Editorial
Este año no hemos hecho SomCon, el lugar donde hicimos las últimas se ha convertido en un centro de acogida de menores y, claro, ya no nos lo dejan. Ninguna de las alternativas que había disponibles acababa de gustarnos (por distancia o por tamaño) y, claro, al final decidimos no intentarlo. Quizás haya sido un error aplazarlas de nuevo, pero el objetivo es buscar un lugar que nos valga para todos los años y no tener que empezar de cero cada vez.
Por un lado, echo de menos que no haya SomCon y no poder coincidir con los asistentes, todos amigos realmente. Espero que sepan disculpar nuestro exceso de celo o nuestra prudencia; debo confesar, sin embargo, que si dentro de una semana o dos hubiera habido unas SomCon, este número hubiera sido un poco más complicado.
Gracias por leernos.
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