Estación minera Gibyas FR-ID/10-28,
en la ruta entre los sistemas Iduci y Elle.

Tras un viaje largo, pero rutinario, la nave mercante "CT-Xandr" de la Corporación Tosscane llega a Gibyas, su último destino antes de volver a casa. El piloto inicia las maniobras de frenado dirigiéndose, como es habitual al gigante de gas del sistema.

Por su parte, el navegante revisa someramente los sensores de la nave, para asegurarse de que no hay nada en su trayectoria, y comunica al resto de la tripulación que han llegado a su destino, después aunque todavía están lejos para una conversación EM fluida y simultanea, envía el saludo a la estación minera.

Mientras el resto de la tripulación comienza a preparar la nave para la descarga de los contenedores con equipo para llevan a la estación, Márquez, el capitán de la nave, se presenta en el puente junto al teniente Rouco, de Seguridad Gesawa, que acude a relevar, junto a sus hombres, al equipo de seguridad de la estación minera.

Justo cuando traspasan la compuerta estanca y entran en el puente, el navegante deja escapar una increpación cuando los sensores de la nave detectan la presencia de una nave sin transpondedor en la orbita del gigante de gas al que se dirigen.

- ¡Bandido!, tenemos un bandido saliendo de la órbita del gigante, parece que se dirige hacia nosotros en ruta de intercepción - Grita asustado el navegante.

- Establezcan alerta de combate - Ordena el capitán, mientras abre el interfono de la nave - Artilleros a sus puestos, preparen la nave para situación de combate, no es ningún maldito simulacro, aseguren el equipo y cierren las compuertas.

Mientras el capitán Márquez grita órdenes a su tripulación, el teniente Rouco sonríe levemente y con tranquilidad activa el comunicador de su chaleco táctico:

- Sargento, tenemos una alerta de nivel 4, prepare a los hombres para un posible abordaje de fuerzas hostiles. Solo escopetas y granadas shock, Rouco cierro.

Poco después, tras un corto pero intenso combate, la Xandr vaga a la deriva y sin capacidad de respuesta cuando la nave pirata se sitúa en una trayectoria paralela e iguala su velocidad. Desde el puente de mando el capitán Márquez ve impotente la salida de las dos lanzaderas de asalto que se dirigen rápidamente hacia su nave.

Las lanzaderas enemigas vuelan paralelas mientras se acercan a la nave mercante, pero finalmente se separan y se acoplan en dos puntos opuestos del casco, para dividir las fuerzas defensoras piensa el capitán Márquez sonriendo al pensar en la docena de guardias de Gesawa que lleva a bordo. Conecta el comunicador y dice:

- Teniente, se han acoplado en los sectores 2-34 y 3-17, los seguiré desde aquí con las cámaras y así le podré informar del avance de esos piratas. Márquez, cierro.

El navegante manipula los controles que tiene frente a si y en la pantalla principal aparecen las imágenes de las cámaras de seguridad que controlan los sectores de la nave donde se han acoplado las lanzaderas piratas, un pasillo y un almacén.

De forma simultánea, las paredes exteriores del pasillo y el almacén se empiezan a poner al roja en varios puntos, estos puntos forman aproximadamente un círculo de unos dos metros de diámetro. El metal pasa al rojo blanco y de pronto se funde y fluye dejando en su lugar un irregular agujero con los bordes al rojo.

Cuando los bordes del agujero se enfrían lo bastante, empieza a verse movimiento al otro lado del agujero y de pronto una cabeza insectoide de forma triangular con ojos trifacetados, múltiples dientes y antenas sensoriales se asoma por el agujero, brazos acabados en garras de tres dedos impulsan al insectoide dentro de la nave mercante con un grácil movimiento. Al primer insecto lo siguen más rápidamente.

- ¡Valgame…! - Exclama asustado y asombrado el capitán Márquez - ¡Verrianos!, nos están asaltando los malditos verrianos. - Teclea un código en su consola y por toda la nave suena una alarma de evacuación. Coge el comunicador y grita: - ¡Son Verrianos!, ¿me ha oído, teniente?, ¡los malditos verrianos están atacando mi nave!

- Capitán Márquez. - Responde lacónicamente el teniente Rouco. - Abandonen la nave inmediatamente, no se durante cuanto tiempo podremos contenerlos pero les daremos todo el tiempo que podamos.

- ¿Qué?, ¿está loco, teniente?, ¡son verrianos, maldita sea! ¡Verrianos!

- Por eso deben abandonar la nave, capitán. Nuestro honor y nuestro deber nos exigen quedarnos y combatir con ellos. Será un buen combate y una buena muerte.

Las características técnicas de la nave son:

Lanzadera de asalto verriana