DESDE EL SÓTANO
Nº: 198 . 3ª época. Año III
Gas Somnífero Por: Roberta Alias
 

Gas somnífero

Es posible que el primer caso famoso de un robo en un domicilio con gas somnífero fuera el del piloto de fórmula 1, pero es cierto que este método, no muy popular, ya se había utilizado con anterioridad en otros lugares, incluyendo Cunia. Llenar una casa de gas somnífero, además de peligroso (podría ser mortal), requería de una un volumen enorme y unos preparativos previos (sellar la vivienda) que, sin duda, llamaría la atención de cualquier vecino o policía de la zona. Cuando se realizan allanamientos y hurtos con este método, el gas se lleva en un spray que se rocía sobre las víctimas que ya están dormidas (o a punto de) y lo que provoca el gas es que la víctima duerma profundamente y no se despierte (cualquier TA estará penalizada con 1 GD para despertarse). Si la víctima está despierta o se percata del ataque (TA de Alerta) debería realizar una TA de Vitalidad para ver si se resiste a los efectos del somnífero. Esta TA podría estar modificada por la calidad del somnífero: no es lo mismo el que se usa para anestesias o para animales (más flojo) que el de uso militar o policial.

Una de las dificultades del uso del gas somnífero en robos en viviendas es la dificultad de conseguirlo. Dependiendo del origen del producto, tendremos diferentes dificultades para conseguir su objetivo

Dificultad difícil (+1 GD): En internet se pueden encontrar algunos productos de venta para curar el insomnio. Son sprays con cantidades mínimas de melatonina (1 mg por cada 30 ml) cuya eficacia es dudosa (hay mucho efecto placebo en sus resultados prácticos) y que pueden costar unos 25 euros. Sí, algunos ladrones de casa han probado a robar con estos productos y sí, lo sabemos porque han acabado en Isla Diablo o peor. Algunas páginas o tiendas que venden productos de seguridad como gas pimienta puede que tengan acceso a sprays somníferos para animales salvajes. El precio será de unos 40 euros, pero su eficacia en personas tampoco es muy alta porque están pensados para pequeños mamíferos (perros, gatos, mapaches) o roedores.

Dificultad normal (0 GD): En el mercado hay diferentes productos industriales, pero casi todos son de uso médico (se pueden conseguir en laboratorios farmacéuticos) o de uso policial y militar (solo se encontrará en empresas especializadas en seguridad o en los arsenales militares). En otras palabras, solo podrás conseguirlos mediante allanamientos en sitios bastante vigilados o acudiendo al mercado negro (TA de Bajos Fondos). Eso significa caro: un frasco para un uso podría salir por 75 euros (el doble si es de uso militar). Su eficacia está contrastada e utilizarlos es sencillo.

Dificultad fácil (-1 GD): Algunas personas poseen los conocimientos químicos suficiente para preparar compuestos que, al mezclarlos, generan vapores somnolientos. Utilizarlos es más complicado porque hay que acertar bien en las proporciones (peso corporal de la víctima y metros cúbicos de la habitación). Si la proporción es baja, la sustancia no tendrá efecto y si es alta, las víctimas enfermarán o morirán. El preparador preparara varios componentes (normalmente dos) e indicará al ladrón las proporciones adecuadas en función de las características del objetivo, pero salvo que se trate de un PJ especializado, no acompañará al ladrón a su lugar de trabajo. Eso implica que la "mezcla" debe prepararla él (una TA de Medicina o de Explosivos, por su parte química, o Conocimiento química si tiene para aplicarlo). La TA de elaboración tiene una penalización de +1 GD (un fracaso dañará a las víctimas, lo que convertirá el robo en un intento de asesinato y una pifia matará a las víctimas, lo que borrará "intento" de la acusación anterior). Eso sí, una vez aplicado, el efecto sobre los objetivos tendrá un bonificador de -1 GD.

Algunas leyendas urbanas aseguran que se ha utilizado este método para realizar violaciones asaltando la casa de la o las víctimas. La policía no tiene registrado ninguno de estos casos en Cunia, lo que no significa que no hayan ocurrido porque las víctimas no siempre denuncian. Sin embargo, se nos antoja un método complicado para este fin.

Insistimos en lo indicado al principio del artículo. Los asaltos a viviendas con gases somníferos son minoritarios. Para los ladrones es más fácil asaltar viviendas vacías o utilizar la violencia. Sin embargo, para los robos por encargo (un objeto especial en una vivienda concreta) a veces sí se recurre a este método como única alternativa viable.

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