Vlassov, Andrej Andreevich
La figura que traemos este mes es difícil de definir. Para algunos es un traidor por repetición que traicionó primero a su patria y luego a sus nuevos amigos. Sin embargo, tras la caída del régimen comunista en la Unión Soviética, algunos autores empiezan, tímidamente, a reivindicar su figura como un patriota adelantado a su tiempo. Por nuestra parte diremos que es una de las pocas personas del siglo XX de la que se puede decir que combatió bajo cuatro banderas diferentes.
Vlassov nació en 1900 en Lomarkino en Nijni-Novogorod. Sus padres eran campesinos y él fue su decimotercer hijo. Aunque es un dato poco importante en este momento, más tarde sirvió, aunque no a propósito, para ganarse la amistad de Stalin, quien veía en Vlassov un ejemplo de un general "nacido del proletariado".
Cuando tenía sólo dieciséis años, el ejército del zar lo recluta forzosamente y lo envía al frente sin apenas preparación. La situación en el frente era desesperada. El zar se había involucrado en la guerra pensando obtener ventajas territoriales y políticas sencillas, pero Rusia no estaba preparada para la guerra y Alemania amenazaba con derribar la línea de defensa. Más y más jóvenes eran llevados a las trincheras en un intento de tapar los huecos. Vlassov sobrevive a los primeros días de experiencia y llega a sufrirla largos meses. Al estallas la revolución del 17 es reclutado por los bolcheviques e incorporado al Ejército Rojo. Le dan cierta instrucción militar, cosa que no habían hecho en el ejército del zar.
Vlassov era excepcionalmente alto 1,92 lo que le hacía destacar entre sus compañeros, pero, además, tenía dos cualidades para el mando: era capaz de ganarse el respeto de los demás (fruto, tal vez, de su preocupación hacia ellos) y tenía cierta facilidad para comprender las dificultades tácticas y encontrarles solución. Estas dos cualidades le hicieron ascender rápidamente en el escalafón soviético que, por otro lado, andaba escaso de mandos capacitados y no sospechosos de ser contrarrevolucionarios.
En 1930, terminada la revolución, decide hacerse miembro del partido comunista. Le trasladan a China donde entra a forma parte del estado mayor del general Tcherepanov, lo que le convierte en una especie de asesor militar de Chiang Kai Chek contra los japoneses. Regresó a la Unión soviética en 1939 y le pusieron al mando de la 99ª división, una de las divisiones más famosas de esa época. Él era el general más joven del ejército soviético en ese momento. Le destinan a Ucrania tras el ataque alemán y allí, con su unidad, consigue defender Kiev suficiente tiempo para que muchas unidades soviéticas se retiren ordenadamente. Es cercado, pero algunas fuentes aseguran que, finalmente, abandonó el cerco atravesando las líneas enemigas en solitario y a pie. Más tarde, participa en la defensa de Moscú al mando del 20º Ejército y logra de nuevo mantener las defensas de Klin y Volokolamsk. Por esta acción sería condecorado con la Orden de Lenin. Fue en la defensa de Moscú, señalan algunos, donde Vlassov se dio cuenta que el ideario comunista no encajaba, donde dejó de serlo, aunque, naturalmente, no hizo pública su decepción.
En 1942 dirige una ofensiva para romper el cerco de Leningrado, pero sus fuerzas acaban cercadas por las tropas alemanas sin posibilidad de salvación. Stalin le manda un avión para salvarse, pero él decide quedarse. Según se dice, los generales soviéticos, en una situación como la suya, tenían prohibido rendirse sin haber sufrido 50.000 bajas. Vlassov no hace caso de esta instrucción y decide no sacrificar a sus hombres rindiéndose a los alemanes.
Debido a que era general, los alemanes le someten a un intenso interrogatorio y en el descubren que Vlassov no es un ferviente comunista. De hecho opina que la política del estado hacia los campesinos es nefasta teniéndolos casi en un estado de esclavitud. Estas declaraciones disparan algunos cerebros en el departamento de propaganda alemán quienes deciden usar a Vlassov como un elemento de propaganda. Hay diversas versiones, pero parece que tanto el mando alemán (concretamente el mariscal Keitel) como el propio Vlassov eran reacios a formar un ejército que luchara contra sus antiguos camaradas. Sin embargo, las presiones del departamento de propaganda son intensas e incluso lleva a Vlassov de gira por diversos campos de prisioneros donde puede hablar con varios oficiales rusos y con las tropas prisioneras (para las cuales la idea de luchar de nuevo era preferible a permanecer en esos campos de exterminio). Finalmente Vlassov acepta unirse al llamado Ejército de Liberación ruso (en el que había ya otros generales y coroneles, aunque posiblemente no tan populares como Vlassov) y firmar el Manifiesto de Smolensko. Algunas fuentes señalan este hecho como el reconocimiento de Vlassov de las doctrinas fascistas frente a las comunistas, pero, en realidad, no se trataba de un manifiesto fascista, sino más bien un documento de promesas de mejoras sociales de cara a la población rusa descontenta. Era un ideario propagandista que, con diferencias menores, ha sido utilizado por todas las ideologías en todas las épocas.
Aunque la cúpula alemana desconfiaba de Vlassov, los generales del frente necesitaban generales rusos capacitados para ponerlos a las órdenes de las tropas rusas que ya estaban combatiendo con Alemania contra Rusia. Fue así como Vlassov terminó a las órdenes de una brigada de voluntarios rusos encuadrada dentro del grupo de Ejércitos Centro. Su unidad fue preparada en las afueras de Berlín y equipada con armamento y uniformes alemanes. De hecho, sus uniformes eran los mismos que los de las SS, la única diferencia es que en vez de las dos eses, llevaban la Cruz de San Andrés.
La creación de unidades de soldados rusos dentro del ejército alemán se estaba llevando a cabo de forma "subterránea". En teoría el alto mando no estaba de acuerdo, pero Propaganda presionaba para que estas unidades fueran creadas. Es más, presionaba para que estas unidades fueran enviadas a las zonas donde se habían capturado ciudades rusas para conseguir que la población local cambiara de bando. Varias revistas alemanas dedicaron varios artículos elogiosos sobre estas unidades y, al final, el alto mando no pudo ignorar el hecho por más tiempo. El 13 de septiembre de 1943, Hitler ordenó que todas las unidades rusas fueran eliminadas y sus componentes repartidos entre unidades alemanas. Es decir, ya no habría ni brigadas, ni divisiones rusas, sólo unidades menores encuadradas junto a otras unidades alemanas. Parece ser que Himmler en persona defendió la unidad de Vlassov y que en vez de desmantelarla fuera enviada a la frente Oeste. La popularidad de Vlassov era muy alta entre los prisioneros y muchos solicitaban luchar por estar bajo sus órdenes, pero cuando corrió la voz que luchar bajo sus órdenes implicaba no hacerlo en el Frente del Este, su popularidad y el número de voluntarios creció como la espuma.
Otras fuentes dicen, sin embargo, que Vlassov fue enviado al frente del Oeste para evitar el gran número de deserciones que había en sus filas. Algo de cierto puede haber en esta versión, pero no explicaría que Himmler y Vlassov tuvieran una entrevista personal poco después y que éste pusiera al primero a las órdenes de todos los soldados soviéticos que luchaban con Alemania (unos 900.000) ni que convenciera a Hitler de permitir la creación de un "gobierno ruso libre". Aunque esto no ocurriría formalmente hasta noviembre de 1944, en un momento en el que ni Alemania ni Vlassov creían ya que alguna vez pudieran "liberar" Rusia.
En 1945, cuando la guerra ya estaba perdida, intentó llegar a un acuerdo con los partisanos checos, les ofreció luchar contra los alemanes (cosa que llegó a hacer) a cambio de que le permitieran seguir luchando contra el Ejército Rojo. Los partisanos, muchos de los cuales eran comunistas, se negaron al acuerdo y Vlassov tuvo que retirarse hacia el Oeste con todo su ejército. Se dirigió hacia la zona por donde avanzaban los ejércitos de Patton y le pidió permiso para rendirse. Sin embargo, el general estadounidense no pudo aceptar la rendición porque sus mandos no se lo permitieron. El ejército de Vlassov era aún muy numeroso y estaba en una zona que, teóricamente, debía ser conquistada por los rusos, no por Patton. Podían haberle permitido pasar a la zona americana tras la rendición, pero ¿cómo explicárselo a los Aliados rusos?
Finalmente Vlassov decide desmovilizar su ejército. Da libertad a los soldados para que se dirijan al Este o al Oeste y que se entreguen a quien deseen. Una vez desbandado, se dirige hacia las tropas estadounidenses y se entrega en la esperanza de que no le entregarán a los rusos. Sin embargo, no pasan muchos días en verse en manos de sus antiguos camaradas y ahora enemigos.
Se calcula que unas 100.000 personas fueron capturadas del ejército de Vlassov, muchos de ellos terminaron sus vidas en gulags de Siberia, pero Vlassov, junto a otros generales a sus órdenes (Malychkine, Bouïnitchenko y Troukhine), murió en Moscú en Agosto 1946 (unos dicen que el día 1, otros que el 12).
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