Vettera-2 (I)
La existencia de un planeta denominado Vettera-2 está clasificada como información Negra (ultrasecreta), el más alto nivel de seguridad existente en la República Federal de Planetas (RFP) ().
Al amparo de la denominación oficial de "Proyecto Ocaso", Vettera-2 es una colonia establecida tras la funesta guerra contra los Nheti:Narä del año 2123 dV., con la intención de servir como capital de emergencia en el caso de que la Vettera original fuera conquistada o destruida por una potencia extranjera. Y también, en el peor de los escenarios posibles, como último reducto de la humanidad libre en caso de que toda la RFP fuera subyugada o arrasada.
La localización del planeta es tan secreta que, excepto durante el viaje decenal (ver más abajo), solamente se almacena en un chip de datos físico, guardado a su vez en una pequeña caja de seguridad situada en el puente de cada una de las naves clase Montura, los transportes personales del Presidente y su equipo. Únicamente la mano viva del Presidente o del Vicepresidente de la RFP, sumada a un código verbal conocido por el capitán de la nave, puede desbloquear la apertura de dicha caja sin activar un dispositivo explosivo.
Por lo demás, Vettera-2 está conectada con el resto de la galaxia únicamente a través de un único transmisor EPR situado en uno de los niveles subterráneos del edificio de la Aguja. A través de esta vía se les hacen llegar regularmente noticias y órdenes. A pesar de que muchos de los habitantes de Vettera-2 poseen los conocimientos técnicos para construir un transmisor (o incluso una nave espacial, si hiciera falta) partiendo de un montón de chatarra, todo intento de comunicación con el exterior está penado con la muerte.
Pese al pesado velo de secreto que rodea la existencia de esta colonia, a lo largo de los siglos se ha extendido, entre el puñado de oficiales y burócratas de alto rango que tienen constancia de su existencia, el rumor de que Vettera-2 estaría situado en algún lugar del extremo del brazo Curete. Allí, rodeado de docenas de mundos muertos, los inhabitables eriales radiactivos que quedaron en ese remoto rincón de la galaxia tras el fin de la guerra Génica, se encontraría el último bastión de la República. Por supuesto, todo también podría tratarse de un simple rumor o de un bulo filtrado deliberadamente por los responsables del Proyecto.
Una vez cada diez años, justo a mediados de cada mandato presidencial, se envía a Vettera-2 una gran nave conteniendo todo aquello que el Gobierno de la RFP desea salvaguardar para el futuro (u ocultar para siempre). Todas las personas que viajan a bordo de dicha nave, escogidas una a una entre voluntarios que previamente han superado una impresionante batería de pruebas selectivas, son declaradas oficialmente muertas. De igual modo, la nave que los transporta hasta allí es registrada como destruida o desaparecida en todos los archivos oficiales. La orden al respecto es tajante: nadie regresa de Vettera-2.
Por supuesto, no se obliga a nadie a emprender el viaje pero, aquéllos que lo hacen, deben tener meridianamente claro que se trata de un destino con carácter definitivo, y que jamás volverán a sus antiguas vidas. La inmensa mayoría de los candidatos son cualificados científicos o personal militar altamente preparado. Casi siempre en edad reproductiva, solteros y sin cargas familiares. Rara vez se escoge a científicos o investigadores consagrados o famosos, debido a que su desaparición llamaría excesivamente la atención. Al contrario, la mayoría de los candidatos son científicos jóvenes pero muy prometedores; o bien investigadores de segunda línea, tal vez ayudantes que hasta ahora no han tenido la oportunidad de brillar con luz propia debido a la sempiterna carencia de subvenciones y becas.
La selección inicial de los candidatos para participar en el Proyecto Ocaso es llevada a cabo por personal del Servicio Secreto de la República (SSR). Empleando los completísimos bancos de datos que posee el Instituto Federal de Estadística, un pequeño grupo de analistas del SSR denominado Sección 16 se encarga de realizar la preselección, así como de enviar la oferta inicial a los candidatos para realizar las pruebas. Paralelamente, la Sección 16 cuenta con el apoyo de una sofisticada IA denominada "Hado" que, empleando una serie de complejos algoritmos matemáticos, escoge un número aleatorio de personas para participar en las pruebas de entre toda la población censada en la RFP. De este modo, es posible que cualquier ciudadano de la RFP, independientemente de su especie, edad, sexo, trasfondo, profesión, estatus legal u origen, sea preseleccionado para participar en el proyecto. Estos individuos, los "elementos aleatorios" introducidos en el proyecto por Hado, son apodados "albures" debido a su papel poco definido en la colonia. Sin embargo, hasta ahora la IA no se ha equivocado y todos los albures han terminado por demostrar su utilidad en algún aspecto que no había sido inicialmente previsto por la legión de analistas del SSR.
En esta primera fase los candidatos no saben realmente en qué se están metiendo. Solo se les informa de que han sido preseleccionados para participar en un proyecto militar secreto y que, si están dispuestos a seguir adelante, deben comprometerse a guardar secreto sobre el mismo. Esto por sí solo ya basta para descartar a aquéllos que no se fían del Gobierno federal o no desean participar en un proyecto militar de ningún tipo. Los candidatos que aceptan la oferta son sometidos a sucesivas pruebas personalizadas, las cuales determinarán con exactitud sus capacidades, resistencia mental, patriotismo (en algún momento son tentados a revelar lo poco que saben a cambio de dinero, favores sexuales o de otra índole) así como su predisposición psicológica a aceptar un cambio tan radical en sus vidas como el que, de resultar escogidos, se les propondrá. Solo los que superan la fase de selección son informados de que, en caso de aceptar, jamás podrán volver a sus vidas anteriores, ponerse en contacto con sus conocidos o incluso volver a viajar libremente por la galaxia. Esta es la última oportunidad de tendrán de volverse atrás. Los que deciden no seguir adelante son sometidos a las atenciones de un telépata al servicio del SSR, quien se ocupa de que olviden todo lo relacionado con el Proyecto Ocaso. Además, si alguno de ellos traicionó el secreto del proceso y no fue previamente descartado es posible que el psiónico no se limite a borrar su memoria sino que implante algún tipo de condicionamiento adicional, a modo de castigo (una fobia, por ejemplo).
Tarde o temprano, aquellos seleccionados que aceptan entrar a formar parte del proyecto con todas las consecuencias reciben la visita de un grupo de agentes del SSR enviados a escenificar su muerte, llegando incluso al extremo de "fabricar" un cuerpo clónico que sirva como evidencia irrefutable del fallecimiento. Después son trasladados hasta una instalación secreta de la Armada, en donde se reunirán con los demás elegidos. Tarde o temprano subirán a bordo de la nave que les llevará hacia su nueva vida…
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