Nº: 231 . 3ª época. Año VI
1808: El moscardón Por: Jacobo Peña Conversa
 
 
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El moscardón

Los personajes de esta historia deberán tener alguna posición en la ciudad de Ávila durante la invasión napoleónica que les haga merecedores de la tarea que les van a encargar. Obviamente pueden ser fuerzas de la ley o gente cercana a ella pero también personas en cuya discreción e inteligencia confíe Diego Pérez para resolver los crímenes que tienen lugar en esta historia.

El moscardón

El moscardón es un antiguo juego infantil en el que un niño se da la vuelta mientras los demás se colocan detrás de él. Uno de los jugadores le da una palmada en la nuca con más o menos piedad y el niño tenía que adivinar quién había sido. Para Julián Fanjul, este juego acabó siendo una pesadilla que le forjó un carácter odioso.

Ávila en 1809

La ciudad castellana cayó bajo el dominio y saqueo francés en enero el mismo 1809, encargándose su gobierno al Comandante Joseph-Lèopold Sigisbert Hugo, padre del que en el futuro sería el famoso escritor Víctor Hugo, entonces un niño que le acompañó en su periplo español.

[E]'../../imagenes/231-21a2.jpg' '231-21a.jpg' 'Mapa de Ávila. Pulsa para ampliar'

[F]Coello, F. (1864). Ávila, plano de la ciudad [Imagen escaneada de la versión entelada del original]. flickr.com/photos/avilas/5836227691 Ver. Licencia Creative Commons Atribución - No comercia - Compartir igual.

La ciudad de Ávila llevaba mucho tiempo en decadencia, desde la desaparición progresiva de la industrial textil y el traslado de la nobleza a Madrid. Esta dejó la ciudad llena de propiedades que arrendaban a precios cada vez más altos para mantener su nivel de vida en la capital del Reino. La mendicidad abunda en las calles y en general nos encontramos con una urbe tranquila, silenciosa y algo oscura, deprimente. Después de llevarse todo lo posible, los franceses se instalaron allí sin mucho interés en gobernar. Esto supuso una oportunidad para abulenses afrancesados que quisieran medrar, ofreciéndose a ayudar.

Este fue el caso de Julián, que como heredero de una mediana granja familiar, se ofreció a colaborar voluntariamente con la alimentación de los soldados franceses para ser saqueado un poco menos que el resto. En recompensa se le ha dado el puesto de "Juez Conciliador", un puesto nacido de las reformas modernizadoras del Rey José Bonaparte I. En concreto, este puesto buscaba la separación de poderes, ya que, hasta entonces, la administración de la justicia municipal recaía en los propios gobernadores de las urbes. Es decir, no había separación de poderes. Las reformas administrativas de Bonaparte apenas se llegarían a ejecutar en la práctica más allá de Madrid, pero eso no ha impedido a Fanjul pasearse por ahí con aires de grandeza, amenazando con meterse a resolver disputas. Esta designación le ha convertido en un hombre temido. Sin embargo, a sus espaldas la gente murmura acerca de su conducta orgullosa y su ira fácil, además de reírse del apodo que toda Ávila sabe que tenía de pequeño: "cabeza de odre".

El aviso

Diego Pérez es el capataz que se encarga de gestionar la finca de Don Fernando Ruiz, gentilhombre al que la guerra ha pillado en Madrid y de cuyo paradero poco se sabe hoy día. La casa solariega de los Ruiz ha sido ocupada por los franceses y ahora es el hogar del gobernador Hugo, quien ha mantenido contratado a Diego.

El caso es que un amigo de la infancia de Diego, Lucas de Aldealuenga, acaba de ser asesinado. La muerte tiene toda la pinta de haberse producido por un intento de robo y los franceses la se lo han adjudicado a un mendigo cuyo profundo trastorno psíquico le hace incapaz de defenderse de la acusación.

Por insistencia de Diego, el gobernador Hugo ha accedido a permitirle reclutar un grupo de gente de confianza, que deberá trabajar gratis pero a la que "se tendrá en cuenta por parte del gobierno militar" para que descubra si hay una explicación alternativa. Estos serán los personajes jugadores.

Por razones que interesan a la historia, conviene que la llamada llegue pasado el mediodía, de manera que sea plausible que la noche esté cayendo cuando Julián se acerque a darle matarile a la última de sus víctimas.

Lucas y la cuerda

Lucas Hernando es conocido por haber sido uno de los ideólogos de la fábrica de telas que iba a ser el revivir de Ávila pero resultó fallida, reconvertida ahora en fábrica de lanas. Aunque esta da trabajo, Lucas es recordado como el tipo que prometió y no logró, lo que puede dar falsas pistas sobre los motivos de su muerte.

Además, de niño, siempre había sido el líder del grupo de amigos de Diego, el que iniciaba las bromas y se aseguraba de que Julián Fanjul fuera el blanco de la mayoría de ellas, aunque esto, claro, lo ignoran los personajes.

Lucas habitaba una casa en la Calle del Horno del Conde en la que aún se está velando el cuerpo. Los personajes pueden comprobar de su examen (TA de Sanar o de Pelea desarmado) que murió de lo que se supone: ahogado con una cuerda. Con una TA de Sigilo o Pelea desarmado se concluye también que el ataque fue por la espalda, por sorpresa y con bastante fuerza como para descartar a gente muy delgada, o a la mayoría de mujeres jóvenes. Los familiares explicarán que la cuerda no es de la casa y que en las cercanías se encontró al vagabundo, borracho, con dinero y algunas joyas de la familia en el bolsillo, que se han recuperado y les pueden enseñar. El lugar en efecto estaba revuelto, aunque los personajes podrán comprobar (TA de Artesanía o Escamotear) que el ladrón tenía buen ojo, fue a tiro hecho a por los objetos de mayor valor y sin revolver mucho más de lo necesario.

La cuerda se la pueden mostrar también. No, los soldados franceses no se la han llevado para investigar, consideran que el caso ya está resuelto y andan más ocupados en sus propios asuntos. Los personajes quizá no se esperan el tipo de cuerda usada por el asesino: una cuerda para saltar, de las que usan niños y jóvenes en sus juegos. Las empuñaduras de la cuerda son muy características de un juguetero de la localidad, como podrá saber cualquiera que viva allí. Si es interrogado, podrá confirmar que esa en concreto la compró hace poco una niña de cinco años llamada Teresita, hija del matarife Antonio Carrasco. Si los personajes no están ya en la casa igual no pueden preguntar pero si lo hacen o pasan una tirada de Influencia relacionada con Ávila, podrán saber que Antonio era un amigo de Lucas de toda la vida, desde niños.

[F]Stadler J.C. y Roberts P. (1800). Sophia Western saltando la cuerda [grabado sobre un original de Adam Buck, escaneado por H. Churchyard]. Obra en Dominio Público.

Antonio y las canicas

Antonio es conocido por ser un hombre fuerte, lo que encajaría en el patrón del posible asesino de Lucas. No es posible encontrarle en su vivienda habitual en el momento en el que los personajes le busquen, pero su esposa María les indicará que pasa el mayor tiempo posible en el matadero, porque le encanta su trabajo.

Además, Antonio era el que más a menudo asestaba con sus manazas los golpes en la nuca de Julián mientras jugaban al moscardón.

Si los personajes acuden al matadero, al final del paseo del Rastro (llamado así por el rastro de sangre que dejan los animales al ser llevados después de la lidia o traídas las piezas de carne de vuelta para su venta), encontrarán el edificio especialmente silencioso.

Dentro, otro disgusto. Encontrarán a Antonio tumbado en el suelo, muerto. La causa de la muerte se adivina en su cabeza: se la han golpeado varias veces con algo muy duro. El arma homicida, de hecho, está cerca: una bolsa de tela recia rellena de bolas de piedra. De hecho, no son bolas de piedra cualquiera: están bien pulidas y tienen tamaños muy similares, incluso se nota que en tiempos estuvieron coloreadas con tintes sencillos. Sí, parecen canicas, de las que usan los chavales para diversos juegos. Por las marcas y el descolorido, son viejas y bastante usadas. Algunas se golpearon tan fuerte contra el cráneo de Antonio que se partieron.

[F]Ferrer, J. (2013). Bales de ceràmica, pedra i vidre. [Fotografía]. commons.wikimedia.org/wiki/User:Jordiferrer Ver. Obra con licencia Creative Commons - Atribución - Compartir Igual.

Los personajes podrán observar con una TA de Observación que Antonio está en una postura extraña, como si hubiera sido dado por muerto por su asaltante pero hubiera despertado unos segundos antes de morir del todo. En esos segundos se ha arrastrado hasta una pared y ha alargado la mano para señalar un odre de vino que tenía allí, quedando así al expirar.

Además de lo dicho, los personajes podrían encontrar (TA de Observación) un trozo de tela de un traje femenino (poco normal en este negocio), enganchado con el marco de la puerta, aparentemente al salir por ella.

Si preguntan en los alrededores, alguien les dirá que hace un rato Antonio dio un par de horas libres a los empleados. Debía tener una visita y como se suele hacer acompañar de mujeres de poca honra… En cualquier caso, la zona es poco frecuentada y es creíble lo que les cuentan, que no se han cruzado con nadie entrando. Cualquiera con un poco de sigilo podría acceder por allí o por la puerta de la muralla al matadero, sin ser detectado.

Vamos con prisa

Como imaginará la Dirección de Juego, Julián es quien anda por ahí vengándose de sus compañeros de juegos infantiles (ya veremos más adelante por qué ahora), haciendo con cada muerte un pequeño "homenaje" a un juego infantil distinto. Mató a Lucas con la cuerda que robó de casa de Antonio y luego contrató a una prostituta llamada Matilde para que se acercara a juntarse con Antonio un rato, diciendo que es "un regalo de su amigo Felipe". Así, echaría a los subalternos del matadero un rato y, cuando ella se marchara, actuaría por sorpresa. En este punto los personajes deberán actuar con premura para evitar más muertes. Julián irá primero a por Felipe y después a por Diego. El orden en el que los personajes vayan a hablar con uno u otro hará que lleguen o no a tiempo de evitar la muerte de Diego, de ambos amigos (si se separan) o si van a seguir detrás del asesino como tontos.

Pueden intentar localizar a Matilde (TA de Chusma y Canalla), quien les dirá, si se la convence (Don de gentes) que iba en nombre de un tal Felipe Llanos pero también que el tipo se le acercó de noche y llevaba un sombrero bien calado que no dejaba ver su cara, podría ser cualquiera. También pueden preguntar a las familias de Antonio o Lucas qué otros amigos de la infancia tenían, confirmándose así que Diego y Felipe lo eran. En principio nadie mencionará a Julian, al que no consideran amigo del grupo. Además, fue blanco de las bromas de más niños y pocas personas podrían saber que estos cuatro son quienes empezaron el maltrato.

Felipe y la gallina ciega

Felipe, que ahora trabaja en su huerto en la Cuesta de los Gitanos, disfrutaba no solo de ponerse de acuerdo para tomarle el pelo a Julián cuando jugaban al moscardón, sino ponerle la zancadilla cuando le tocaba ser la gallina ciega. En consecuencia, Julián decidió que ese sería el medio de su venganza.

[F]Goya, F. (1788). La gallina ciega. [Pintura]. Museo Nacional del Prado. Obra en Dominio Público.

Se ha hecho invitar a casa de Felipe bajo el pretexto de una reconciliación y la posibilidad de trabajar para los franceses. Felipe ha accedido a la reunión y a tomar allí en la huerta unos cuántos tragos de un vino que ha traído su antiguo conocido. La huerta de Felipe es de las más alejadas de la zona y nadie les verá sentarse bajo un árbol a beber.

Por desgracia para Felipe, este vino viene bien adulterado con altas concentraciones de heracleum mantegazzianum, también conocida como acanto, traída de Francia en extracto que ha comprado a soldados llegados de allí. En Francia el acanto es una especie invasora que proviene del Cáucaso. Julián, obviamente, solo simulará beber. Sabe que en el peor de los casos, si solo se moja los labios, tendrá un fuerte sarpullido mañana.

A los pocos minutos de beber el vino, Felipe empezará a sufrir un fuerte sarpullido y a perder la vista. Si los personajes llegan tarde, encontrarán al hortelano ahogado en una acequia a la que ha caído, guiado por la voz de Julián, al que quería atrapar. La acequia no es tan profunda como para ahogarse solo, alguien lo ha empujado con un apero de labranza que en efecto hay por allí tirado. Un vistazo a las erupciones y los ojos de Felipe (TA de Sanar) pueden hacer entender mejor lo que ha pasado.

Si llegan a tiempo de detener el asesinato, y se acercan con sigilo (TA de ídem), verán a Felipe correr con los ojos cerrados en pos de una voz que le llama escondido, burlándose, desde el otro lado de una acequia. Julián intentará escapar campo a través después de hacer un disparo, iniciando una persecución para intentar salir por la Puerta del Puente y tirarse al río Adaja para huir corriente abajo.

Si llegan como elefantes entrando a una cacharrería, Julián les verá y preferirá pegarle un tiro a Felipe para asegurarse su silencio y huir con tiempo de sobra para no ser identificado.

Diego y el moscardón

Diego, que seguramente no haya escuchado de ningún asesinato más y no puede imaginar que haya conexión con él, se encontrará en la finca de los franceses moviendo ovejas con su vara cuando Julián llegue a "jugar" con él.

El juez aprovechará que le conocen los sargentos de la finca para entrar sin problema. Buscará a Diego, que sabe que a esa hora está en la tarea de encerrar a las ovejas de la finca. Los sargentos le conocen y no tendría mucho problema en entrar sin más. Entonces se dirigirá a buscar a su viejo enemigo, con la idea de acercarse por detrás y acogotarle con un golpe de garrote en la nuca.

Sin embargo, ¿logrará hacerlo? También podría Diego darse cuenta de su llegada y responder con su vara para defenderse. La llegada de los personajes, si es que no han llegado mucho antes, mientras Julián aún anda con Felipe, puede interrumpir la pelea y provocar que Julián saque la pistola.

[F]Goya, F. (1820-1823). Duelo a garrotazos. [Pintura]. Museo Nacional del Prado. Obra en Dominio Público.

Una explicación os debo

Debemos entender que Julián no es una persona muy estable. Su psicoticismo y una inteligencia media le han permitido mantenerse en el lado de la estabilidad estos años. Además, tiene un buen concepto de sí mismo, aunque sea más por narcisismo y por su convicción de que todo lo malo que le ocurre es achacable a la maldad o la torpeza de otros.

Sin embargo, su inestabilidad se muestra en cómo ha sido incapaz durante todos estos años de superar el rencor traído de su infancia. Lleva décadas fantaseando con diversas venganzas, regozijándose en el dolor anticipado de sus enemigos, a los que le cuesta ver como personas adultas. En varias ocasiones ha estado a punto de consumar alguna de las venganzas pero siempre ha tenido más miedo a ser detenido y encarcelado por ello, sin poder disfrutar de su victoria.

La guerra le ha trastocado un poco más. Julián es un defensor de la modernización de España y cree que los franceses traen esa oportunidad con las reformas liberales que tiene pensadas José I. Considera a la mayoría de abulenses una gente palurda que no se merece el buen gobierno que trae Napoleón. Así que ha decidido aprovechar la situación actual y su propio puesto de juez para acometer por fin su venganza.

La muerte del primero de sus enemigos ya la hemos visto: ha hecho lo necesario para achacársela a un vagabundo demasiado trastornado para defenderse de la acusación, siquiera comprenderla. La segunda imaginaba que sería fácil achacársela a la prostituta, a la que pagó de sobra para hacer sospechar que el dinero lo ha robado. La de su amigo el gitano la quería hacer pasar por un accidente, que habría caído al río Adaja, borracho de mal vino; supone que la hinchazón habría desaparecido al día siguiente, cuando lo encontraran. Finalmente, aprovechando la confianza con el comandante Hugo, ha robado una hebilla de oro que pensaba meter en el bolsillo de Diego tras acogotarle, y luego decir que le había pillado in fraganti. Aduciría que no le había quedado más remedio que golpearle para evitar la huida, con trágicas consecuencias.

El plan en su cabeza suena mejor de lo que es en realidad. Son demasiadas muertes en poco tiempo para pasar desapercibidas. Sin embargo, recordemos que estamos ante un psicópata no muy organizado al que se le ha dado una oportunidad, no perfecta pero seguro que a lo mejor que tendrá nunca. Siendo juez y además teniendo la confianza de los franceses, sin la intervención de los personajes se podría hacer librado. Pero con los personajes allí, hay muchas formas en las que pueden relacionarle con los crímenes, incluso si no llegan a pillarle en el acto.

Una es, por supuesto, enterarse del mote de este hombre y relacionarlo con la señal del moribundo matarife. Interrogar al vagabundo no aportaría mucho pero da bastantes indicios de que no puede haber sido él. Otra que quizás no se les haya ocurrido en su momento, es preguntado a la hija de Antonio si vio a alguien extraño alrededor de las horas en las que perdió la cuerda, pudiendo decir Teresita que había visto unos minutos antes a un hombre rondando la casa, cuya descripción coincidirá con la de Julio, algo qie podrán corroborar cuando le vean, aunque inicialmente pueda coincidir con muchas caras (incluyendo la de Lucas, por ejemplo).

 
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