de un trabajo escolar de un colegio de Estados Unidos. Ellos descubrieron la figura de Irena y buscando su tumba para incluirla en el trabajo, descubrieron que aún seguía con vida. Eso llevó a Irena a las páginas de la prensa internacional (cosa que nunca le gustó) y sobre todo, hizo que algunos de los niños que salvó supieran quién había sido la responsable. Hasta entonces sólo la conocían como el "Ángel del gueto de Varsovia". Los reconocimientos internacionales vinieron bastante seguidos, incluyendo una carta personal de Juan Pablo II (al que regaló una estampa de un santo que había encontrado en la cárcel de la Gestapo y que había conservado con ella desde entonces). En los últimos años, diversas organizaciones, incluyendo el gobierno polaco, habían postulado a Irena como merecedora del Premio Nobel de la Paz. Su muerte, ocurrida recientemente, la ha privado de este último reconocimiento a su desinteresada, discreta y efectiva labor a favor de los niños del gueto de Varsovia.
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