Espantaladrones

El espantaladrones es un efectivo fetiche que se está empezando a utilizar en las llanuras. En sus orígenes, el espantaladrones era un cadáver (humano, o cualquier otro aunque en la mayoría de las ocasiones, simplemente animales tales como cabras, ovejas, etc.) que se colgaba a la entrada del pueblo (en el vallado que se levanta rodeando las cabañas, o simplemente colgando de una lanza a los lados del camino que entra en el poblado y se dejaba secar hasta que colgaban únicamente los huesos.

No pasó demasiado tiempo hasta que un chamán creativo encontrara la manera de hechizar los espantaladrones, imbuyéndolos con espíritus para hacerlos aún más efectivos. Con ello se consigue que si no se tiene el permiso del fetiche, los efectos posteriores a largo plazo pueden ser más preocupantes que el inmediato efecto disuasorio.

El ritual para encantar el esqueleto es el siguiente. Se lava el futuro fetiche en agua fría tres veces al caer la noche. El agua debe traerse personalmente por el chamán en dos pellejos de tamaño mediano (unos 4 odres de tripas pequeña cada uno). Tras lavarlo, hay que aplicarle un frotado con unas flores aromáticas de color amarillento que se abren sólo de noche (los ojos de trigo se llaman a esas plantas) y aplicarle el ritual deseado: Enfermedad mística o Provocar Temor, en el caso de chamán de Primer Círculo, o Dolor o Provocar Terror si es del Segundo Círculo. No se conocen espantaladrones creados por chamanes del Tercer Círculo, probablemente porque los problemas mundanos les preocupan mucho menos que a los anteriores.

Si alguien pasa cerca del espantaladrones, se activa el hechizo. El espantaladrones no tiene límite de personas a asustar, pero ha de realizarse de nuevo el ritual cada mano de manos de lunas.

Aunque es un fetiche humano, está extendiéndose entre otras razas para proteger almacenes, minas y lugares de similar importancia estratégica.