Milo&Rinaldo
Milo&Rinaldo es el nombre comercial una firma de alta costura cuniense, que toma su nombre de los seudónimos de sus creadores: Milo (Miquel Tuno) y Rinaldo (Ricardo Ibáña).
Comenzaron su andadura en el mundo de la moda a mediados de la década de los Ochenta. Barceloneses ambos, el primer encuentro profesional de ambos se produjo cuando coincidieron en el departamento de diseño de una conocida empresa catalana. A raíz de esa relación laboral decidieron irse a vivir a Sitges, en donde abrieron su primer establecimiento. Tres años después se mudaron a Cunia e instalaron su taller en la C/ Góngora, desde donde a día de hoy siguen comercializando sus trabajos en común. Son socios de Matilde Navarrete, la propietaria de Mujer oculta (ver artículo aquí: ) y muchos de sus diseños de lencería son presentados en primicia en el establecimiento que ésta regenta.
En 1990 diseñaron su primera colección, que presentaron en un desfile en Nueva York. A partir de entonces y con la creación de la Pasarela Cibeles (ahora Cibeles Madrid Fashion Week), comenzaron a presentar dos colecciones de prêt-à-porter cada año.
En 1994, después de reparar en la gran demanda de sus vestidos de novia, decidieron crear su primera colección y presentarla en un desfile en Cunia. En ese momento se revelaron como pioneros en un sector al que más tarde se incorporarían muchos otros diseñadores.
En el año 2000, con la intención de diversificar su negocio, lanzaron su primer perfume para mujer, Akkhelarre y recientemente se han iniciado en el diseño de joyas. Además, su amor al arte y la cultura les ha llevado a colaborar en producciones teatrales y cinematográficas, como las obras de teatro Dracs, Rerum Demoni o la aclamada Rinascita y la película Mi gran boda griega (2002), en la que la actriz Nia Vardalos lucía un vestido de novia diseñado por ellos. Por último, también fueron los autores del interior de la sexta planta del Hotel Plaza de Cunia, una obra colectiva de arquitectura y diseño internacional inaugurada en 2006. Sus creaciones no sólo se conocen en España, sino que se extienden por todo el mundo en países como Japón, Alemania, Italia, Francia, gran parte de Sudamérica y Estados Unidos.
Lo que la realidad esconde
Todo comenzó hace ocho años. Milo y Rinaldo debían mucha pasta a un tipo, un tal Sergei Iurahov, un traficante de segunda con tenues lazos con los Latinos que llevaba años fiándoles el importe de la coca para regalar a sus amigos en saraos pijos. Pero todo el mundo al final se cobra las deudas y Sergei no era un ángel de la caridad. Al no poder pagarle lo que le debían, Sergei reclamó una participación en la empresa, que había sido su plan original desde el principio (quería hacerse "un poco más legal"). Temerosos ante lo que podría significar para su imagen pública su asociación con un traficante condenado, optaron por tomar medidas extremas: a través de Internet contactaron con una pareja de sicarios colombianos a los que pagaron el billete hasta España y devolvieron una semana más tarde a Medellín.
Durante las siguientes semanas Ricardo y Miquel vivieron bajo el continuo temor a que lo que habían hecho fuera descubierto por las autoridades o a que los amigos de Sergei vinieran a vengarse. Nada de eso ocurrió; el caso, como tantos otros, quedó sin resolver y por entonces los Latinos tenían otros problemas de los que preocuparse (como la reciente muerte de Don Carlos, su jefe).
Sorprendidos ante la facilidad con la que habían salido impunes, enterraron el asunto... de momento. En el año 2008, la empresa empezó a ir mal. Estábamos a comienzos de la crisis y las cuentas comenzaron a resentirse. Y entonces Milo (¿o fue Rinaldo?) tuvo una idea: ¿por qué no aprovechar la cobertura legal que proporcionaba su empresa para traer sicarios colombianos (en donde poseían una pequeña filial) a España y devolverlos después a su país? Con más suerte que otra cosa y gracias a la impagable ayuda de sus socios colombianos, durante los últimos cuatro años han articulado un pequeño servicio de "importación" de sicarios que pueden ser contratados a través de Internet de forma anónima. Poco a poco han asumiendo mayor volumen de trabajo y actualmente son responsables de algunos de los crímenes que no han podido ser resueltos por la Policía durante el año pasado.
Por supuesto, no son ellos quienes se ocupan de esta faceta oscura de su empresa. Para ello han contratado a Jorge Caba, un colombiano que actúa como enlace con sus socios de Bogotá (que son quienes se ocupan de seleccionar al "personal" que envían a España). Una vez Caba acepta un encargo, se pone en contacto con sus jefes del otro lado del Atlántico. Después, Milo&Rinaldo contrata al sicario para algún trabajo temporal (contratarles como 'modelo' es habitual, lo que ha hecho enarcar más de una ceja en aeropuertos y Oficinas de Extranjería). Una vez el sicario llega a España, Caba se encarga de recogerlo en el aeropuerto, trasladarle hasta donde sea necesario, alojarle y explicarle los detalles del trabajo. Cuando todo termina Caba le paga, se asegura de que no beba, se drogue o cometa otro estúpido desliz antes de regresar a Colombia en el primer avión que salga hacia allí.
Hasta ahora ha ido como la seda.
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