DESDE EL SÓTANO
Nº: 77 . 3ª época. Año III
El pico de las tormentas Por: Joaquín Rodrigo
 

El Pico de las Tormentas

Aproximadamente a media distancia entre la costa y las Montañas Grises, en la cordillera que separa las Llanuras del Este de la Tierra de los Volcanes, existe un lugar al que muy pocos osarían acercarse: el temible Pico de las Tormentas.

Esta formación eminentemente rocosa se eleva hasta perderse de vista entre las nubes del cielo. Ni los más ancianos recuerdan un momento en el que tan característico velo haya abandonado el lugar. Por añadidura, muy a menudo se pueden observar tormentas con innumerables rayos hendiendo la montaña como si el Gran Espíritu, ofendido por el poderío del Pico, pretendiese partirlo en dos.

Todo ello ha convertido el Pico en un lugar especial. Las vistas desde los alrededores son sencillamente impresionantes. Toda caravana que se dirige hacia el grakin del río Darnar hace una pequeña parada en alguno de los parajes desde los que se divisa el Pico de las Tormentas para deleitarse con el paisaje. Y esto es algo conocido por los bandidos de la zona, que aprovechan el menor descuido para atacar a las caravanas menos protegidas y hacerse con todo el botín posible.

Que se sepa, en las cercanías del lugar existe al menos una gran colonia de arwan que custodia celosamente el paso hacia la cima, probablemente la mayor y más importante de Pangea. Para ellos es un lugar sagrado al que solo ciertos elegidos pueden acceder. Se rumorea que la poderosa shawak local es la descendiente directa de Arja, la primera shawak. Desde luego si realiza sus ritos de veneración a la tormenta en ese lugar, no cabe duda de que su poder es considerable. En las escasísimas ocasiones en las que algún arwan viajero ha estado más charlatán que de costumbre, ha llegado a afirmar que en Er'haradras (el nombre que ellos utilizan para el Pico) se encuentra la puerta hacia Ariván, el paraíso arwan.

Las leyendas dwaldur, por su parte, afirman que en la cúspide de esa montaña (que ellos denominan Kramajar) Tarkhas el Forjador enarboló su hacha por vez primera contra el Espíritu Oscuro. La tradición afirma que la tremenda furia de los elementos y las terribles energías mágicas desatadas por los contendientes transmutaron toda la roca de la cima en una inmensa veta de hierro puro al aire libre. En aquella batalla no hubo un vencedor según las crónicas dwaldur: el Espíritu Oscuro huyó muy dañado pero no vencido, y el Primer Hacha (Kul) del malherido Tarkhas resultó quebrada en el enfrentamiento, quedando allí mismo sus restos. Algunos eruditos afirman que fue también en Kramajar donde Tarkhas forjó su Segunda Hacha (Kora), usando el hierro que surgió de la roca tras la batalla. Cuesta poco imaginar el valor tanto material como espiritual que alberga el lugar para los esforzados dwaldur.

En varias ocasiones se han organizado expediciones desde el lejano reino dwaldur de Grejkham tanto en solitario como mediante un esfuerzo conjunto de varios reinos. Todas tenían un objetivo claro: llegar a la cima para verificar si es cierto lo que dice la leyenda. En todas y cada una de ellas se han encontrado con una fortísima oposición por parte de los poblados Arwan del lugar, que hasta el momento han conseguido que las misiones fuesen un fracaso.

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