Número: 50. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Draza Mihailovich (o Mijailovich, dependiendo de las fuentes) es una figura controvertida dentro de la Segunda Guerra Mundial. Para algunos es un héroe, para otros es un terrorista. Seguramente, su mayor defecto fue no entender la política internacional de su época.
Nació en 1893 en Ivanytza, una pequeña ciudad cerca de Chachak (Serbia). Su padre era maestro de escuela. No eran una familia muy acomodada, pero tenían lo suficiente para vivir. En 1910, Mihailovich entró en la Academia Militar, esta decisión acabaría marcando el resto de su vida. En 1912, sus estudios militares fueron interrumpidos por la guerra serbo-turca. En ella participó como cabo-cadete, fue condecorado dos veces y ascendido a cadete-sargento. [Nota: la denominación "cadete" es debida a su pertenencia a la academia]. Más tarde participó en la guerra entre serbia y Bulgaria. En ella fue condecorado con el Águila Blanca y ascendido a subteniente. Participó con su regimiento en la Primera Guerra Mundial y recibió más condecoraciones. La más llamativa fue el Águila Blanca que recibió por una acción en 1918 cerca de Shtip. Por aquello le ascendieron a teniente.
Tras este intenso período bélico, Mihailovich volvió a sus estudios militares. En 1929 realizó un curso de seis meses con el ejército francés. Tras ello fue ascendido a oficial y destinado primero a Soffa y luego en Praga.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Mihailovich estaba en el Estado Mayor yugoslavo. Desde su posición defendió la doctrina de abandonar la defensa de las fronteras yugoslavas frente a un enemigo más poderoso como el alemán (ya había visto lo que habían sido capaces de hacer a un ejército como el francés con el que él había estudiado) e intentó que el ejército organizara una serie de puntos fuertes en el interior montañoso del país desde el cual llevar una larga guerra de guerrillas contra el posible invasor. Una guerra de guerrillas, suponía Mihailovich, que el ejército alemán no podría soportar. Su doctrina no fue escuchada y cuando la invasión alemana fue inminente, fue destinado al mando de una división motorizada, en las cercanías de Doboy (Bosnia).
El general Simovich, su superior, capituló ante los alemanes, pero Mihailovich, pensando que lo hacía sin autorización del gobierno, decidió mover a su división hacia Serbia donde esperaba unirse al grueso del ejército yugoslavo. Desconocía Mihailovich que dicho grueso no existía ya (se había producido la capitulación) y dicho avance le llevó de frente contra una de las columnas de avance alemán, tras un duro combate, se retiró con los restos de división a las colinas. Tras la guerra le preguntaron si no recibió la orden de capitulación en aquellos días. A lo que contestó: "¿Capitulación? No sé lo que es la capitulación. He servido en el ejército durante muchos años y nunca había oído esa palabra"
Tras su retirada, el coronel Mihailovich se dirigió a Ravna Gora donde llegó el 8 de Mayo de 1941 y donde organizó su primera fuerza guerrillera. Fue la primera fuerza guerrillera organizada en Europa contra los alemanes. Operando de Ravna, las autoridades yugoslavas le fueron concediendo mayor responsabilidad. Le nombraron general-mayor el 7 de Diciembre de 1941, Ministro de Guerra el 11 de Enero de 1942, teniente-general ocho días más tarde y, finalmente, en Junio de 1942, General y Comandante en Jefe. La primera preocupación de Mihailovich fue defender a la población serbia de las acciones de los Ustashis que, directamente intentaban exterminarlos. Además quería desplegar una fuerza "oculta" por todo el país lista para el momento que los Aliados desembarcaran para ayudarles. Cuando Alemania atacó a Rusia, la disminución de la presencia alemana en Yugoslavia favoreció sus actividades en Serbia y Montenegro, pero las dificultades de los Aliados en el norte de África le obligaron a cambiar sus objetivos centrándose en el sabotaje de la línea de ferrocarril entre Belgrado y Salónica. Estos sabotajes contribuyeron mucho a dificultar el abastecimiento del Afrika Korps. Tras la liberación del norte de África, volvió a extender sus acciones por todo el país.
Las actividades guerrilleras de las tropas de Mihailovich fueron un quebradero de cabeza para los alemanes desde 1941. Primero intentaron lograr un armisticio con él (el general Dankenmann), pero Mihailovich exigió la retirada de todas las tropas alemanas lo que hizo cualquier acuerdo imposible. Luego intentaron acabar con él militarmente y finalmente mediante una política de represalias. Por cada alemán muerto por las tropas de Mihailovich, el general Bader mandaba matar a 50 civiles yugoslavos. Eso llevó a que Mihailovich adoptará una actitud más cauta y menos agresiva y le obligó a proteger a la población civil, pero no disminuyó el respeto que los alemanes tenían a sus capacidades, ya que en Julio de 1943, las autoridades llegaron a ofrecer 1.000.000 marcos de oro por su captura, vivo o muerto.
La situación de Mihailovich no era, por otro lado, muy sencilla. Había perdido muchos hombres en sus acciones y la falta de material militar era muy importante. Los Aliados le felicitaban por su resistencia y le mandaban comunicaciones de apoyo, pero poca ayuda efectiva. Aunque la diversión de fuerzas alemanas interesaba mucho a los planes Aliados, no podían permitirse, por acuerdos políticos con la Unión Soviética, que la guerrilla no comunista (o pro-monárquica) liberara Yugoslavia. Un firme apoyo occidental hacia la liberación yugoslava podría haber provocado un esfuerzo bélico menor por parte de los rusos o incluso que buscaran una paz por separado con los alemanes tras llegar a las fronteras originales de 1939. Esa posibilidad pesaba mucho en las decisiones estadounidenses y británicas. La puntilla política de Mihailovich tuvo su escenario Teherán. El líder guerrillero fue ajeno a la celebración de la Conferencia, pero en ella, los Aliados decidieron apoyar con todas sus fuerzas a las guerrillas comunistas de Tito.
El 20 de Octubre de 1944, el ejército soviético entró en Belgrado y apoyó públicamente al gobierno de Tito (que había liberado parte del país, incluida la capital, antes de la llegada de los rusos). Mihailovich no aceptó el gobierno soviético ni la figura de Tito al que no veía como un representante legítimo (elegido) del pueblo yugoslavo ni como sucesor del anterior régimen yugoslavo (el monárquico). Se da la contradicción de que ordenó a sus tropas colaborar con los soviéticos para expulsar a los alemanes, pero, aún así, las nuevas autoridades yugoslavas le declararon en rebeldía, le acusaron de haber cometido crímenes contra la población civil durante la guerra, de haber colaborado con el enemigo (con los alemanes) y ordenaron su captura.
Mihailovich permaneció en las mismas montañas en las que había luchado contra los alemanes, escondiéndose de sus nuevos perseguidores. Su estado de salud se deterioraba por las malas condiciones y algunos de sus seguidores le sugirieron que abandonara el país. Mihailovich se negó y, al final, el 13 de Marzo de 1946, fue capturado. Juzgado por una corte militar en Junio de ese mismo año, fue condenado a muerte y ejecutado el 17 de Julio de 1946.