Nº: 236 . 3ª época. Año VI
Callejero: La Tienda Por: Francesc Almacelles
 
 
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La Tienda

Aunque La Tienda pueda ser un lugar físico, se entiende más bien como un «concepto». Parte del submundo cuniense, cuando necesita organizar una reunión, conseguir «cierto» material, contratar «servicios,… sabe que debe de acudir a La Tienda para llevar a cabo su cometido.

Como se ha explicado, La Tienda no es un lugar físico si no que son muchos. Puede ser desde una tienda de ultramarinos en el Barrio del Puerto, un puticlub en el Gótico o un restaurante en Playa de la Infanta. Realmente es un concepto desarrollado en base a que según cada demanda se envía al personal a lugares diferentes.

Los que tienen conocimiento de este servicio y tienen el visto bueno para poder acceder, se instalan en algún móvil la aplicación de una conocida empresa de taxis de la ciudad, con la salvedad que esta versión de la app tiene una parte oculta. Una vez se ha desbloqueado el acceso, la persona solo tiene que identificarse y explicar brevemente que necesita.

Al cabo de cierto tiempo tendrá creada una petición de un taxi para un día, hora y lugar concretos para que se le lleve. A ojos de personas profanas, si tuvieran acceso a este teléfono y chafardearan la aplicación solo verían una petición realizada. Nada extraño.

El día y hora acordados un taxi de la empresa pasará a recogerlos y lo dejará a unas pocas calles del local acordado. Para el taxista será una carrera como otra cualquiera y no tendría que sospechar nada.

El pequeño equipo que hay detrás de esta parte oculta de la aplicación tiene infinidad de contactos y se encarga de organizar la reunión con todas las personas que puedan estar implicadas y, según tema y disposición de lugar, la concierta en un negocio concreto. Tras lo cual actualizan, como se ha dicho, la información «visible» en la app de la persona que ha requerido sus servicios. Dicho lo cual, se le pasa un cargo en criptomoneda por el trabajo prestado.

Normalmente, como con los taxistas, el personal del local donde se ha organizado la reunión no tiene conocimiento alguno de la «excepcionalidad» de esta. Hay sitios que directamente nadie sabe nada y otros la dirección, o solo una parte, conoce la naturaleza del evento.

 
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