Editorial
Hace unos días, el canal de Friki Vetusto (Ver ) tuvo el acierto de organizar unos premios roleros y realizar una "gala" estilo goyas, óscar y similares. Bueno, todo dentro de los límites del presupuesto, claro (los aplausos eran enlatados, creo). En los premios había nominada mucha gente que se lo merecía y yo descubrí algunos títulos que no conocía y coincidí en la fiesta posterior con personas con las que no había tenido trato. Personalmente, me maravilló el tema de los roles en vivo, lo que contaron sobre ellos.
El jurado de los premios tuvo el detalle de otorgarme el premio a toda una carrera dedicada a los juegos de rol que, confieso, me pilló de sorpresa. No en la ceremonia, claro, pero sí cuando me lo dijeron unos días antes. Sorpresa porque este trabajo (autor, editor, distribuidor) es realmente solitario. Es cierto que colaboro y hablo con mucha gente todos los días (escritores, dibujantes, otros editores, tenderos), pero el trato es siempre virtual, lejano. En la soledad del local uno no sabe si tu trabajo está llegando a la gente. ¿Cómo saber que la revista, el suplemento, los juegos, las novelas le están llegando a alguien? Es fácil caer en la sensación de que estás predicando en el desierto.
Siendo muy joven, vi una película sobre un astronauta que lanzaban al espacio al que se le estropeaban las comunicaciones. Desde la Tierra le escuchaban, pero él no podía escucharles a ellos. No recuerdo el nombre de la película, pero sí recuerdo la artimaña que se les ocurrió para que él supiera que le estaban oyendo, que no estaba solo en su cabina dando vueltas a la tierra. Cuando pasaba por el lado nocturno del planeta, pusieron de acuerdo a todos los habitantes de cada ciudad sobre la que pasaba para que encendieran y apagaran las luces simultáneamente. Desde el espacio el astronauta veía esas ciudades encendiéndose y apagándose y supo que no estaba solo.
Este premio Vetustini ha sido como esas ciudades. Gracias por hacerme saber que no estamos solos.
#yojuegoarol
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