Compañía de taxis Cuniense
(C/ Gras y Granollers 46)
En el barrio del puerto, un imponente edificio de dos plantas que anteriormente fue la lonja ahora es un servicio de taxi para toda Cunia. Los taxis Cunienses tienen una peculiaridad, llegan a cualquier parte de la ciudad y ofrecen un excelente servicio a todo aquel que pague su carrera y dé conversación amena a los taxistas. El edificio en sí es un edificio robusto provisto de algún adorno interesante de épocas pasadas. La planta de arriba sirve de oficinas para el papeleo y de despacho del director y la planta de abajo es un garaje que abarca 66 vehículos, un taller, una garita para el guardia y un área de descanso para los conductores.
La realidad
Julio Cortázar, jefe de la compañía, fue en su época un conductor de carreras muy importante en toda Cunia. En el punto álgido de su carrera fue trincado por la policía y estuvo metido en la cárcel 12 años. Al salir quiso vivir una vida digna trabajando como conductor de taxi en la compañía de su hermano.
Pero un día en su turno de noche entró en su coche un delincuente y le amenazo con que si no arrancaba el coche le rebanaría los sesos con su pistola. Julio no tuvo otra que aceptar y de esta manera evadió cuatro coches de policía sin ningún problema. Aquel día fue el día más feliz de su vida, volvía a los viejos tiempos. Llevó al delincuente a donde le dijo y tras dejarlo en la calle se quedó recordando un rato en aquellos tiempos…lástima que ya fuera viejo para aquellos trotes.
Pasados dos años muere su hermano tiroteado y le deja a Julio la compañía casi en bancarrota. Julio sabía lo que hacer…tenía que hacer de la compañía algo más…y así lo hizo. Creó un negocio clandestino de carreras ilegales en el barrio del puerto y un tinglado de robo de coches. Pero por si eso no fuera poco contactó con algunos contactos suyos de la cárcel y consiguió una docena de conductores jóvenes y con ganas de aprender que se encargarían de llevar mercancía ilegal en sus maleteros (drogas, armas e incluso cadáveres…), hacer de conductores en algunos golpes importantes, transportar ciertas personas a ciertos lugares e incluso dejar coches bomba. Hoy en día aún sigue vigente esta doble cara del negocio y con eso Julio ya se ganó la confianza de muchos jefes del crimen de Cunia.
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