Editorial
Empezamos 2018 muy ilusionados con muchos proyectos y muchas ideas para llevarlos adelante, con ganas de trabajar y que se notara que estábamos haciendo cosas, con ganas de crecer hasta que Disney nos comprara. Todo iba bien. La semana pasada me atacó el frío y el ordenador decidió adquirir consciencia propia. De repente, todos los buenos propósitos estaban en suspenso y batallábamos para, simplemente, mantenernos a flote. Hubo que meter en vereda al ordenador (en la RFP no aceptamos IAs; ¿qué piensa que somos? ¡Iroeindis!). Poco a poco, piano, piano que decía mi profesora de música, empezamos a ver el final. La fiebre bajó, el ordenador se volvió razonable y cerramos la revista con uno de los mayores superávits de artículos para el mes siguiente. ¿Cómo lo habíamos hecho? Gracias al sótano…
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