DESDE EL SÓTANO
Nº: 148 . 3ª época. Año III
Zagato Maserati Mostro Por: Estella Fernández
 

Zagato Maserati Mostro

En un hotel de la Playa Infanta se celebró a finales de noviembre un encuentro privado entre diversas personalidades del mundo. Fue un encuentro discreto, ajeno a la prensa rosa y salmón, que también pasó desapercibido para muchos habitantes de Cunia. El objeto, contenido y conclusiones de dicha reunión no ha trascendido, pero entre los mentideros de la ciudad federal se especula con una posible partida de póquer sin límite que se celebró en las instalaciones del hotel.

Quizás lo único que llamó la atención a los curiosos fue esta foto publicada en un periódico nacional de uno de los asistentes al evento. Se trata de un Zagato Maserati Mostro, uno de los cinco vehículos fabricados de este modelo y cuyo dueño es desconocido, pero varis fuentes apuntan Rafael Rodríguez o alguien cercano a él.

Zagato es un constructor, especializado en carrocerías, que mediante acuerdos con casas de alta gama modifica modelos de lujo para convertirlos en modelos únicos a precios inalcanzables. Siempre coge algún modelo llamativo y le añade y modifica cosas para darle su sello especial.

En 1957, la casa Maserati participó en el campeonato de aquel año con un modelo conocido como Maserati 450 S. Poco después, el especialista en carrocerías Zagato fabricó un modelo coupe (que participaría en Le Mans, pero no terminó debido a un accidente) y que fue conocido como Maserati 450 S Mostro Zagato. En el año 2015, coincidiendo con el centenario de la casa Maserati, la compañía Zagato recuperó ese diseño y lo adaptó a los nuevos tiempos creando así el Zagato Maserati Mostro. Toda la carrocería es de fibra de carbono (en monocasco) y el chasis combina este material con el acero. Es de tracción delantera y tiene un motor V8 de 4200 cc y 420 CV, el monstruo que le da nombre. Lleva una caja de cambios de 6 velocidades semiautomática y lubricación por cárter seco (un sistema pensado para coches de carreras). Solo se construyeron 5 unidades y, en teoría, estaban destinadas a la competición, pero adaptarlos para la circulación por carretera no era difícil y eso debe haber pasado con el ejemplar que ahora está en Cunia.

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