Número: 95.     4ª época.     Año XXI     ISSN: 1989-6289

95 > Ambientación > Organización > Tunantes, gandules y haraganes de Vettera (Exo). Por: Sergio Jurado

 

Tunantes, gandules y haraganes de Vettera

Un tunante es un trabajador migratorio, generalmente no cualificado y a menudo sin demasiados recursos, que vagabundea por Vettera empleando para ello la red de transporte público que surca su superficie (y sus entrañas).

Se ignora cómo y cuándo fue acuñado el término, aunque algunos lingüistas de la Universidad de Vettera han sugerido la posibilidad de que se trate de una palabra de origen aolha formada por la contracción de la expresión ¡Tunal Teipan! (equivalente más o menos a "¡Dichosos los ojos!"), frase con la que tradicionalmente se saludaban entre sí determinados miembros de dicha sociedad que desempeñaban tareas de peonaje agrícola. Otros, por el contrario, opinan que simplemente fue la palabra con la que se denominó a los obreros que trabajaron en la construcción de las primeras líneas del monorraíl vetterano... ¿quién sabe? Podría ser incluso que ambas teorías fueran ciertas.

Los tunantes suelen ser vistos como simples vagabundos y pordioseros por parte de la población. Sin embargo, ellos se ven a sí mismos como un grupo social diferenciado, uno que simplemente ha elegido vivir de una forma diferente y menos convencional. Para ellos los tunantes son, simple y llanamente, las personas que "tunan", es decir, que viajan de aquí para allá. Sin que eso sea un estigma social de ningún tipo. Los tunantes se ven a sí mismos como trabajadores itinerantes; es cierto que a veces se toman vacaciones bastante más largas de lo habitual pero, tarde o temprano, regresan al trabajo. Por el contrario, los tunantes se desmarcan de los gandules, que son los vagabundos que solo trabajan cuando no tienen otro remedio, limitándose a viajar de un lado a otro malviviendo gracias a la buena voluntad de la gente. Incluso más abajo que éstos están los haraganes, quienes ni trabajan ni viajan, limitándose a vivir de la mendicidad y los servicios sociales; estos últimos solamente se desplazan cuando son expulsados de una zona por los vecinos.

Historia de los tunantes

No se sabe cuándo aparecieron por primera vez los tunantes, aunque lo más probable es que sean tan antiguos como la propia Vettera. Una de las teorías más aceptadas afirma que, con el definitivo fin de las guerras Aolha, miles de excombatientes licenciados, deseosos de regresar cuanto antes a su hogar saltándose el orden militar, comenzaron a abordar ilegalmente los monorraíles que transportaban material y botín de guerra de vuelta a territorio humano. Sea como sea, el primer uso fehacientemente confirmado de la palabra tunante aparece en un estudio estadístico del año 8 aV., en el que se estima que el número de tunantes en Vettera sobrepasa el millón de individuos. El título del artículo, Lo que nos cuestan los tunantes a los ciudadanos decentes, no deja lugar a dudas de su tono. El autor del mismo urge a las autoridades a poner coto al problema de los tunantes, a quienes califica como "antisistema, vagos y maleantes". Sugiere también el artículo que se promulgue una ley que permita la detención sin cargos de los tunantes y las penas constitutivas de trabajos forzosos. Al margen de la exactitud y veracidad del artículo, un hecho demostrado es que la población de tunantes aumenta cada vez que la economía vetterana es fustigada por una crisis o bien cuando la RFP sale de un conflicto bélico prolongado, como por ejemplo las dos guerras Verrianas. Por desgracia, muchos de los trabajadores vinculados a la guerra se quedan sin trabajo cuando esta termina y su educación y preparación se ha reducido, exclusivamente, al campo militar; carecen de las habilidades técnicas o sociales precisas para readaptarse a la sociedad civil. Sin trabajo y sin demasiadas perspectivas de conseguir uno o de mantenerlo por mucho tiempo, algunos acaban sumándose a las filas de los tunantes, viajando en busca de mejores oportunidades en otros rincones del planeta.

Pitón, tren que cincunvala Vettera - La imagen fue obtenida de: http://www.flickriver.com/photos/wfdt/sets/72157594272171377/

Vida tunante

La vida de un tunante es bastante peligrosa. Además de los problemas inherentes a la vida callejera, suelen ser el blanco habitual de las iras y abusos tanto de la Policía como de otros agentes del orden, en especial de los vigilantes de Seguridad de los transportes públicos (a los que los tunantes apodan "sandios"). De hecho, se sabe que estos últimos han llegado al extremo de arrojar en marcha a los "polizones" a los que sorprenden a bordo de "sus" monorraíles.

Por el lado bueno, el inabarcable tamaño de la red de pasillos, intercambiadores, lanzaderas, andenes, apeaderos, plataformas, túneles, vías de servicio, vías muertas, secciones en desuso, corredores, salas de mantenimiento, etc. que conforman la red de transporte de Vettera hace que raramente se vean expuestos al frío y otras inclemencias meteorológicas. De hecho, muchos tunantes jamás abandonan la red de transporte, buscando trabajo solo en los cientos de miles de tiendas, bares y establecimientos de todo tipo que pueden encontrarse en los cientos de estaciones y vestíbulos de acceso. Según se cuenta, aunque para muchos resulte difícil de creer, algunos tunantes nunca han visto la luz del sol, habiendo vivido toda su vida en este laberinto subterráneo debido a un caso de agorafobia extrema. Quién sabe, tal vez incluso sea cierto.

El gran desfile de los tunantes

Desde hace siglos, el día 1 de Pezaku de todos los años se celebra en el barrio del Istmo una gran convención anual de tunantes que dura toda una semana. Se trata de una fiesta no-oficial en el calendario festivo de Vettera que reúne a todos los tunantes y no-tunantes que deseen acercarse. Se celebran bailes, talleres, reuniones literarias, desfiles, actividades de cultura alternativa y un mercadillo de objetos de segunda mano, artesanía, etc. El punto álgido de la fiesta es la coronación del rey y la reina de los tunantes, quienes desfilan subidos en una carroza fabricada con materiales de desecho reciclados. La celebración termina con una gran comida comunal en la que se sirve un plato de "cocido tunante" a todo aquél que se acerque.


Receta del estofado tunante según Finn Hols.

"El tradicional estofado tunante se cocina en una lata o gran bidón metálico. Se llena la lata con agua y aceite y se echa dentro toda la carne, patatas, cebolla, sal y pimienta que seas capaz de conseguir, así como todo los demás elementos comestibles que se pueda encontrar. Todo se echa en la lata hasta que hierva. Se come con pan, si es que tienes."


Signos de los tunantes

Los tunantes han desarrollado un sistema de símbolos pictográficos que supone un auténtico código de comunicación. Los tunantes graban sus símbolos con pirograbadores láser para dejarse información, direcciones y avisos para otros tunantes. Estos signos se graban en la parte posterior de los carteles ordinarios, en el canto de las pantallas informativas o, si esto no es posible, lo más cerca que sea posible, generalmente a la altura de los pies. Aunque existen docenas de ellos, algunos de los signos más comunes son:

Signo tunante

Sigue por aquí.

Signo tunante

Los sandios suelen rondar por aquí (el dibujo es un sombrero como los que éstos solían emplear hace siglos).

Signo tunante

Conexión gratuita a la esfera de datos en esta zona.

Signo tunante

Es seguro dormir en esta zona.

Signo tunante

No es seguro dormir en esta zona.

Signo tunante

Mejor que tengas tus armas a mano.

Signo tunante

Sal de aquí cuanto antes.

Signo tunante

Por la zona proliferan alimañas peligrosas (el dibujo es de una rata espacial).

Signo tunante

Por aquí hay un refugio oculto (una zona en la que puedes dormir, posiblemente incluso con agua potable), busca otras señales que te lleven hasta allí.

Signo tunante

En esta zona los tunantes son detenidos sin motivo.

Signo tunante

Alojamiento a cambio de sexo.

Signo tunante

Estación de monorraíl sin seguridad (en donde se puede subir al mismo fácilmente).

Signo tunante

Acceso a dársenas de monorraíl (en donde es fácil abordar los vehículos).

Signo tunante

Alguien aquí ofrece tratamiento médico gratuito.

Signo tunante

Aquí tiran mucha comida.

Signo tunante

Buen trabajo (aquí pagan bien a los trabajadores).

Signo tunante

Mal trabajo (aquí pagan mal a los trabajadores).

Signo tunante

Aquí te obligan a acostarte con el jefe/dueño.

Signo tunante

Aquí engañan a los clientes.

Signo tunante

Zona sin vigilancia (los brazos en alto sugieren que es fácil atracar a alguien).

Código ético y de conducta

Con el paso de los siglos se ha creado un código ético que funciona como corpus ideológico de los que se consideran a sí mismos tunantes (lo que no significa que todos lo cumplan ni mucho menos). Los que no lo cumplen son considerados gandules o, incluso peor, haraganes.

Jerga tunante

Ángel metálico, ángel de acero, ángel negro - policía del CPPV, en especial los que llevan una armadura con jetpack (no son una visión muy frecuente en líneas de monorraíl, en donde los jetpacks son más una molestia que otra cosa).

"Joder, me di la vuelta y allí había dos ángeles metálicos mirándome fijamente. Por poco me cago de miedo".

Armario - una papelera o contenedor de deshechos similar.

"¿Has mirado en los armarios a ver si hay algo?"

Autoservicio - un transporte de comida.

"Becka y yo nos colamos en un autoservicio y comimos hasta reventar".

Bailar - dar patadas al suelo (para entrar en calor).

"Si tienes frío, baila un rato".

Bailar pegados - compartir un saco de dormir. También se usa como eufemismo de coito.

"Yaiza y yo estuvimos bailando pegados toooooda la noche".

Buscar tesoros - rebuscar en las papeleras en busca de restos de comida y otros objetos de valor.

"¿Este dataóptico? Lo encontré ayer buscando tesoros. Es increíble lo que la gente tira hoy en día".

Cándido - policía del CPPV.

"Cuidado, por allí vienen dos cándidos".

Cerrar las persianas - dormir.

"Carlos ha cerrado las persianas".

Chila - mochila.

"¿Dónde coño has dejado la chila?"

Coger el último - morirse.

"El pobre Diego cogió el último el otro día".

Cogido al vuelo - algo muy difícil de hacer.

"¿Bajarse en marcha? ¡Tú estás loco o qué, eso es cogido al vuelo!".

Culebrear - viajar en monorraíl.

"Creo que mañana culebrearé hasta el barrio del Volcán...".

Dar un masaje - dar una paliza.

"El otro día unos niñatos le dieron un masaje al pobre Jon".

Dejar tu marca - orinar/defecar.

"Ufff... no me aguantaba más y dejé mi marca en mitad del andén".

Echar la siesta - fingir un desmayo para que tus compinches aprovechen la confusión para robar modiums.

"Yo me eché la siesta mientras Pat y Caleb pescaban tubos".

Engrasar el raíl - ser arrollado por un monorraíl.

"Todos los días cientos de personas engrasan el raíl en Vettera, ¿y a quién le importa?"

FHS - siglas que indican que alguien tiene frío, tiene hambre y tiene sed (de bebidas alcohólicas, se sobreentiende).

"Estoy FHS, ¿tienes algo de ropa o comida de sobra, tuna?".

Filósofo - cuchillo o navaja.

"Como saque el filósofo igual tenemos más que palabras...".

Gran gusano - el Pitón, el gran tren monorraíl que circunvala Vettera.

"Tienes que montar el gran gusano y bajarte en el barrio Nevado, tuna".

Hacerse un feo - tener sexo con un alienígena.

"¿Alguna vez te has hecho un feo con una úkara, cariño?"

Hervir la tela - limpiar la ropa. En caso de emergencia y, si no queda otro remedio, algunos tunantes optan por hervir su ropa en agua para limpiarla de parásitos.

"Qué mal hueles, creo que ya te toca hervir la tela".

Hongo - un no-tunante o un tunante que se queda durante más de un año en el mismo lugar.

"Miguel se ha vuelto un hongo".

Jeitu - contracción de "Hey, tú". La forma común de saludo entre tunantes.

"Jeitu, ¿cómo lo llevas?"

Jilar - tomar drogas.

"No jilo, tuna".

Jilón - drogadicto.

"Cuidado con ese, es un jilón".

Lunático - loco, perturbado.

"Cuidado con ese, es un lunático".

Mala ruta - una línea de transporte en donde ahora no toleran a los tunantes debido a las pasadas acciones de alguno de ellos.

"No vayas por ahí, es una mala ruta".

Masajistas - grupos de matones. Frecuentemente se refiere a los agentes de seguridad del monorraíl.

"¡Corre idiota, que vienen los masajistas!"

Montar el gusano - subirse al monorraíl.

"Monta el gusano y lárgate de aquí, no quiero volver a verte por este barrio, tuna".

Muñeco - niño o joven inexperto.

"¿Te has perdido, muñeco?"

Parche - comida fresca.

"¿Tienes algo de parche? Puedo pagarte o podemos bailar pegados, si quieres..."

Pasar la peste - ser contagiado de una enfermedad, frecuentemente de transmisión sexual.

"Esa asquerosa me ha pasado la peste".

Pensión - prisión.

"Lo último que supe de mi madre fue que andaba por la pensión por pescar tubos".

Pescar tubos - robar modiums. Carterismo.

"Esta es la mejor hora para pescar tubos... si es que se te dan bien esas cosas, claro".

Pinchito - acto sexual (entre humanoides).

"¿Echamos un pinchito, guapa?"

Pitonear - limitarse a dar vueltas en la gran pitón (un monorraíl que circunvala Vettera y que nunca se detiene), generalmente mientras descansa, se piensa a dónde va o convalece de una enfermedad.

"¿Qué piensas hacer, pitonear hasta que se te caiga el pelo?"

Pulir los pies - caminar. Ir a algún sitio caminando un largo trecho.

"Irémos hasta allí puliendo los pies".

Ropa guapa - la mejor muda de ropa que tengas.

"Para ir a pedir empleo siempre llevo la ropa guapa".

Sandio - un agente de seguridad del transporte público.

"¡Corre, que vienen los sandios!"

Sobre - saco de dormir, objeto indispensable para los tunantes.

"Estoy cansado, me voy al sobre".

Soplacristales - una persona ingenua y confiada.

"Menudo soplacristales, se ha creído que soy un puto cándido".

Tuna Tunante. Forma de dirigirse a un tunante si no conoces su nombre o no quieres decirlo.

"Quita tus manos de esa comida, tuna".

Vagonear - tener sexo en un monorraíl en marcha.

"Aprovechamos para vagonear un rato".

Vagonero - un no-tunante al que le excita practicar el sexo en un monorraíl en marcha. A menudo usado despectivamente.

"No llores, esa vagonera no te merece".

Zurramáquinas - alguien que se dedica a zurrar a las máquinas habitualmente. "Jorge es un zurramáquinas. No me extraña que se meta en tantos líos".

Zurrar a la máquina - forzar una máquina expendedora para obtener algún producto.

"Zurra a la máquina y sácame un sándwich, que tengo hambre".