Carguero pesado clase Borono

Los cargueros pesados de la clase Borono fueron desarrollados como una versión remozada de los antiquísimos cargueros clase Arana, uno de los modelos míticos empleados durante la tercera oleada de la exploración espacial humana. Al igual que sus predecesores, la clase Borono fue concebida como una nave capaz de transportar, en un mismo viaje y con gran seguridad, cargamentos muy variopintos, motivo por el que incorpora bodegas tanto presurizadas como despresurizadas.

El fabricante original fue una compañía llamada Ingeniería For Erever Coop., una corporación del sector Erever (RFP) ya desaparecida. En su publicidad de marca, sin ningún ápice de modestia, aseguraban haber construido el carguero perfecto, el modelo de mercante medio-pesado que haría que nunca más hubiera que construir otro; un modelo de nave que perduraría hasta que las estrellas se convirtieran en novas. Pese a la evidente exageración (todo el mundo sabe que los de Erever son unos fanfarrones de cuidado), puede que tuvieran algo de razón puesto que, a día de hoy, los Borono siguen construyéndose (aunque en realidad son copias construidas por pequeños astilleros independientes de todo el espacio humano).

La nave prototipo fue botada en el año 2917 dV. Dio tan buen resultado que al año siguiente comenzó la producción en masa. A lo largo de las siguientes décadas, muchos modelos fueron enviados al frente verriano, en donde sirvieron como cargueros de suministros para las tropas. Llegaron a construirse más de treinta y dos mil unidades antes de que Ingeniería For Erever fuera intervenida y cerrada a mediados del siglo XXXI, debido a la comisión de más de un centenar de delitos fiscales.

Los clase Borono tuvieron una excelente acogida entre los tripulantes espaciales, tanto por su notable capacidad de carga como por sus comodidades. Las tripulaciones mercantes pasan la mayor parte de su vida a bordo de sus naves, por lo que el equipo que diseñó este modelo decidió dotarlo de alojamientos individuales (en vez de compartidos), cuartos de baño equipados con duchas de agua (de verdad, no duchas químicas o sónicas) y amplias áreas comunes, algo inusitado en otros cargueros similares. También se incluye la posibilidad de llevar a bordo una dotación de hasta seis infantes que proteja la nave de asaltos. De hecho, incluso con la dotación de tripulantes y el equipo de seguridad al completo podría acoger pasajeros o pilotos (para las naves de escolta del hangar), si todos están dispuestos a compartir camarote y pasar algunas estrecheces.

Los once módulos-bodega externos, reservados para la carga despresurizada o de menor valor, pueden separarse del cuerpo principal de la nave. Esto facilita enormemente las tareas de estiba; otro valor añadido al diseño. Estos módulos, una vez desacoplados, son arrastrados con rayos tractores o a bordo de remolcadores o lanzaderas. Además, la nave cuenta con un hangar presurizado, en donde puede transpotar una planetizadora, un caza de escolta tipo Delta o Misty o hasta tres cazas tipo Trialón (dos cazas trialón y una planetizadora era el complemento habitual de los Borono destinadas en el frente verriano).

Aunque las aseveraciones del fabricante original fueran sin duda exageradas, es cierto que los cargueros de la clase Borono son uno de los diseños más exitosos de la historia de las naves mercantes. De hecho, son tan eficaces y fiables que un puñado de los modelos originales, debidamente mantenidos y modernizados por sus propietarios, continúan en activo en la actualidad.

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Carguero clase Borono

Diseño

Prestaciones

Críticos